"El destino puede equivocarse"
Esa era la frase que vagaba en mi mente desde pequeño, nadie puede decirte lo que esta bien o mal y aún peor con quien debes estar.
Mucho menos atarte a alguien que odias y el a ti, así es, no siempre las cosas salen...
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Geno tuvó solamente unas horas de paz antes de caer sin fuerzas de nuevo en la cama, seguía siendo horrible pero mínimo no se mareaba tanto, aunque no podía decir lo mismo de lo demás.
La gente ignorante, siempre dice que los omegas se vuelven prostitutas cuando pasan por esa etapa, ya que la necesidad de reproducirse es alta, nadie entendía que no era culpa de ellos, si bien tenían en su poder la ventaja de embarazarse, no significaba que solo sirvieran para eso, y Geno no era el único en demostrarlo, ser Omega no significaba debilidad absoluta, aun con sus pequeños cuerpos eran capaces de mucho.
Los Omegas si querían usando su encanto natural podían dominar al alfa que quisieran, el miedo, el rechazo y la mentalidad de la gente es lo que muchas veces provocaba la falta de información, todos dicen que "La voz" es el arma mas fuerte de un Alfa, pero no eran los únicos, cada quien tenia sus ventajas y sus virtudes se podían desarrollar.
Geno aprendió eso de niño, sabia que su vida nunca seria sencilla, aun así, luchar contra la sociedad para mostrar que se equivocan se vuelve algo importante conforme pasan los años, empiezas a generar un carácter el cual se vuelve tu coraza, pero había algo que los unía a todos, el romance es una etapa por la que seas quien seas pasas alguna vez en tu vida.
Geno era primerizo, en todo realmente, estaba aprendiendo como era llevar sus sentimientos, y como controlar sus ganas de que ocurra algo mas en su relación, era el primer celo que pasaría con su destinado, el cual bueno, desde mucho atrás sabia que le gustaba, aun si no fuera su destinado, algo tenia aquel amargado pelinegro que lo atrajo desde el primer momento, esto que vivía parecía un sueño, era difícil para el no disfrutar de eso, el beso que recordó de ayer lo tenia en las nubes, quería recordar todo, ver con cordura ese momento, que para el era tan especial, no quería nada mas con nadie, porque Reaper liberaba una parte suya que jamás había salido, el deseo, Reaper era apuesto a los ojos de Geno, sus ojos ámbar eran tan profundos que bastaba con que lo viera fijo unos segundos para estremecer todo su cuerpo, su cabello negro brillaba tanto que lo hipnotizaba y aunque no la sacara seguido tenía una sonrisa que te dejaba la piel erizada, lo demás ya era mero físico, el cual si tenía, pero algo que también le encantaba mirar en el eran sus lunares cerca de sus ojos, eran sexis y atractivos.
Quizás era algo masoquista, pues nadie sigue con una persona después de todo lo que le ha hecho, Geno no se arrepentía de nada, aunque no supiera exactamente qué relación tenían ahora, solo sabía que quería que Reaper llegara pronto, oír cosas bonitas y saber que no se iría ya nunca de su vida.
--Si que me estoy haciendo adicto a esto, no debería...quizás solo sea por el celo, dudo mucho que tenga una oportunidad como esta después ... Geno estaba entrando en calor, muchas cosas estaban llegando a su mente, solía ser un muchacho recatado y correcto.
Pero en esos momentos solo pensaba en el amor de su vida llegando a pasar el resto de la semana a su lado, haciéndolo hasta el cansancio, si no había palabras lindas lo mínimo que esperaba eran besos que le robaran el aliento.
