¿Cómo extraerlos?

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Aún quedaban algunos minutos antes de la puesta de sol, sabía que tenía visitas en casa y que por esa noche eran su responsabilidad, pero antes de volver decidió pasar por el hospital para ver a Lana. Ya había pasado una semana en aquel lugar y no había día que Luzu no pasará a verla varias veces, esperando alguna mejoría de su parte, pero nada parecía cambiar.

-Joven Luzu- lo saludó la enfermera de turno- ¿cómo se encuentra hoy?- preguntó con una sonrisa.

-Bien, no hace mucho terminé de hacer un recorrido por el pueblo- respondió con calma- ¿Cómo siguen Lana y las demás doncellas?- inquirió.

La expresión de la enfermera cambió a una un tanto triste- aún no hay cambios, se mantienen estables y los últimos resultados de los estudios dieron normal en todas ellas pero...- se abstuvo de hablar de más.

-¿Pero?- Luzu parecía un tanto preocupado- Corin, por favor, ¿pasa algo?- le pidió.

La enfermera suspiró- esto no es de mi incumbencia, porque la verdad es que no sé mucho sobre el tema, pero el estado de las doncellas creo que se trata de algo más espiritual que físico. No sé si me explico- dijo con calma.

-¿Algo más espiritual?-.

-Las doncellas protegen el estado espiritual del pueblo y sus habitantes, así que el daño en ellas debe ser espiritual y quizás sea eso lo que las mantiene en ese estado de letargo- dijo pensativa.

-Entiendo- Luzu lo pensó un poco- sino te molesta, pasaré a verlas una vez más-.

-Claro, adelante-.

Luzu atravesó la entrada principal que daba directo a las habitaciones, caminó por el largo pasillo hasta la última habitación, la más amplia del hospital. Frente a la puerta había dos guardias protegiendo la entrada y dentro dos enfermeras que cuidaban de ellas. Lo saludaron cuando ingresó y le dieron la privacidad que necesitaba.

Tomó asiento al lado de la cama donde Lana se encontraba, dejando una suave caricia sobre su mejilla. Se sentía tan cálida como siempre, al verla tan calmada parecía que sólo estuviera durmiendo.


-Joven Luzu-.

Despertó cuando sintió una mano moviendo su hombro, vio a una de las enfermeras cerca de él. Se había quedado dormido con sus brazos cruzados y apoyados al lado del brazo de Lana y con su cabeza apoyada entre ellos.

-¿Qué hora es?- preguntó en un bostezo.

-Van a ser las 11- respondió la joven.

-¿Ya tan tarde?- se estiró para desperezarse- será mejor que vuelva a casa- dijo mientras la enfermera asentía- descansa Lanita, mañana vendré a verte otra vez- se despidió dejando un suave beso en sus finos labios.

Se despidió de la enfermera y los guardias que habían cambiado de turno. Era la primera vez que veía un cambio de guardia, pero era lógico, todos debían descansar al menos unas horas.
Caminó por el largo pasillo directo a la salida, pero unos susurros llamaron poderosamente y atención, tomó otro pasillo que lo llevaba a la izquierda hasta la última de las habitaciones. El susurro iba aumentando conforme se acercaba.

-¿Sabes cómo extraer el fragmento que del joven Rubius?- preguntó Merlon seriamente a Gaia que se encontraba tumbada en una cama, recuperándose de las heridas.

-No sin matarlo- respondió sería.

-Entonces olvídalo- la reprendió el anciano- en cuanto lo hagas el joven Vegetta te matará a ti, y todo quedará en la nada misma-.

-No sé de qué otra forma podríamos extraerla entonces- respondió con la misma seriedad perdida en sus pensamientos.

-¿Qué más me estás ocultando, Gaia?- preguntó con voz y semblante autoritario, casi amenazador algo poco común en el afable anciano.

-Híbridos- soltó suavemente abriendo más sus ojos y mirando a Merlon- Rubius es un híbrido- dijo irguiéndose en la cama, quedándose sentada mientras Merlon asentía.

-Si lo es- le confirmó.

-Okey okey okey, escucha- dijo seriamente ordenando sus pensamientos en su mente- antes de llegar a Karmaland, pasé por dos poblados más que terminaron en ruina. Investigue entre los sobrevivientes sobre los guardianes de sus fragmentos, me dijeron que quienes los atacaron extrajeron los fragmentos de sus guardianes, un híbrido de conejo en un poblado y un híbrido de serpiente en el otro- dijo con calma analizando sus propias palabras.

-¿Quieres decir qué los siete guardianes son híbridos?- preguntó Merlon.

-Eso parece, Rubius es uno de los guardianes y es un híbrido- respondió con calma- aunque- volvió a recostarse- me dijeron que luego de que les extrajeron los fragmentos, ninguno volvió a ser el mismo-.

-¿Qué significa eso?-.

-No lo sé- negó con cuidado- pero ahora también sabemos que Less sabe cómo extraerlos sin matarlos... debemos averiguar cómo- se quejó ligeramente sujetando su costado.

-¿Estás bien?- preguntó el anciano con preocupación.

-Sí, descuida... sólo necesito descansar un poco- respondió cerrando sus ojos.

Merlon se puso de pie en silencio para salir de la habitación y dejar descansar a Gaia. Miró hacia el pasillo y no había nadie por ahí, no se escuchaba nada más que el pitido de algunas máquinas y los pasos de alguna enfermera que se movía de un lado a otro.
Una noche tranquila, demasiado tranquila.


En otro lugar de Karmaland, en una gran isla flotante, una enorme fortaleza, él parecía dormir muy tranquilamente pero era en sus sueños donde su atención se encontraba. Ver a aquel animal por primera vez luego de tantos años se le hizo muy extraño. Sin embargo sabía que algo estaba ocurriendo y que su acompañante intentaba de alguna forma advertírselo.

-¿Por qué ahora hablas conmigo?- preguntó Rubius.

-Porque ahora es el momento- respondió su acompañante, un imponente oso marrón.

Rubius no sintió miedo ante la colosal presencia- ¿Qué es este lugar?- preguntó mirando en varias direcciones sin ver nada más que un espacio en blanco cuál lienzo.

-Una zona de tu mente donde yo habito- respondió el oso caminando en sus dos patas traseras.

-Pues es una zona muy espaciosa- dijo contemplando que no había un final cercano en el horizonte. Corriendo detrás de ese oso.

-Rubén si sabes lo que va a pasar ¿Cierto?- lo vio asentir pesadamente.

-Llevo tiempo sabiéndolo y, no se los demás, pero al menos yo estoy recuperando esos viejos recuerdos-.

Aquel Oso lo miraba en un silencio que rompió- sígueme- le ordenó.

Caminaron hacia un punto que iba pintándose, los colores se arremolinaban entre ellos y pronto se proyectaron contra cada rincón de aquel espacio en blanco dejando a la vista de ambos un paisaje familiar, como si se tratara de una enorme pintura.

-Es Karmaland- dijo Rubius; frente a él hizo aparición el poblado pero era un poco diferente. Era más pequeño y rustico, apenas un puñado de casitas amontonadas. No tardó en darse cuenta que se trataba de una Karmaland del pasado.

-Vamos-.




Bobadas de la Autora: 26/02/2021

Buenas buenas, otro capitulo más ya pude hacer aparecer al oso de Rubius ^^ es que guarda... algo... que no diré jaja shhhhh.

Espero que les este gustando y no les aburra demasiado. Últimamente estoy un poco bloqueada para escribir mis historias. En fin

No se olviden de picar a la estrellita y pedir su deseo.

¡¡See you soon!!

Tú Conmigo y Yo ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora