En Camino II

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-Así es, pronto, Aziel regresará a mí y ya no voy a permitir que nadie lo aleje de mi otra vez-.

-Me da igual, sólo no dañes a Rubius, déjalo en paz-.

-No, su asquerosa alma ya ha tocado la tuya y eso es algo que no puedo perdonar-.

-Yo fui quien tomo la iniciativa, Doblas jamás hubiese hecho algo, si vas a descargar tu ira que sea en mí-.

-No voy a discutir esto contigo, solamente vine a ver qué todo estuviera en orden y que ya habías despertado- Less se dirigió a la puerta de salida de aquella pequeña cámara donde Vegetta estaba enclaustrado- ahora, se un buen héroe y estate quieto hasta que termine con los preparativos para mi último movimiento- le ordenó tranquilamente saliendo del lugar y cerrando la puerta con los seguros correspondientes.

-Maldita sea- murmuró- chiqui-.

Miró en varias direcciones, tratando de encontrar alguna ruta de escape, por más pequeña que sea. Pero solo vio una pequeña rendija de acero, por la cual podría pasar, si tuviera alguna herramienta con que abrirla. No hacía mucho tiempo que lo había encerrado en aquel templo en los límites del desierto que antiguamente había Sido su hogar, cuando llegaron a Wakanda lo despertaron para que echar un vistazo a lo que había quedado de aquel poblado que tanto tiempo y esfuerzo le costó construir a él y sus amigos, su familia. Suspiró con frustración.

-Primero lo primero Vegetta- se dijo a sí mismo y se concentró en desatar sus manos primero para luego desatar sus pies.

No muy lejos de él, en unos pisos superiores, Gaia y Red se encontraban trabajando. Él eliminando a los monstruos que se habían generado y adueñado de aquel templo olvidado. Ella estaba tratando de abrirse paso hasta el salón principal que había sido clausurado con Miles de barreras mágicas que les impedían el paso, un trabajo que está agotándola.

-Que carajos con tantas barreras- dijo agotada destruyendo una más- ¿Podrías ayudarme?- preguntó exasperada a su acompañante.

-Podría, pero no lo haré, además tengo mis propio problemas ahora- respondió Red evitando flechas de varios esqueletos a la vez.

-Gaia apresúrate- ordenó el recién llegado Less.

-Es más fácil decirlo que hacerlo- respondió enfocándose en la siguiente barrera- mi energía no es tan grande, quien haya hecho esto tiene un nivel superior al mío o lleva mucho tiempo con sus invocaciones- lo miró molesta- además, las barreras más cercanas al centro son las más fuertes-.

-No me interesa el proceso, solo me interesa el resultado, apresúrate- le ordenó.

-¿Por qué no lo haces tú, entonces?-.

-¿Crees que de poder hacerlo solo ustedes estarían aquí?- preguntó- no seas estúpida Gaia, su pudiera hacer todo por mi cuenta lo haría sin dudar, pero no puedo, no se me está permitido por mi rango de Dios-.

-Siempre puedes renunciar a ese rango ¿O no?- preguntó Red acabando con los últimos zombies.

-Si claro, y los demás Dioses me atraparían en nada- miró a Red que se acercaba agotado- ¿Que tan estúpido crees que soy?-.

-La trajiste a ella- señaló a Gaia- según yo, eso fue terriblemente estúpido-.

-Oye-.

-Yo ya terminé mi trabajo, inútil ¿Y tú?- preguntó con gracia.

Gaia gruñó molesta y continúo con su tarea, obviamente Red no podía ayudarla, él no contaba con habilidades mágicas sin la pequeña esfera que tuvo que cuidar en un inicio, cuando la misma fue extraída de él, la poca magia en su persona desapareció.

Tú Conmigo y Yo ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora