Capítulo VI - Dragón Azul

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"Para dialogar, preguntad primero; después..., escuchad"

Fray Antonio de Guevara

En el extenso y tranquilo cielo, de repente se abrió un portal, saliendo de él un gran dragón azul, que volaba velozmente a través de las nubes. Iida mantuvo su vuelo aún a pesar de que sintió su peso diferente. Era obvio que tenía polizones agarrados de sus patas. Aun así, tenía problemas más importantes que esos extraños seres parecidos a ellos.

La pregunta era, ¿Cómo es que Uraraka los guió al Reino Majikku? Creía el que estaban dirigidos hacia el reino Doragon, no a... Esta parte de Yuuei.

"Maldición" se dijo a si mismo mientras lo que sea que tenía debajo se aferraba con uñas y dientes a sus escamas, tal vez era su primera vez volando, no le sorprendería mucho realmente.

Lo que no estaba esperando, era que una extraña tela gris se enredara en su cuello y hocico, teniendo de repente a alguien tras su cuello guiándolos directamente a las penumbras del bosque Majikku.

Mierda.

Trato de gruñir y de hacer algún signo de advertencia sobre que la caída era realmente más larga de lo que ellos esperan, pero esa cosa extraña aún se aferraba a su mandíbula con fuerza, impidiéndole emitir cualquier sonido.

— Maldita sea, ¿No pueden dejar a mis alumnos en paz por un mes? ¿Un mes? — gruño el ser que tenía detrás y, como si fuera magia, reconoció la voz agotada de ese hombre, era inconfundible. Ese hombre le había enseñado tantas cosas a él y a sus amigos, supervivencia, el agarre de una espada, como desaparecer en el bosque, entre muchas cosas más...

¿Entonces por qué lo está atacando?

Vagamente recordó todo el incidente pasado, joder, están metidos en una grande, ¿No es así?

A lo lejos, y gracias a su aguda vista, logró encontrar un hueco en el bosque, sabía que no iba a poder despegar de nuevo, estaba muy cansado y ese bosque no lo dejaría ir tan fácilmente, pero estos individuos parecían muy determinados a tirarlo al suelo.

Así que, sin previo aviso, cayó en picada hacia ese punto, escuchando los jadeos de sorpresa por parte del hombre.

— ¡Mierda! — la misma tela se retiró de su boca para alcanzar algo que salió volando detrás de su cuerpo, decidió entonces, bajar con más cuidado.

No quería más malentendidos por el día. Tenía que ser sigiloso si quería evitar problemas, si así son de hostiles en el aire, no quiere ni imaginarse como serán en tierra... Pensándolo bien, ya tiene una idea.

Comenzó a dar giros en su aterrizaje, tratando de desorientarlos, pero termino por no sentir más su peso sobre él, no pudo hacer mucho pues segundos después, ya estaba en el suelo. Era momento de enfrentar esto de una vez.

— ¡Joder! — escuchó detrás suyo.

Giro rápidamente su cabeza para encontrar a aquel grupo de individuos colgados de un árbol mientras el mismo material era su soporte y los mantenía con vida.

Cambio su forma dragonaria al instante, teniendo sus manos a cada lado de su cabeza como signo de paz, pero ninguno de ellos parecía creerle.

— ¡¿Dónde está Bakugou!? — exclamó el hombre de hebras negras mientras que sus otros dos compañeros -entre ellos su clon- se mantenían firmes detrás de él, listos para atacar, ante cualquier movimiento del dragón.

La otra era una mujer de mismo color de cabello que ese hombre, pero ella tenía un porte fino, delicado diría él, casi como... Oh mierda. Esto se estaba volviendo cada vez algo más grande de lo que imaginaba.

Lazos entre Mundos [Todobaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora