CAPÍTULO XVI

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Lo siento, a veces tengo 2 de IQ.
[RAVEN]

Abrazada a un cojín de mi cama observaba el reloj de mi mesilla, e intentaba aprovechar hasta el último minuto que me quedaba antes de empezar a vestirme para ir a casa de Jared.

Como hago siempre, tenía mis horarios marcados para poder estar aún más rato tumbada. A sí que, al llegar las cinco y media, sin tardar ni un segundo más, me levanté de la cama muy a mi pesar y me encaminé hacía mi armario suspirando.

De mi ropero saqué el conjunto más normal que pillé, pero asegurándome de que iba decente, no quería parecer más payasa de lo que ya era.

Unos veinte minutos después ya preparada y no con mi pijama de gatitos, estaba plantada frente a la supuesta casa de Jared, puerta a la que tarde en llamar y abrió una niña pequeña de pelo negro recogido en dos largas coletas y dos grandes ojos que me miraban curiosos del mismo color que su pelo, todos esos rasgos me dejaban claro quien era esa niña.

—Hola, vengo a buscar a Jared —le dije que la forma más amable que me pudo salir—.

—Pasa —me contesto simplemente haciéndose a un lado—.

Mientras yo, algo incómoda, entraba al interior de la casa, la pequeña se giró y gritó el nombre del chico al que venía a buscar, haciendo que su dulce voz retumbara por la casa.

—¡Voy! —y el contraste con la vocecilla de la pequeña, la voz áspera y grave de Jared hizo que se me erizara la piel—.

Nada más terminar de escuchar su voz, los pasos resonaron mientras bajaba las escaleras, poco a poco se fue dejando ver.

Tenía que ir completamente de negro, me parecía cómico, es imposible que sea tan bad boy de wattpad, simplemente cómico.

—Hola Cooper —dijo nada más pararse frente a mi—.

—Hola Adams —le devolví el saludo en el mismo tono—.

Jared se agachó levemente para despedir a la que supuse desde un principio que era su hermana.

Al salir de la casa, yo detrás del chico, se frenó en seco, haciendo que chocara contra su espalda.

—¿Y que vamos a hacer exactamente? —dijo mientras se daba la vuelta hacía mí, obviando el hecho de que me estaba sobando la nariz a causa del daño del impacto—.

—Pues no se Jared, fuiste tú el que insistió en que teníamos que quedar —como siempre cuando me refiero a él, mi voz sonó más borde de lo que pretendía—.

—Vale, pues simplemente explícame como terminaste corriendo carreras ilegales de moto —abrí los ojos como platos cuando Jared soltó eso estando en mitad de su transcurrido barrio—.

—¡Te quieres callar! —me puse de puntillas y tapé con mi mano su boca para que no hablara más—.

Sin dejarle decir nada más me separé de él retirando mi mano y comencé a caminar hacía mi coche, pensaba que me seguía, pero cuando me giré, seguía ahí plantado.

—¡Vamos! —le grité haciendo que reaccionara —.

Después de hacerle salir de su trance, se metió en mi coche y yo simplemente suspiré y encendí la radio.

Podría hablar con él en el coche, el saldría y cada uno volvería a su casa. Pero no sé por qué, pensé que sería mejor ponerle en situación.

Tras media hora de un viaje entero en silencio llegué a una de las calles encontrada en el extrarradio de Los Ángeles, cuando apagué el coche Jared entendió que habíamos llegado a si que se desabrochó el cinturón.

—¿Dónde estamos Raven? —Jared, por primera vez desde hace un buen rato, abrió la boca, mientras miraba a su alrededor intentando reconocer algo—.

—Ven —le dije haciendo que me siguiera mientras buscaba unas llaves en la pequeña mochila que llevaba a mi espalda—.

Al abrir la puerta corredera la luz del exterior iluminó el interior del garaje, en el que descansaban mis dos brillantes motos y el poco mobiliario que te podías encontrar.

—Aquí es donde están las motos y ese es el armario donde guardo mi mono y el casco —le conté a Jared mientras me apoyaba en mi Ducati negra dejándole que cotilleara todo—.

—Aún no asimilo que lleves todo esto en secreto —me confesó mientras se giraba hacía mi—.

—Ya bueno, yo tampoco es que lo asuma, no me malinterpretes, me encanta correr y las motos, pero no en estas circunstancias —el hecho de que me estuviera enrollando tanto solo demostraba que estaba muy nerviosa—.

—Pero ¿Cómo que en estas circunstancias? —mientras hacía esa pregunta me acerqué a la puerta para cerrarla y encender el interruptor de la luz—.

—¿Recuerdas lo que dije? ¿Qué trabajaba para Kevin porque necesitaba el dinero? Pues eso era verdad, trabajaba para él cobrando la pasta, pero después del altercado —se me cerraba la garganta de volver a pensar en todo lo que ocurrió, a si que me ahorré las explicaciones de nuevo—. Después de eso no fue como os dije, como supondrás, a partir de ahí sí que empecé a hacerme cargo de absolutamente todo el dinero y es donde me di cuenta de todo lo que podría ganar siendo piloto y lo bien que me vendría —mientras hablaba tenía la mirada clavada en mis manos con las que jugueteaba, evitando cualquier contacto visual con Jared—.

—Pero ¿Para que necesitas tanta cantidad de dinero? Porque entiendo que ganas más del triple que trabajando en una cafetería como el resto de adolescentes —no sabía que decirle, ni encontraba las palabras para contárselo y eso lo notó—.

Dio un par de pasos hacía mi y noté su mirada clavada en mí, no pude evitar levantar mi cabeza y encontrar sus enormes ojos negros arrinconar mis llorosos ojos—.

—Lo siento, creo que eso no me incumbe —dijo en un tono casi inaudible pero que por la cercanía pude escuchar a la perfección—.

Cuando terminó de hablar se alejó lentamente de mi haciendo que nuestros cuerpos se rozaran la separarse.

El nudo en mi garganta no me permitía ni hablar, a si que Jared cuando notó el silencio que se había instaurado lo rompió volviendo a hablar.

—¿Y tienes el carnet de moto? Es que me gustaría sacármelo a mi —noté como me hablaba con cierta timidez, una pequeña risa se escapó de entre mis labios

—Claro, era lo último que te faltaba para ser un perfecto bad boy, la moto —por su cara entendía que no había pillado nada—. Si, me lo saqué antes de empezar a correr, cuando vi que iba a sacar mucho dinero, mi padre aún me echa en cara o de que no montó en moto desde que me lo saqué, si él supiera —continué para cambiar de tema—.

—¿Y por qué nunca conduces? —a veces, cuando Jared hace estas preguntas confirmo que no le llega la sangre a la cabeza—.

—Jared, no crees que es algo sospechoso, no sé, el ir por ahí con las mismas motos con las que una tal, ángel de la muerte corre —suspiré de forma exagerada dándole a entender que es imbécil—.

—Lo siento, a veces tengo 2 de IQ —la carcajada de ambos destensó mucho la situación cargada que había en este momento—. ¿Te apetece que cenemos juntos en el Rockie's? —abrí los ojos como platos mirándole directamente—.

¿Me acababa de proponer cenar junto? Era obvio por su expresión que hasta el hacer esa pregunta le había sorprendido a él.

—Si, vamos a cenar juntos—.

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Lo siento, se que soy una desgracia humana y que llevo un par de meses sin subir nada, pero aquí está, espero que se me pase el bloqueo que tengo.
Lov y tal.

|No me sueltes nunca| PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora