Los gemelos y el niño que se sorprende por todo

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Teddy bajaba las escaleras cargando a Lily en sus hombros, trás él venían James, Alastor, Albus y Hope. Todos habían dormido hasta tarde, contando historias, comiendo chocolate y jugando juegos muggles.

En la gran mesa estaba Ginny y Tonks, conversaban sobre la cena de Navidad. Harry y Remus se encargaban de hacer el desayuno para todos.

-Hola gente guapa -dijo Teddy bajo a Lily con cuidado.

La mesa ahora estaba más llena, el sonar de los cubiertos contra los platos y las aventuras de Teddy hicieron que el desayuno se fuera volando.

-Los veremos en unos días -dijo Remus despidiéndose por la chimenea.
-Si necesitas algo solo avísame -dijo Harry.

Remus fue el último en aparecer en el departamento, en cada sillón un hijo y en el más grande su esposa con un gato.

-Debemos conservarlo -dijo Tonks.

Remus pudo ver la sonrisa de sus hijos agrandarse.

-No, él tiene dueño y por muy malo que sea, no podemos robarle a su gato.

La puerta sonó.

-Deben ser los chicos -dijo Teddy poniéndose de pie.
-¿De qué chicos habla? -preguntó Hope.
-Nym, de sus amigos, ¿recuerdas? Norman y el otro chico al que no le gusta su nombre.
-Es verdad, lo siento.

Parados frente a la puerta estaban Mikel y sus padres, Tonks aventó al gato a sus hijos y se sacudió los pelos.

-Buenos días, adelante -dijo Remus.
-Buenos días -dijeron los tres.
-¿Cómo están? -dijo Tonks estrechando sus manos-, ellos son nuestros gemelos, Alastor y Hope.

Los chicos bajaron al gato y caminaron coordinadamente hasta ellos.

-Disculpen la pregunta -dijo Catalina notablemente distraída-, ¿nacieron con el cabello de ese color?

Tonks llevaba el cabello castaño como en la estación, pero Teddy tenía el cabello azul, Alastor negro con las puntas verdes y Hope un degradado de rojo hasta violeta.

-¿Ustedes también son metamorfomagos? -dijo Kipling.
-Eso significa que podemos cambiar nuestra apariencia a voluntad -contestó Teddy a los padres de su amigo-, lo heredamos de mamá.

Los cuatro cambiaron su cabello intercambiando los colores entre ellos.

-¿Y tú Remus? -dijo Mitchell apuntandolo con sorpresa.
-Oh no, yo solo me transformó una vez al mes -dijo bromeando.

Los gemelos no estuvieron seguros de que los muggles entendieran bien la broma, pero se rieron de todas formas. La puerta volvió a sonar, está vez eran los Hatfield, ellos entraron de inmediato, llevaban mucho tiempo conviviendo con los Lupin que era costumbre.

-¿Entonces mi hijo no se quemará? -repetia Catalina por enésima vez.
-Les doy mi palabra de que no -dijo Tonks también por enésima vez-, solo tendrá que abrazarme, yo haré el resto.
-Chicos -Remus se dirigió a sus hijos-, por qué no lo intentan ustedes primero. Vayan y regresen, ¿de acuerdo?
-Sí papá -contestaron los tres.
-Me adelantaré para estar allá, fue un gusto verlos -Remus estrechó la mano de padres-, si necesitan algo no duden en llamar.

Remus fue consumido por unas flamas.

-Vamos, Nym. Primero las damas.

Hope que ya tenía experiencia en el arte de la red flu lo hizo de inmediato, después Alastor y por último Teddy, en cada una de las veces los Kipling se sorprendieron. Luego las flamas escupieron a Teddy de regreso.

-Pan comido -dijo.
-De acuerdo, mi turno -dijo Norman-, adiós mamá, adiós papá. ¡Abrázame hermano!

Teddy lo cargo en su espalda.

Luna de colores: La familia en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora