A veces solo necesito un beso tuyo para sentirme en paz
[JARED]
Mi móvil comenzó a vibrar sobre la mesilla, el ruido de la vibración contra la madera hizo que girase sobre mí mismo, alargando el brazo sobre toda la extensión de aquella cama de matrimonio que ahora solo ocupaba yo.
Raven había bajado hace un tiempo a desayunar, por lo cual me extrañó bastante leer un nena en la llamada entrante.
—¿Pasa algo? Estoy literalmente aquí arriba —mi voz sonó ronca, aún no me había ni desperezado—.
No escuché nada al otro lado de la línea, dije su nombre para ver si respondía. Me senté en un lado de la cama, buscando mis zapatillas de estar por casa con los pies, dispuesto a bajar a ver qué ocurría ahora.
—¡Socorro Jared, sal fuera! En la puerta principal, corre —y tras un grito suyo, que juraba poder haberlo escuchado sin necesidad del teléfono, se cortó la línea—.
No pensé ni en ponerme algo abrigado, salí a pecho descubierto, así que cuando bajé de dos en dos las escaleras y crucé el salón para salir por la puerta principal, al porche, algo frío impacto contra uno de mis pectorales, seguido por otro golpe helado en mi hombro y otros dos después sobre mi abdomen.
Eran bolas de nieve y venían directamente de mis tres amigos y mi novia, los cuales reían triunfales al ver como mi cara iba cambiando a medida que entendía la situación.
Entré al recibidor de la casa rápidamente esquivando alguna bola que habían sido lanzadas en mi dirección y tras ponerme un abrigo de nieve y sin perder el tiempo cargué contra la chica, haciendo que cayese directamente sobre uno de esos montones totalmente blancos, así de rápido entré en una guerra de la que claramente iba a salir muy mal parado.
Toda la poca ropa que llevaba se había calado totalmente bolas rozaban a mi alrededor mientras me intentaba esconder, los alrededores de la cabaña se habían vuelto una batalla campal.
—¡Ven aquí! —el peso de Raven se vino totalmente a mi espalda mientras gritaba—.
Intenté mantener el equilibrio con ella encima, pero acabé sobre la nieve, bocabajo con su cuerpo encima del mío.
—Raven aparta, primer aviso —le dije apartando mi cara del suelo blanco—.
Escuché un ruidito salir de su boca como forma de negar mi advertencia, lo que tomé por una carta blanca para cambiar de posiciones, dejando el cuerpo de Raven contra la fría nieve, sujetando sus manos por encima de la cabeza, agarrando sus muñecas y apoyándome de rodillas a ambos lados de ella.
—Ahora no se te ve tan chula —cogí con mi mano libre un montón de nieve y la acerqué lentamente a su cara—.
—Jared, ni de coña, no ¡no! —gritó antes de que restregase toda esta por su rostro—.
Su pálida piel se enrojecía bajo mi tacto a causa de las bajas temperaturas que golpeaban a ambos.
Su mirada se clavó en mi en cuanto retire la capa blanca de su cara, sus ojos marrones brillaban bajo la luz del sol y no pude evitar sonreír como un bobo aunque se retorciese bajo mi cuerpo en búsqueda de escaparse de mi agarre, algo que no consiguió puesto que seguía sujetando sus muñecas sobre su cabeza con fuerza.
—Jared, o me sueltas o lo lamentarás —vi como arqueó una de sus cejas añadiéndole énfasis a sus palabras—.
Sus labios entreabiertos estaban hinchados y rojos a causa del frío, me incitaban a acercarme y posar los míos sobre estos, Raven tuvo que darse cuenta de mis intenciones porque acto seguido pasó lentamente su lengua por el labio inferior, clavando en la carnosa piel de estos sus dientes superiores.