La partida de Karmaland

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-Al final ¿los dejaras escapar?-.

-No tengo interés en la gente de Karmaland, que hagan lo que quieran-.

-Realmente no te entiendo- suspiró resignado- ¿Cuál es tu verdadero objetivo?-.

-El cristal del tiempo, ya te lo había dicho- respondió.

-¿Tanto por un insignificante cristal?- preguntó Red molesto. La verdad era que le molestaba sobremanera que su "socio" tuvieran tantas reservar para con él.

-Sí tan sólo supieras la insignificancia inexistente de aquel cristal, entonces no preguntarías idioteces- dijo serio observando desde una de las montañas como el sol comenzaba a emerger.

Las otras dos figuras que estaban bajo sus órdenes hicieron acto de presencia, pero no adjudicaron palabra alguna hasta que Less no les ordenó.

-No las encontramos- respondió uno de ellos- a ninguna- concluyó.

-Tsk... ¿Less dónde está Gaia?- inquirió Red yendo de un lado a otro- me cargaré a todos en el pueblo si es que la están escondiendo- dijo fúrico.

Less negó levemente- no sé dónde se encuentra, pero quizás donde estén las doncellas esté ella- aventuró.

-Es lo mismo, no hemos dado con ninguna de ellas- murmuró- bien, seguiré jugando con tu lobo nocturno hasta que Gaia no aparezca, y me quedaré con él sino haces algo al respecto-.

-¿Es una amenaza?-.

-Es una advertencia, encuéntrala-.




-Luzu, Willy, Alexby, Fargan ya está amaneciendo, los aldeanos están por irse en cualquier momento- los llamó Rubius moviendo sus brazos para que despertaran todos.

-¿Qué hora es?- preguntó Alexby.

-La seis treinta-.

-Mierda, es muy temprano, no dormimos nada- escuchó como Rubius soltaba una risita- ¿qué te sucede?- preguntó un poco a la defensiva.

-A mi nada- respondió haciéndose el desentendido tratando de no pensar en las pequeñas escenas fargexby de la noche anterior- si quieren quédense, Veg y yo iremos a despedir al alcalde a Elizabeth y a sus hijos- agregó yendo a la habitación delantera del bunker.

A regañadientes todos se pusieron de pie, lavaron sus caras, aunque el cansancio era completamente notorio, y salieron detrás de Vegetta y Rubius camino al pueblo.

Era una mañana muy fresca, no había rastro de muchos enemigos por el camino así que llegar no fue complicado. En medio de una pequeña plaza estaban los aldeanos con sus bolsos con cosas necesarias, habían dispuestos varias camionetas que los alanzaría con mayor seguridad a sus destinos. Algunos aldeanos, dieron un último recorrido por los alrededores, con un semblante serio y triste a la vez, Karmaland era su hogar y debían abandonarlo por protección, el pueblo había crecido mucho, pero en un abrir y cerrar de ojos alguien decidió que era momento de su destrucción. Varios se preguntaban dónde estaban los Dioses a los que tanto les rezaban y por qué aún no habían hecho nada para salvar su hogar.

-No los veo a todos muy convencidos con esa decisión- murmuró Willy quien estaba al lado de Vegetta y Rubius.

-No es fácil- murmuró el azabache- ahora regreso, Rub quédate con Willy- le ordenó despeinando cariñosamente su cabello mientras este asentía.

Tú Conmigo y Yo ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora