Remus y sus sentidos

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-¿Qué? No, no, no, Dora no.

La cara de Tonks no mostró ninguna emoción, simplemente giro sobre sus talones y comenzó a caminar a la salida.

-¿A dónde vas?

-Lejos de ti, si veo tu cara un momento más soy capaz de pedirte el divorcio.

-¡Nymphadora, espera!

-¿Por qué, Remus? Dame un buen motivo para que yo te espere, te he esperado todo el maldito tiempo y ya me canse, no te quieres casar de nuevo, perfecto, supongo que fui una tonta que solo mal interpreto las palabras... al parecer no he dejado de ser tan torpe después de todo.

-Tú no lo entiendes, por favor aguarda un momento.

-¡Entonces explícame! -gritó Tonks con toda su voz.

-Esto... esto se suponía que sería diferente. Yo te iba a pedir que te cases conmigo cuando sonara la última campanada, iba a esperar a pasar este tiempo solos y sólo cuando los chicos estuvieran aquí... yo me arrodillaría frente a ti y te pediría que me hicieras el honor de ser mi esposa, otra vez.

Remus aún conservaba una distancia considerable de su esposa.

-Tengo el anillo y todo el mundo lo sabe, incluso Penny...

-Penny sabía que yo te propondría matrimonio -dijo Tonks con un hilo de voz arrepentida.

-Supongo que he saldado mi cuenta por la boda secreta a la que no fue invitada.

-¿Entonces no estabas diciendo que no?

-Por supuesto que no, nunca te diría que no. Dora, necesito que entiendas que cometí muchos errores de los que me arrepiento todos los días de mi vida, pero tú y los niños son lo mejor que tengo, nunca los dejaría. El mundo no es tan malo cuando estoy contigo y haré todo lo que pueda para despertar a tu lado durante los días que me queden de vida.

-Tal vez me precipité un poco...

-Ciertamente, fue mi error, yo fui el que gritó que no frente a todos. Vamos a olvidar esto, ¿qué dices?

-Sé que te acabo de gritar, pero eres el mejor.

Tonks tomó la mano de Remus entre las suyas y sonrió al ver que él lo hacía. Los camareros actuaron como si nada hubiera pasado y cenaron el resto de la noche hablando de sus hijos y la escuela.

-Si no te molesta, quiero seguir el plan -dijo Remus mientras caminaban de regreso a la habitación.

-No tengo problema con eso, solo que nunca me respondiste...

-¿Qué si me casaría contigo? Por supuesto que sí.

Remus aprovecho que esperaban el ascensor para robarle un beso en los labios y fue como la primera vez que lo hizo, fugaz, casto y con una sensación de electricidad que no había sentido con nadie más.

El mundo mágico había cambiado con el paso del tiempo, sin bien era completamente aceptable que los magos no dejarían costumbres como las lechuzas, los pergaminos y el transporte por medio de la red flu, se habían comenzado a adaptar a la tecnología muggle. Tonks había escogido un hotel para magos, ya existían antes, como el caldero chorreante de Londres, pero este tenía un toque de tecnología muggle y un toque de magia en él.

El ascensor era de cristal manipulado por magia y dejaba al mago o bruja escoger si los demás podían ver o no a través de él. Decidieron que querían privacidad en lo que llegaban al piso correcto.

Tonks aprovechó la diferencia de estaturas para abrazar a Remus, era un abrazo perfecto, su oído podía pegarse justo donde su corazón, escuchó con detenimiento el ritmo simétrico que la sístole y la diástole marcaban, pudo sentir como sus pulmones se expandían con su respiración, pero lo que más le gustaba a Tonks era el calor que salía de todo su ser, no importaba que tan fría estuviera la noche o que tanto tiempo permaneciera sin abrigo suficiente a la intemperie, él siempre estaría caliente.

Luna de colores: La familia en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora