―Chapter Forty Three―

1.2K 92 84
                                    

━━━━━━━ ⟡ ━━━━━━━

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

━━━━━━━ ⟡ ━━━━━━━

CHAPTER FORTY // THREE

𝑴𝒚 𝒇𝒂𝒎𝒊𝒍𝒚, 𝑴𝒚 𝒉𝒐𝒎𝒆

━━━━━━━ ⟡ ━━━━━━━

Habían pasado más de tres horas desde que los secuaces de Marco se habían llevado el cuerpo sin vida de Matthew, pero ella seguía, sentada en un rincón abrazada a sus rodillas, sin querer moverse, sumida en un claro estado catatónico, viendo fijamente la enorme mancha de sangre coagulada que había quedado en aquel piso de concreto, la cual indicaba exactamente el lugar en donde él se había desangrado hasta morir.

Sentía como si todo lo ocurrió hubiese pasado en cámara lenta.

No podía dejar de recordar ese último momento junto a él, ella sosteniendo su mano mientras cantaba el estribillo de su canción favorita, Matt acariciando su mejilla con su último esfuerzo haciéndola sentir un confortable y familiar calor en su pecho, uno que no había logrado sentir en los últimos dieciocho años de su vida. Las emociones le ganaron, él seco sus lágrimas para luego verla fijamente y sonreírle una última vez antes de cerrar sus ojos.

Para siempre.

El llanto fue incontenible.

Se regañaba mentalmente por llorar la pérdida de alguien que apenas conocía. Habían pasado solamente unos días juntos, pero, por alguna extraña razón, sentía como si le hubiesen arrancado una parte del corazón y le daba nauseas de solo pensar en lo que harían con su cuerpo.

Suspiro apartando la mirada de aquella gran mancha de sangre seca.

Todo fue su culpa...sí tan solo ella no hubiese...

La puerta se abrió de golpe mostrándole una figura masculina totalmente desconocida la cual capto su atención, más, sin embargo, no volteo a verlo.

El jefe quiere verte—sentencio adentrándose a la habitación

¿Y porque vienes tú si es él quien quiere verme?—contesto con rudeza

Vamos, muévete—ordeno

Al ver que ella no tenía intenciones de ir con él, la tomo con fuerza del brazo y, prácticamente, la levanto para arrastrarla fuera de aquel cuarto.

¡Dije que te muevas!

Comenzó a guiarla por los estrechos y oscuros pasillos de aquel lugar, ella no era realmente consciente de a donde iban ni tampoco tenía intenciones de resistirse.

Se sentía tan cansada mentalmente que simplemente se dejó llevar.

Segundos después llegaron hasta el final del pasillo encontrándose con una lúgubre sala poco iluminada. De a poco sus ojos se fueron acostumbrado a la falta de luz en el lugar y lo primero que pudo ver con gran claridad fueron los diversos contenedores y a lacayos de Marco parados en las esquinas del lugar cargando con armas automáticas.

THE OCEAN - Steve Mcgarrett - [EN EDICION/ 2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora