Teddy y su maestra favorita

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Tonks tenía la tarde libre y como se sabía de pies a cabeza el horario de Remus, sabía que él también tenía una hora libre antes de la comida.

Estaba aburrida y algo cansada de calificar exámenes diagnóstico, se reprendió a si misma por hacerlos escritos, prefería por mucho los prácticos, además que los niños aprendían más y se divertían. Ordenó todo y salió a molestar a la única persona que podía.

Camino por el castillo saludando y a todos los que veía, le entraron unas ganas gigantes de ir a picar al calamar gigante, pero le gustaba más la idea de picar a Remus.

Tocó la puerta del despacho que estaba a la mitad del pasillo, la luna llena sería en dos días y eso explicaba que la puerta estuviera como pocas veces, cerrada. Una voz ronca le dijo que pasará.

-¿Qué haces aquí? -dijo Tonks cuando entró.

Remus estaba apoyado en sus codos, leía un pergamino de treinta centímetros y tenía más regados por todo el escritorio.

-¿No me digas que otra vez me equivoqué de despacho? -dijo Remus parándose de inmediato.
-Cuando te vi en la Orden apuntando todo me imagine que eras muy ordenado.
-Que ironía -dijo Remus soltando el pergamino y volviéndose a sentar-. Cuando te vi en la Orden cayendo, juré que serías un desastre.

Tonks camino hasta sentarse en el regazo del licántropo.
Se quedaron un rato en silencio, después de más de diez años de casados, con tres hijos y muchos alumnos, era realmente difícil encontrar un momento de silencio. Remus echo la cabeza para atrás cerrando los ojos, Tonks se acurrucó contra su pecho y de manera inmediata Remus la rodeó con sus brazos.

-¿Te casarías conmigo? -fue un susurro o más bien un pensamiento muy fuerte.
-¿Qué? -contestó Tonks. Lo había escuchado bien, pero quería que él lo volviera a repetir.
-¿Qué? -dijo Remus haciéndose el tonto.
-¡Lupin! -Tonks se reía nerviosa mientras acomodaba un mechón detrás de su oreja.
-Que si te casarías conmigo, otra vez.
-Sí, por supuesto que me casaría contigo.
-Gracias -contestó Remus cerrando los ojos de nuevo.

Sintió la mirada inquisidora de Tonks y abrió los ojos con una sonrisa en los labios.

-¿Cómo que gracias? ¿era solo una duda?
-No sabía si estabas segura de dar el siguiente paso en la relación.
-Tienes razón, después de casi trece años juntos y tres hijos, no estoy muy segura.
-No quería hacer nada antes de saber qué es lo que pensabas, para ser honestos la última vez te lo pedí cinco minutos antes de la boda.
-Pude haber dicho que no -dijo la ex auror saltando del regazo de su esposo.
-¿Me hubieras dicho que no? -Remus se tocó el corazón.
-No, pero pude hacerlo. Me voy, antes de que me preguntes si quiero otro hijo.
-Dora.
-Mande -dijo tomando el pomo de la puerta.
-Te amo.
-Te amo también.

Tonks salió de ahí, miro los pasillos con algunos alumnos, en los jardines verdes había muchos más, escondidos bajo la sombra de un árbol o tendidos al sol, era una tarde magnífica y se preguntó dónde podría estar su hijo.




-No, por favor, lo necesito.
-Dime la contraseña y con gusto te dejo entrar.

Teddy estaba pasando por el baño del segundo piso cuando escucho esas voces.

-Los baños no tienen contraseña, por favor, déjame pasar.
-¿Qué acaso a ustedes no se los han dicho?

Teddy dió la vuelta de inmediato, en la puerta del baño había un chico de Ravenclaw, se llamaba Lawrence, estaba juntos en porciones y era odioso. Al parecer no dejaba que uno de sus compañeros de Teddy entrara al sanitario.
Algo más fuerte que él lo hizo pararse detrás del chico con las piernas juntas y la cara roja.

Luna de colores: La familia en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora