Capítulo 19

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*Leonora*
Guido no lo sabe pero esta noche es especial.
Salí antes del teatro para ir al centro de estética y estar divina. Luego fui a hacer las compras y me propuse hacerle una paella casera. Gracias a Isabel y a YouTube me salió bastante bien. Terminé de cocinar y me bañé. Me puse crema. Mí mejor conjunto. Un vestido gris cruzado que marca mi figura y tiene un escote profundo. Planche un poco mi pelo. Me maquille sutilmente y suspiré al mirarme al espejo.
Tomé valor y salí al comedor. Durante el día llene la casa de velas y es el momento de prenderlas. De a poco y sin apuro prendí todas. Apague las luces y esto es hermoso. Guido me avisó que viene en camino y me apuré.
Guardé algunas cosas, armé la mesa con individuales, platos, vasos, copas, la fuente en el medio, velas, flores, vino. Todo, todo listo. Terminé y miré todo. No se me escapó ni un detalle. Me senté en la mesa a esperarlo. Me quedé mirando como Rambo duerme en el sillón panza arriba hasta que sonó el timbre y mi estómago se endureció.
—Hola.
—Hola —me miró completa— preciosa —desvió su vista a mi casa y me corrí para dejarlo pasar.
Entró y miró todo.
—Gracias bonita. Que sorpresa.
Me puse frente suyo y en puntitas llegué a verlo de frente.
—Te amo Rubio Alienígena y quiero demostrarte lo importante que sos para mí.
—Linda —tomó suave mi mentón y me besó—. No hacía falta.
—Si. Aparte hoy hace un mes que somos novios y quería celebrarlo de una manera especial.
Me tomó de la cintura y me hizo girar en el aire. Me reí al bajar.
—Wow, ya sabes bailar.
—Viste. Todo gracias a vos. Te amo nena, gracias por el agasajo.

Nos sentamos en la mesa y serví paella para ambos. Un poco de vino y brindamos.
Cuando me dijo que amaba mi paella, me enamoré. Cuando me dijo que me extrañó todo el día, me enamoré. Cuando me contó que grabó unas baterías y está orgulloso, me enamoré. No puedo dejar de amarlo, mirarlo y admirarlo.
—Te amo rubio. No hay nadie como vos. Sos único.
—Bueno che, tampoco para tanto.
Me incorporé y le extendí mi mano.
—Vení.
La tomó, se incorporó y nos uní en un abrazo. Me alejé despacio y no uní en un beso. Me aferré a su nuca e involucre mi lengua. Pasé lento y suave mi lengua por la suya. Sentí un calor enorme que incendió todo mi cuerpo. Como siempre, solo que hoy tengo pensado hacerlo al fin. Me puse nerviosa y me alejé. Apoyé mi cabeza en su pecho.
—Tranquila amor.
—Si… quiero hacerlo amor.
—Eh… ¿Si? ¿Segura?
—Por favor, quiero ser tuya. —Volví a besarlo.
Rodeó mi cintura y me apegó a su hermoso cuerpo. Nos unimos en un beso fogoso, rico. Metí mis manos dentro de su remera y masajee toda su hermosa piel con ganas. Pero siento que él no sabe si ir más allá. Tomé una de sus manos y la apoyé sobre uno de mis pechos, cuando sintió mi piel apretó sutilmente y me volví loca. Sentí una mezcla de placer y miedo. Él siguió masajeando, yo seguí besándolo. Las cosas se pusieron intensas y ahora no podríamos parar. Le saqué la remera para besar, lamer y morder su hermoso cuerpo y después él abrió salvajemente mi vestido, corrió el encaje de mí corpiño y apretó mis pechos con muchas ganas. Se sintió increíble. Los mira, acaricia y lame con tanta pasión que me incendia, lo siento en cada parte. Intentó seguir bajando pero lo agarré de la cara. Subió y nos besamos mientras él no despega las manos de mis pechos. Deslizó sus manos hasta el elástico de mi bombacha y los nervios me jugaron una mala pasada. Me alejé de su boca y alejé su mano.
—¿Qué pasó? —buscó mi mirada.
—Eh… hay algo que tenés que saber antes de…
—Está bien, te escucho.
—Eh… lo que pasa es que… yo… vas a ver algunas marcas.
—¿Marcas? —me miró angustiado.
—Si. Por favor no…
—Shh —apoyó su dedo índice en mi boca.
En silencio lo miré tratando de olvidar toda la amargura. Volvió a mi boca, volvimos a sentir esa pasión en segundos, volvimos a excitarnos entre besos. Llevó sus manos a mi cola y la apretó con ganas, gruñendo a la vez. Esa sensación me encantó. Sentir que le gusto tanto me vuelve loca. De repente me subió a sus caderas y así nos fuimos hasta mi cama. Me acostó en ella, terminó de sacar mi vestido y me miró entera.
—Que buena que estás.
Se acomodó encima mío y respiró sobre mi ombligo. La miré con miedo y él miró mi ropa interior. Empezó a besar mi piel. Dejando rastros en mi piel. Su boca carnosa da muy lindos besos. Bajó despacio mi tanga, la sacó por mis piernas y volvió a mi. Cerré los ojos cuando sentí sus dedos pasar por mis cicatrices. Un escalofrío me sacudió.
—¿Estás bien colo?
—Si mi amor. Seguí. —Lo miré sonriente.
Pero mi sonrisa se transformó en placer cuando sentí su lengua pasar a lo largo de mi carne.
Fue la noche más sexy y caliente de mi vida. Me sentí linda, sexy, deseada, loca, salvaje. Pero también amada. Me cuidó, me hizo sentir cómoda, me hizo sentir.

Cuando volvió a la cama me acosté sobre su pecho. Me rodeó con su brazos y nos quedamos bien abrazados.
—Gracias amor. La pasé increíble.
—Gracias a vos, nena. Sos una bomba.
—¿Te parece? —pregunté pícara.
—¿Vos viste lo que fue eso?
—Puro fuego.
—¿La pasaste bien no?
—Guido es la segunda vez que tengo sexo porque lo decido y la primera también fue con vos.
Rió y me apretó un poco contra su calor. Contra su hermosa, suave y calentita piel. Besé todo lo que tengo a mi alcance.
—Lo nuestro es único e infinito.
—Si mi amor, sos mi ángel.

𝑀𝑒 𝐺𝑢𝑠𝑡𝑎 𝑉𝑒𝑟 𝐶𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝐵𝑎𝑖𝑙𝑎𝑠 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora