Capítulo 17

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*Guido*
Me fui mal de la casa de Leo. Realmente está sufriendo haber perdido a su gato y la entiendo más que nadie porque sin mis perros ya no podría vivir y aún extraño a mis mascotas pasadas. Pero a su vez me siento en paz, me siento bien y seguro de que hice todo lo que tenía que hacer para ver a Leo tan fuerte. Supo superar con tanta valentía cada obstáculo de este proceso y… me enamora. Me enamora demasiado su forma de ser. Su presencia tan dulce y firme. No sé cómo hace para ser tierna y ruda a la vez, pero le queda increíble.

Llegué al estudio entre suspiros. Gastón y Patricio se miraron y luego me miraron a mí.
—¿La colorada? —preguntó Gastón.
—Sí —me limité a responder.
—Uuuhh —Pato ya salta con sus boludeces—. Hasta las bolas, literal.
—¿Y?
—Eh ¿Por qué a la defensiva kid? Somos tus hermanos y nos gusta verte así.
Gastón asintió y me miró sonriente. Aplané mis labios y le cedí paso a la duda.
—¿Por qué esa cara? —indagó Pato.
—¿No es un poco complicada la situación? No sé… nunca había estado con una chica con este historial.
—Mmm la mayoría de las chicas fueron abusadas, seguramente sí pero no lo sabías.
—Bueno, está bien sabelotodo, tenés razón visto desde ese punto… pero ahora mis sentimientos van en serio y no quiero estropearlo… no quiero apurar nada… no sé cómo explicarlo.
Mis hermanos me miran en silencio y yo solo puedo bufar.
—Sos un tipazo hermano, estoy muy orgulloso de vos. Sos muy buena persona. Leo lo sabe. Seguí así, a su lado.
Sentí emocionarme con sus palabras y me quedé confundido. Estas cosas no me solían pasar. ¿Será que vivía en otra? En mis pequeños problemas y no veía el mundo exterior. Y mierda que el mundo exterior es peor que mi infierno personal.
—Che —dije sin pensar y los interrumpí.
—Que —me escuchó Gusti.
—Les quiero hacer escuchar una canción que compusimos con Leonora.
—¿En serio? ¿El fosforito compone música?
Me hizo reír. Siempre hablando boludeces.
—No específicamente. Es así. Ella tenía una melodía de piano en su cabeza hacía mucho tiempo. Me contó que siempre la escucha cuando está a punto de colapsar y al bailarla se le pasa todo.
A los tres se nos erizó la piel, el alma. Sabemos lo que se siente.
—Que grosa.
—Si. Y hace poco la bailó en mi casa y yo pude interpretarla. Sin que ella dijera nada, solo con verla bailar y fue increíble. Nuestra conexión es increíble.
Mis hermanos se miraron y sonrieron. Yo me sentí en la nubes otra vez, tal como ese momento.
—Que loco. Queremos escuchar —me alentó Pato.
—Esperen ¿Podemos grabarla? Ella la quiere tener en CD.
—Obvio —dijo Cuty y enseguida puso manos a la obra.
Mientras Pato me ayudó a microfonear el piano y a preparar todo.
En menos de media hora teníamos la pista completa, lista para editar.
—Es un temazo Guido, temazo mal. Te vuelan los dedos. Como a Pato. Que hermanos talentosos que tengo.
—Gracias cerebrito. Lo mismo decimos —concluyó Pato.
—Bueno listo. La grabo y está.
—Gracias Gus.
—¿Tiene nombre che?
Ante la pregunta de Máximo me quedé pensando. La verdad que no habíamos pensado un nombre pero…
—La Melodía de la Luz.
—Uh, tremendo ¿Va para el nuevo disco? —bromeó Pato y reímos.

El resto del día fue mezclar y mezclar y mezclar. Escuchamos seis mezclas diferentes del segundo disco y tengo la cabeza agotada.
Me senté en el sillón y tomé el CD que le grabé a Leo. Jugué con él entre mis manos y sentí mi celular vibrar. Sonreí. Sé que es ella.

✔️ Hola Guido ¿Cómo estás? Yo voy a cenar con Isa esta noche, para recordar a Rubio y si querés venir estás más que invitado.
✔️Hola colo!! Todo bien y vos?? Me encanta, si q voy. A q hora??
✔️ Vení cuando quieras, con Isa ya estamos acá.
Miré la hora. Ya son las 19 horas. No tengo mucho margen pero tengo una idea.

*Leonora*
Ya son las 9 y con Isa sacamos la primer pizza del horno, pero falta Guido.
—Faltan los dos rubios —dijo Isa apenada.
Ella amaba a Rubio y Rubio a ella.
—Me dijo que venía pero no sé. Capaz no le importa esta reunión.
—No creo Leo, no es de esos chicos. Va a venir pero hay que esperar y tengo un hambre.
—Ay si, yo también. Lo voy a llamar y vemos. De última vamos comiendo.
Me lavé las manos, busqué mi celular y lo llamé.
—Hola Colo. En 10’ estoy.
—¿Ah sí? Bueno mejor. Hay hambre por acá.
—Mil disculpas, se me hizo tarde porque voy con un amigo ¿No te jode no? —Me quedé tildada.
¿Un amigo? ¿Será para Isa?
—Eh no, no. Claro que no. Los esperamos. Beso.
Le corté y volví con Isa.
—Viene con un amigo. Me parece que lo trae para vos.
—Ay no ¿Sabe que tengo novio?
—Mmm no sé.
—Bueno, ya está. Da lo mismo.
—Sí… me parece raro que venga con un amigo.
—No sé, yo tengo hambre.
Reímos. Nos cruje la panza.
—Ay pensar que antes compartía mi cena con Rubio ¿Te acordás? Y vos te enojabas con nosotros.
—Vos me lo malcriaste un montón.
Sonó el timbre y nos miramos. Sentí una alegría enorme. Amo saber que del otro está Guido.
Dejé a Isa preparando la mesa y caminé a paso apurado hasta la puerta.
—Buenas —abrí sonriente.
Esperaba ver a dos personas y es solo Guido con un bolso raro. Lo miré confundida.
—Buenas noches colorada hermosa.
Sonreí y lo saludé.
—¿Y tu amigo? —pregunté mientras entraba a casa.
—Está acá —señaló su bolso—. Hola Isa.
—Ay hola. Me muero —comentó Isa y no entendí nada.
—Soy la única que no entiende.
Guido apoyó el bolso en el respaldo del sillón, abrió una solapa, metió sus manos y alzó a un pequeño gatito que me mató de amor.
—Les presento a Rambo. Nuestro nuevo amiguito.
Isabel se acercó a mimarlo. Lo mima con mucho amor y Guido también. Ambos miran al gatito y yo los miro a ellos. Pero Guido… Guido se roba toda mi atención. Me trajo un gatito, un gatito hermoso, con un nombre tan típico de él, es un gesto tan hermoso que no pude evitar llorar. Pero de felicidad.
—Ay amiga —me vió y vino a abrazarme—. No llores gordita, va a estar todo bien.
—Eso colo, yo quería verte sonreír. Miralo —levantó a Rambo hasta su cara.
Por favor, son dos bombones. Solté una sonrisa en medio de mi llanto y cuando Isa me soltó, me fui directo a abrazar a Guido.
—Te quiero Guido, gracias por tanto. Este regalo es hermoso.
Él me rodeó fuerte y acarició mi espalda. Luego se alejó un poco y levantó mi mentón para mirarnos. Nos miramos en silencio y, sin dudarlo, estampé mis labios en los suyos. Al principio temerosos hasta dejarnos llevar. Me tomó de la cintura y yo de su nuca. Nos besamos y disfrutamos un rato.
—¡Ay! Son hermosos, no se separen nunca —nos dijo Isa abrazada a Rambo, llorando.
Sonreímos y pegamos nuestras frentes.
—Vamos a comer alienoide.
—Si, bruja.
Dejamos a Rambo comiendo, Guido me lo trajo con comida y un par de juguetes, y nos sentamos a cenar nosotros.
—Mmm estan muy buenas estas pizzas colo, te felicito.
—Gracias lindo —le tiré un beso.
—Te tengo otra sorpresa.
Lo miré sonriente.
—¿Otra más?
Acercó su mochila y sacó de ella un CD. Lo tomé, leí “La Melodía de la Luz” por Leo Bianco y Guido Sardelli. Al principio me costó entender pero cuando lo entendí me puse muy feliz. Corrí a ponerlo en el equipo. Cenamos mientras escuchamos nuestra canción. A Isabel le encantó.

—Debería irme también —comentó cuando nos quedamos solos.
—Irte a dormir conmigo —le guiñé el ojo y sonrió.
Me tomó de la mano e hizo que me siente arriba suyo. Acomodé mis piernas a cada lado y me senté abrazándolo. De a poquito fuimos besándonos. Comprometimos lentamente nuestras lenguas pero paré cuando sentí fuego en mi zona de placer.
—¿Estás bien? —me miró atento.
Yo no sabía qué decirle. O en realidad no quería decirle que muero del miedo y que aunque siento excitación no podría tener sexo.
—Eh… no sé. Perdón.
Me incorporé y me alejé hasta la cocina. Él me siguió detrás.
—Leo necesito que sepas algo.
Giré y lo miré atenta, pero muy expectante.
—Estoy enamorado de vos. Y quiero que sepas que te voy a esperar toda mi vida.
Mi corazón se derritió. Es lo más lindo que mis oídos escucharon en mis 27 años de vida. La emoción llegó a cada parte de mi ser y a mis ojos. Las lágrimas no tardaron en salir. Me abracé a él, fuerte y solo lo besé, no hay palabras para describir lo nuestro, pero es infinito.

𝑀𝑒 𝐺𝑢𝑠𝑡𝑎 𝑉𝑒𝑟 𝐶𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝐵𝑎𝑖𝑙𝑎𝑠 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora