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Las fuertes pisadas se detuvieron frente a la puerta de la habitación en la que estaba Camilla.

—Disculpe mi rudeza.

Él dijo eso y procedió a abrir la puerta.

La persona que ella imaginó fue la que apareció, Alois. Respiraba con dificultad y estaba lleno de sudor. También tenía una mirada intensa que nunca la había visto antes en él.

Los niños se quedaron en silencio por el repentino cambio de ambiente. El escándalo terminó en un instante. Los pequeños que estaban callados trataron de esconderse detrás de Camilla. Incluso el chico ruidoso y la anciana no hablaron al verlo entrar; sus ojos estaban abiertos en evidente sorpresa.

Alois ignoró a los demás y fue directo hacia Camilla. Al mirarla, se esforzó en recuperar el aliento, inhalaba y exhalaba profundamente, aunque tosía por momentos. Entonces, cerró los ojos, tomó una última gran bocanada de aire.

Pero no parecía que eso lo tranquilizara, porque cuando él abrió los ojos se veía que estos ardían con molestia.

—...Tú eres...

Los hombros de Camilla se sacudieron en sorpresa a la forma de hablar de Alois, grave y baja, nunca lo escuchó de esa manera. Parecía una voz calmada, pero se podía sentir la ira que saltaban en sus palabras, eran fáciles de detectar.

—¿Tú eres la clase de persona que escapa en medio de la noche sin decirle a nadie?

Una mujer soltera caminando sola en las calles de noche, o era una tonta o una ramera. Camilla al entender la implicación en las palabras, levantó su cara.

Aunque cuando quiso mirarlo con el ceño fruncido se encontró con su gélida mirada.

—¿Entiendes el escándalo que se formó cuando no te pudimos encontrar en tu habitación? Mandé a todos los sirvientes a buscarte por toda la ciudad.

Alois prometió ir con ella al orfanato cuando regrese. Fue él probablemente en notar su ausencia al 'recogerla'. Hubo varias personas que vieron a Camilla hablando con el niño. Después de escuchar eso de los espectadores, pudo deducir fácilmente dónde había ido Camilla.

—Hay un montón de lugares oscuros en la ciudad, no es seguro para nada. Es un milagro que no has sido secuestrada en la calle. Pensé que al menos tenías sentido de autoprotección, supongo que me equivoqué en no advertirte antes.

—¡Ah, Lord Alois, por favor espere un momento...! ¡Esa chica, ella...!

Escuchando como Alois reprendió con frialdad a Camilla, la mujer mayor que estaba en cama, trató de intervenir. Quería proteger a Camilla. Pero su acto de valentía fue interrumpido por las frías palabras de Alois.

—Señora, este es un asunto entre Camilla y yo. Soy consciente que he interrumpido en su casa, pero espero acepte mi pedido irrazonable y se quede en silencio por ahora.

A pesar de que las palabras eran educadas, la connotación no lo reflejaba. La mayor no podía insistir más, bajó la cabeza y se quedó callada.

—Camilla, hice todo lo posible para que tuvieras lo que necesitaras. Pero, desde el principio, solo te quejabas.

—...Qué estás...

—Aun así egoístamente te fuiste en medio de la noche, sin importarte cuántos problemas causarías a mi casa y a mí. Mientras estaba preocupado, tú estabas aquí divirtiéndote.

—Divirtiéndome...¡¿Qué estás...?!

Camilla apretó los puños y gritó las siguientes palabras.

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