Capítulo 3

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*Guido*

No puedo parar de pensar en Leonora desde el viernes. Quise sacarle información a Melina pero no sabe un carajo de ella, lo único que me dijo es que cree que además de bailar para el Colón da clases en una academia. Le pregunté sobre el pibe que la pasó a buscar y me dijo que es el hermano. Raro. No se parece a su hermano. Pero sea como sea, no tiene buena relación con ese tipo.

Negué varias veces, suspiré y agarré mi celular. Abrí Instagram y busqué "Leonora Bianco". Lo único que me aparece son videos de ella enseñando en la academia. O sea, son promocionales. Me sorprendí al ver que enseña ballet a nenas chiquitas. Me causó ternura ver cómo les enseña paciente y como ellas bailan con dedicación. Entré al perfil de la academia y traté de buscar su perfil. Pero no hay nada. Ni etiquetas, ni nadie que siga a la academia con su nombre o alguna referencia. Antes de irme del perfil, saqué captura para guardar la dirección y el teléfono "¿Estás loco Armido?" Ahí caí en la cuenta de que parezco un psicópata. Borré la captura bufando y antes de cerrar Instagram me di cuenta que no había mirado las historias. Es el último intento antes de darme por vencido.

"Hola todos, soy la bailarina y coreógrafa Leonora Bianco. Los invito a que se acerquen hoy a "Isabel, Academia de Baile" para ver una clase abierta de ballet que voy a estar dictando a las 5 de la tarde ¡Los esperamos!" Tiró un beso a la cámara y mi corazón empezó a saltar dentro de mi esternón. Miré la hora: 16:28, miré la dirección ¡Mierda! Llego tarde como siempre.

Empecé a prepararme para salir como un loco. Pasé por el espejo para ver mis pintas y no me gusta. Fui rápido a mi habitación y me cambié por completo.

Me perfumé y salí. Me subí al auto, marqué el destino en el GPS y arranqué.

Fui algo nervioso todo el viaje. No sé con qué me voy a encontrar y solo espero que no me rechace esta vez. Realmente tengo ganas de verla y charlar un rato con ella. Guardo los mejores recuerdos de nuestros tiempos. Fue lo mejor de la secundaria, lo poco que estuve.

Cuando la volví a ver pude conectar con esos años, con ese Guido tan diferente, con una vida tan diferente. Y me di cuenta que la quise, que me gustó, que nunca entendí porqué después de estar juntos me empezó a ignorar. Fue una relación rara que terminó de manera inconclusa y quiero darle un fin. Al menos quiero una explicación.

Llegué a la academia, entré rápido y me anuncié ante una chica enrecepción.

Tenés suerte, queda la última silla. Adelante.

Caminó y la seguí detrás. Subimos escaleras, la música empezó a llegar a mis oídos y a oírse nítida. Me encanta ese piano, me da paz y muero por verla bailar al son.

La chica abrió ambas puertas y ahí la vi. Yendo y viniendo en puntas de pie, con una sonrisa, con liviandad y firmeza a la vez. Algo que solo ella logra.

Me senté en el único asiento vacío y la miré por completo. Hermosa. Definitivamente es hermosa. No puedo pensar en nada más. Terminó la pieza, caminó hasta el centro e hizo una reverencia ante nuestros aplausos. Cuando se incorporó miró hacia nosotros, su público, y al verme su sonrisa se esfumó. Su expresión se convirtió en confusión y angustia. No me gustó para nada. Me senté en silencio y miré hacia cualquier otro lado.

Buenas tardes. —Escuché su voz amplificada y volví la vista a ella. Le dieron un micrófono—. Gracias a todos por venir a esta clase abierta. La pieza que acaban de admirar es la adaptación de Tchaikovsky de Romeo y Julieta. —Me miró un instante—. Una de mis preferidas para bailar sola. Pero a partir de acá voy a bailar acompañada, y muy bien acompañada de hecho. —Sonrió hermosamente y miró hacia su izquierda—. Invito a mis alumnas de turno mañana y tarde a que me acompañen en el medio del salón.

𝑀𝑒 𝐺𝑢𝑠𝑡𝑎 𝑉𝑒𝑟 𝐶𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝐵𝑎𝑖𝑙𝑎𝑠 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora