¿Depresión?

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La vuelta a Karmaland de Luzu, Alexby y Merlon fue silenciosa. El más pequeño murmuraba sólo para sí mismo molesto, Merlon no decía nada caminaba por detrás de los jóvenes no muy alejado a ellos y Luzu iba meditando las palabras que había dicho Rubius durante la pelea con Alex. Realmente era cierto que todos dependían mucho de Vegetta, pero no lo hacían en mal plan o al menos él no lo hacía con malas intención, sólo que el azabache demostraba ser el más apto para liderarlos, era quien tomaba las mejores decisiones en los momentos de presión. Pero entendió a lo que Rubius se refería, en ese momento Vegetta lucha contra sí mismo, sus obligaciones, lo que los demás esperan de él, lo que él desea y espera de él mismo, era natural que tantas emociones lo sobre pasaran de una forma negativa.

Merlon se despidió de ambos ingresando al pueblo para dirigirse a la alcaldía y ver cómo iban evolucionando las cosas dejando a ambos solos en la entrada.

-Puto Rubius- murmuró él menor. Sintió como Luzu exhalaba un tanto fastidiado- ¿Qué? Ya sé que me pase de la raya- exclamó molesto- pero él también- concluyó.

-No me importa su infantil pelea Alexby- contestó Luzu- me preocupa Vegetta, él no está nada bien y hace lo que puede para no demostrarnos que se está desmoronando-.

-Ya, pero él también se lo busco solo, nadie jamás le exigió que fuera "el héroe" del pueblo- dijo cruzando sus brazos.

-Pero jamás le dijimos que no estaba solo, jamás le demostramos que somos tan capaces como él, todo lo contrario, terminamos dependiendo de él de una forma u otra- aceptó el mayor.

Alexby dejo salir un sonido frustrante de sus labios, porque él mismo sabía que era cierto, cintos de veces consulto con Vegetta asuntos que pertenecían a la policía. Y el azabache jamás le negó su ayuda, todo lo contrario, estaba ahí cada vez que lo necesitaba.
De pronto la radio de policía que siempre llevaba con él se puso en funcionamiento. Llamando la atención de ambos.

-Alexby aquí ¿Qué ocurre?- preguntó ajustando la frecuencia.

La voz de la joven recepcionista salió a través del artefacto y se escuchaba asombrada- el joven Willy.... despertó- le informó.

-Voy en camino, cambio y fuera-.

Ambos se miraron sorprendidos y salieron corriendo en dirección a la comisaria del pueblo.



-Vegettita-.

-Dime-.

-¿Tienes hambre?- preguntó- hoy no pudimos desayunar-.

-No... sólo tengo sueño Doblas- respondió.

-¿Por qué no duermes un poco entonces?-.

-¿Y dejarte descuidado?- preguntó- no gracias- susurró.

Rubius frunció su ceño levemente- puedo cuidarme por mi cuenta, triple siete- objetó un tanto molesto.

"...- ahora mira- dijo tomándolo de los cabellos y levantando su cara en dirección a Rubius- ni siquiera eres capaz de protegerlo-..." esa voz nuevamente golpeando sus recuerdos, rio de forma seca- si lo sé... ni siquiera soy capaz de protegerte- dijo frío con su mirada puesta en el suelo.

-Veg...-.

-Has lo que quieras Rubius... has lo que quieras- dijo bajando el tono de su voz.

-¿Qué demonios ocurre contigo?- preguntó con un semblante que mezclaba la exasperación y la preocupación por su esposo.

-Eso quisiera saber yo- respondió devolviéndole una mirada que no expresaba nada más que vacío. Se dirigió a la zona baja del bunker, donde se encontraban las habitaciones y comenzó a arreglar la que ambos compartían, para mantener sus emociones y su mente ocupadas.

Tú Conmigo y Yo ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora