Si de algo estoy segura es de nosotros, Jared.
[RAVEN]
La luz proveniente de la calle hizo que abriese lentamente mis ojos, mi vista estaba ligeramente nublada hasta que me acostumbré a los rayos de sol que entraba por el ventanal que había frente a mí, justo detrás del cuerpo de chico al que estaba abrazada.
Los brazos de Jared recogían mi cuerpo, posicionando un brazo alrededor de mi cintura y el otro que reposaba la mano sobre mi baja espalda, concretamente mi culo.
Me reí en silencio, acurrucándome más a sus pectorales desnudos, acariciando con mis uñas lentamente su espalda. Era la primera noche que pasábamos juntos en una misma cama y ya sabía que ahora iba a ser incapaz de dormir sola sin sus brazos abrazándome y su barbilla apoyada en mi cabeza, sin poder subir mi pierna sobre su cuerpo.
Levanté mi cabeza para observar a Jared aún dormido, con la cabeza más alta que la mía, sus bonitos labios se encontraban entreabiertos y podía notar su respiración tranquila brotar entre ellos, a la vez que su pecho subía y bajaba en paz bajo mi cabeza.
No pude evitar dibujar una tierna sonrisa, de un movimiento involuntario me puse a su altura y junté mis labios con los suyos, apoyando la palma de mi mano en su mandíbula. Vi como sus ojos se abrían lentamente, algo achinados y me miraban directamente.
—Buenos días —su voz sonó ronca y perezosa, quitando el pelo de mi frente para darme un beso—.
—No me hables con esa voz de dormido porque me pongo cachonda, primer aviso —soltó una pequeña carcajada con esa voz grave y se giró sobre mí, apoyando la cabeza en mi pecho—.
—Vale, lo tendré en cuenta, nena —me golpeé la boca con la palma de la mano conteniendo una risa nerviosa—.
—Muy tarde —noté su risa golpear mi pecho y se me contagió—.
Apoyé mi mano sobre su cabeza para peinar lentamente sus mechones de pelo, haciendo pequeñas trencitas.
En la habitación se respiraba tranquilidad, el sol que entraba directamente calentaba la estancia, nuestras respiraciones acompasadas y el tranquilo silencio que se había formado, estábamos en nuestra pequeña burbuja.
—Está ya el desayuno, hemos traído cosas de la cafetería —la voz de David se escuchó desde el otro lado de la puerta, tras tres golpes en esta—.
La burbuja se rompió, estallándonos en la cara todo lo que había pasado la noche anterior, como David había llegado a casa totalmente sobrepasado por el alcohol y sus frases hirientes que entendía gracias a la conversación previa que había tenido con Jared después de nuestra primera vez.
—Vas a pensar que soy ridículo, pero me daba algo de miedo dar este paso —ambos estábamos desnudos, abrazados en la cama, bajo las sábanas, él apoyado en el cabecero y yo sobre su cuerpo—.
Levanté la cara frunciendo ligeramente el ceño.
—¿A qué te refieres? —miré al chico el cual evitaba mi mirada, la cual estaba clavada en el exterior a través del ventanal de nuestro cuarto, por el cual se podía ver el atardecer que se escondía tras las montañas cubiertas de nieve—.
—Nada, es una tontería —me miró de nuevo, negando con la cabeza—.
Me incorporé sobre él, apoyando mis manos ambos lados de su cara.
—No es una tontería, dime que pasa —vi como su mirada se perdió entre mi cuerpo desnudo que había dejado ver al salir de debajo de las sábanas—. Mis ojos están aquí —levanté su cabeza con fuerza, apretando sus mejillas—.