―Chapter Twenty Six―

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CHAPTER TWENTY // SIX

𝑻𝒓𝒖𝒔𝒕

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Las últimas dos horas no han sido exactamente un paraíso.

Joanie no había dejado de llorar histérica mientras que yo caminaba de un lado a otro dándole suaves palmaditas en la espalda y meciéndola, intentando que así se tranquilizara, pero nada funcionaba.

Ya le había dado de comer, la eh bañado, cambié su pañal y hasta ha podido dormir una hora de siesta, pero se ha levantado muy berrinchuda y, en verdad, ya me quedé sin ideas

—Ya, ya, cariño—golpeando levemente su espalda—Es imposible que tengas hambre de nuevo y el pañal está limpio—suspire—Ya no sé qué...—el teléfono comenzó a sonar—Genial—deje a Joanie en su huevito y fui hacia la cocina para atender—Hola—sentencie

¿Cómo le está yendo a la Supernanny?—indago la voz de Danno del otro lado de la línea

—Mal, Joanie lleva más de una hora llorando como loca, no sé qué le pasa—conteste alterada

¿Pañal? ¿Biberón? ¿Sueño?—cuestiono

—No, no, y no, por eso te digo que no sé lo que tiene porque ya lo eh intentado todo—suspire

Tal vez por estar tanto tiempo con Steve se le pego lo berrinchuda—afirmo

—No lo creo, sabes puede que...—vi a Joan quien mordía su aro de goma con mucha euforia y de inmediato una idea llego a mi mente

¿Puede que? ¿Qué?—cuestiono

—Nada, te quiero, adiós—colgué

Camine hacia Joanie, tome aquel aro de goma y lo metí en el refrigerador por algunos minutos, al sacarlo se lo di nuevamente, ella comenzó a morderlo y dejo de llorar al instante.

—Dios, por fin—pronuncié con alivio al comprobar que mi teoría era cierta—Solo era un diente nuevo—suspire pesadamente sentándome frente a la pequeña Joanie quien sonreía—Casi me rindo, pero no—asegure

Respiré profundo observando las múltiples gotas de agua deslizándose por el ventanal, llevaba bastante tiempo lloviendo y, aunque ahora era mucho menos abundante que hace una hora, no se había detenido en ningún momento. Algo que no me molesta en lo absoluto ya que amo el sonido que esta produce al caer sobre el piso de madera del jardín, es un placer totalmente indescriptible.

Observe el reloj

Ya eran más de las diez treinta pm y aun nos encontrábamos recostadas en el sofá de la sala, en una postura que, aunque cueste mucho creerlo, a mí me resultaba bastante cómoda. Joan se encontraba recostada sobre mi pecho, con una manta sobre ella, mientras oía atentamente una de mis más recientes adquisiciones literarias, a la vez que sus ojos comenzaban a cerrarse poco a poco  

THE OCEAN - Steve Mcgarrett - [EN EDICION/ 2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora