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La fría melancolía se convirtió en una ardiente amargura.

Mientras el día pasaba, lo único que sentía Camilla era esa furia que recorría su cabeza. No tuvo tiempo ni para calmarse, pues una vez que la ira llegó a ella, desplazó todo desconcierto, confusión y desesperación.

Era obvio que fue hecho con maldad.

Un intento de herir a Camilla.

Alguien quería realmente verla humillada, esto era diferente a los comentarios o murmullos que hacían a sus espaldas. Era planeado y vil.

¿Quién le había ordenado a Nicole? ¿Quién la estaba controlando como un títere?

"¿Creen que me quedaré aquí triste sin hacer nada?"

La persona que mandó a hacerlo, debe estar regocijándose por su dolor, por lo que mientras más se hunda en su tristeza, más diversión tendrán.

Entonces, ¿ella realmente puede quedarse ahí lamentándose? No. Se puso de pie y levantó su cabeza. Podría terminar haciendo un escándalo y ganando más enemigos, pues que así sea.

"Necesito escuchar lo que Nicole tiene que decir."

¿Quién la mandó? ¿Por qué querrían reabrir viejas heridas con esa imitación? Solo, ¿cuánta humillación quería que pasara?

"Te destruiré."

Alois le había prometido encontrar a los culpables, pero Camilla no era el tipo de persona que se quedaría sentada esperando confiando todo a otra persona. Ella descubriría por sí misma al culpable o los culpables.

Mientras caminaba por la mansión mordía su labio como si eso le pudiera ayudar a controlar su ira.

Su destino eran los dormitorios de las criadas.

Había una gran habitación en el tercer piso, no bien iluminada, con camas y cunas¹ alineadas una al lado de otra. Este era el cuarto donde las sirvientas y sirvientes de bajo rango se quedaban. Cuando crecieran, podrían subir de rango y tener sus propias habitaciones.

Se dirigió a la sección de mujeres, esta estaba dividida por una gran cortina que la separaba de la zona de hombres, pero no veía por ningún lado a Nicole. Cuando le preguntó a otras sirvientas que estaban ahí, ellas le dijeron que una de las superiores la había llamado.

Es por eso que se fue al primer piso, a las habitaciones de las criadas mayores. Estos cuartos se encontraban en la parte norte de la mansión. A las jóvenes criadas senior no se les daba una habitación a cada una sino se le asignaban camarotes que compartían. Aún así no estaban tan hacinadas como las criadas de menor rango, además obtenían mejor comida y salario también.

Así caminó por tres habitaciones con esas características, aunque solo una de ellas tenía la puerta ligeramente abierta, la luz que pasaba por ese espacio era notoria, a comparación de las otras dos que estaban cerradas.

Era aún temprano durante la tarde, aún así habían prendido la luz de la habitación, pues en esta parte de la mansión no llegaba mucha luz natural.

Vio personas adentro.

No había nadie por el pasillo, ¿debería entrar en ese momento o esperar? Mientras dudaba, escuchó una voz.

—¡Nicole! ¡¿Realmente hiciste lo que te dijimos?!

Por instinto, Camilla contuvo la respiración.

Ya se había convertido en una verdadera espía.

○○○

—¡El Maestro está buscando al culpable! No dijiste ninguna tontería, ¿cierto? ¿Le comentaste que nosotros te dijimos que lo hagas?

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