Capítulo VIII - Dragón Blanco

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"Nuestro universo otorga a cada alma gemela, un reflejo de sí misma, el espíritu afín, y no importa dónde estén o cuán lejos estén unos de otros, incluso si están en diferentes dimensiones, siempre se encontrarán. Esto es el destino; esto es amor".

Julie Dillon

Shōto cayó con algo de brutalidad sobre el bosque más cercano, cuidando que su mandíbula no ejerciera demasiada fuerza pues tenía al humano ahí.

Tampoco es como si le gustara aquel tipo de carne.

Cuando por fin logró aterrizar se dio cuenta que no estaba cerca de su reino, para ser honestos casi nunca salía de su castillo y está por más decir que conoce muy pocas ciudades a lo largo de Yuuei. El gobernar un reino consumía mucho tiempo por lo que eran escasos los momentos en los que podía salir a conocer otros lugares.

En cuanto a bosques, ese es su punto fuerte.

Y sabía que esté lugar era peligroso de noche.

Soltó un gruñido desde lo más profundo de su garganta, dejando al chico en el suelo con cuidado de no lastimarlo.

Luego pensó unos momentos.

Se había traído al maldito humano a su reino, su mundo, joder, lo había secuestrado.

¡Esta no era forma de iniciar una conversación!

No, maldición, ¡No es forma de iniciar nada!

El dragón blanco comenzó a caminar se un lado a otro, estresado por la situación al mismo tiempo que su magia se escapaba gracias a su pánico, esta era una situación en la cual nunca creyó estar.

— Mnh... — suspiro el rubio, sintiendo un escalofrío traspasar por su espina dorsal a pesar de que su temperatura fuera la mayoría de veces más cálida que otros.

— ¿Uh? ¿Eh? — aún algo mareado logró abrir sus ojos, dando una vista rápida a su alrededor solo para recordar toda la situación en la que estuvo presente.
— ¿¡Pero que-

Se levantó lo más rápido que pudo, estando alerta por cualquier sonido, individuo u objeto que pudiera ser un oponente... Lo cual se mostró en forma de un reptil alado gigante.

— ¡¡Tú!! ¡¡Acércate imbécil, te mataré!! — gruño soltando varias explosiones de sus manos, corriendo sin temor alguno hacia el animal.
— ¡¡MUE-

Una cortina de humo blanco lo detuvo, retrocediendo con agilidad para colocarse en su posición de lucha.

— ¿¡Que esperas, animal!? ¡Ven y enfréntame como se debe, cobarde! — exclamó tratando de que saliera de esa capa de humo, solo para encontrarse con un muy apuesto chico de, aparentemente, su edad.

Su voz quedó atrapada entre su garganta, observando sin culpa las expresiones tan bruscas y a la vez proporcionadas que ese extraño ser se cargaba encima.

— U-uh, yo-

Trago grueso, estando nervioso -¿O era emocionado?- de un momento a otro, dejando de lado su enojo por unos segundos.

— Katsuki — habló el bicolor.

— ¿¡Ha-h!? ¿¡Cómo sabes mi nombre!? — pronunció defensivo, tratando de mantener una nueva postura para que tan siquiera olvidara su estupidez anterior.

Cosa que no funcionó.

— Tú dijiste mi nombre primero.

— ¡Yo no dije una mierda!

Lazos entre Mundos [Todobaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora