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—¿Por qué despediste a esas criadas sin consultarme primero?

Cuando estaba de camino a la habitación de Alois con un pote de crema en su mano que podría ayudar a mejorar la condición de su piel, Camilla escuchó una voz.

Era la voz de una mujer de mediana edad, calmada pero con cierta prepotencia. Había algo sobre su tono que hizo que Camilla se congelara en su sitio por instinto. Desde su lugar, solo podía observar la puerta de Alois y frente a ella vio a dos personas que hablaban tranquilamente.

Ella no tenía que observar para asegurarse de la propietaria de la voz, por supuesto que era Gerda.

Y frente a ella estaba Alois. Aunque Camilla sólo podía observar su gran espalda.

Ninguno de ellos parecía notarla, por lo que continuaron con su conversación.

—Yo, personalmente, decidí que era lo mejor para los intereses de la casa.

—Esa chica era un miembro legítimo de la familia Ende, no es alguien que debería ser despedida por decisión personal.

La forma de actuar de Gerda no cambió incluso cuando estaba frente a su maestro, Alois. Se mantenía erguida y con su barbilla alzada. Su cabello marrón tenía ciertas canas pero estaba bien arreglado y mantenía ambas manos entrelazadas frente a ella mientras hablaba. Aunque no percibía ni un poco de esa hostilidad que le suele dirigir a ella, tampoco era un ambiente amistoso.

—Ella atormentó a su compañera de trabajo hasta el punto de causar daños a la propiedad y tranquilidad. Sin mencionar que incluso atacó a mi invitada. ¿No son razones suficientes?

—En cuanto respecta a los daños causados, difícilmente pudo haber sido culpa sólo de ella. Y respecto a la pelea, es un asunto interno de la familia Ende, no es algo en lo que Lord Alois debería interferir.

—Sucedió en mi casa por lo que es normal que intervenga.

Ni Alois ni Gerda alzaron su voz o soltaron 'veneno' en sus voces. Sin embargo, las miradas que intercambiaron empezaron a volverse intensas.

Después de las últimas palabras de Alois, Gerda simplemente lo miró en silencio. Y él le devolvió la mirada. Camilla sintió que la atmósfera se había vuelto más fría que antes.

Fue Gerda quien finalmente rompió el silencio.

—... Esa mujer...

Ella se tragó las palabras que estaba a punto de decir. Antes de continuar, Gerda miró hacia otro lado y aspiró profundamente.

—Lord Alois, usted ha sabido por bastante tiempo cuánto ha apoyado la familia Ende. Estoy segura que no lo ha olvidado, ¿cierto?.

—Eso y esto son son dos cosas diferen-

—Esa chica era un nexo entre la familia Montchat y Ende. Mientras ella se mantuviera en el lugar y le ofrecieramos la adecuada hospitalidad, podíamos confiar en la cooperación y comunicación con la casa Ende. Ahora que se ha ido, tenemos que buscar una alternativa. Cuando hay un hueco en la embarcación, es necesario buscar una forma de sellarlo, al menos momentáneamente. Lord Alois, ¿realmente ha pensado sobre ello?

A pesar de las imponentes palabras que pronunció, Gerda habló con tono tranquilo. Aunque no alzó la voz, cortó el silencio con autoridad.

—Evaluar las habilidades y conductas de las sirvientas en esta mansión asignándoles sus tareas adecuadamente es mi trabajo. Si se equivoca e interfiere en asuntos tan triviales, el manejo de la casa puede decaer. En el futuro, por favor, consúlteme primero. Gracias de antemano.

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