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Después de llevar a Nicole a su cuarto, Camilla le entregó un cepillo en sus manos.

—Peina mi cabello.

Al decirlo, Camilla misma deshizo sus trenzas y se sentó en la silla, dándole la espalda a Nicole. Detrás de ella, Nicole se había quedado simplemente de pie, tenía una mirada de confusión mientras sujetaba el cepillo.

—Mm...

—Peina mi cabello.

Camilla volvió a repetir la frase. Con su mirada al frente, dejó escapar un profundo suspiro mientras trataba de mantener a raya sus emociones. El enojo que se arremolinaba en su pecho estaba lejos de calmarse, si bien sus verdaderas intenciones eran sorprender en el acto a esas criadas y castigarlas, en su lugar había tomado la mano de Nicole por algún extraño instinto.

Quizá no fue lo más adecuado, pero incluso si tuviera la oportunidad de repetir la escena, sabía que volvería a agarrar de la mano a Nicole.

Y por mucho más que desee desahogarse con alguien, ¿qué valor tendría en hacerlo con aquella chica que temblaba en silencio detrás de ella?

Nicole dudó por un tiempo; sin embargo, no podía dejar el lugar sin la orden de Camilla y no deseaba ser desobediente ahora.

—... Si me disculpa.

Con una tenue voz, tomó el cabello de Camilla con su mano. Estas manos seguían siendo tan torpes como de costumbre.

Nicole no sabía cómo controlar su fuerza, tampoco sabía cómo desenredar sin jalar. La única manera que ella conocía era poner pasar el peine rápido y con fuerza.

—¡Au!

Al sentir que su cabello se enredó en el peine, Camilla gritó de dolor. Nicole se detuvo. El miedo recorrió su columna, ya no actuaba con ese característico entusiasmo que la destacaba.

—L-Lo siento. Realmente, después de todo, yo...

—Incluso si no puedes hacerlo correctamente no he dicho que te detengas. Esta vez, se más gentil con mi cabello.

—... Sí.

Es como si hubiera sido entrenada para obedecer, asintió sin ninguna queja. Con sus dedos temblorosos, volvió a sostener el cabello de Camilla una vez más.

Pocas palabras se intercambiaban entre ellas. Camilla le repetía qué es lo que tenía que cambiar en su forma de cepillar, pero ya le empezaba a molestar, pues siempre decía lo mismo una y otra vez. Incluso aunque ella estaba sintiendo como su ira aumentaba, no le gritó o llamó la atención a Nicole.

—Mm...

Nicole finalmente deseó decir algo, incluso aunque no era apropiado, pero parecía no poder soportar más ese extraño ambiente. Dejó de peinar el cabello de Camilla y pronunció unas palabras que reflejaban su gran ansiedad.

—...Usted... Está muy molesta, ¿cierto?... Por lo que hice...

—Por supuesto que lo estoy.

—Cierto... Cualquier castigo que desee ponerme, yo lo aceptaré. Cualquiera.

—Sigue moviendo tus manos, te has detenido.

Nicole volvió a peinar de inmediato como si las palabras de Camilla la hubieran realmente apurado. Aunque no puso ni un poco de atención en controlar su fuerza, y volvió a tirar del cabello con el peine.

—¡Eso duele!

—¡L-Lo siento!

—Deja de usar mucha fuerza y no me hagas repetir las palabras otra vez. Nunca serás capaz de atender a nadie de ese modo.

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