Capítulo 18

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*Tres semanas después*
*Leonora*
Llegué a la puerta del Colón y soy una pila de nervios. Al pasar la puerta, mi estómago empezó a descomponerse.
—¡Leo! —se alegró Jean Pierre al verme—. ¿Empezamos a ensayar o…
—¡Para! ¡No me siento bien!
Tomé mi abdomen.
—Yo tampoco me siento del todo bien, son los nervios. ¡¡Es nuestra noche!! ¡Hoy brillamos! Vení.
Me tomó de la mano y me llevó a rastras con él hasta la sala de ensayo. Cuando entramos, nos aplaudieron todos y eso me hizo sentir bien, muy bien.
—Bienvenida Bella Durmiente —me dijo Isa con una enorme sonrisa, solo pude abrazarla.
—Gracias a todos.
—A vos, por ser una de las grandes estrellas de este teatro —arengó nuestra couch.
—Tampoco para tanto.
—¿No? Tenemos contingentes de todos los países donde has danzado —comentó el productor.
Abrí grande mis ojos y mi corazón se aceleró.
—¿En serio? —aún dudo.
—Por eso te elegimos. ¡Vamos!

Los ensayos nos llevaron el día. Entrada la tarde nos fuimos todos a los camarines para dejar que las peluqueras y maquilladoras nos pongan a tono. Luego se retiraron y me dejaron sola para que me cambie. Entré a mi camarín personal, me vi tan linda así maquillada, tan lista para esto que me llena de amor el alma. Las lágrimas quieren mojar mi cara y, aunque el maquillaje es a prueba de agua, no pienso dejarlas salir. Hoy no. Hoy gana la sonrisa.
Antes de vestirme chequee mi celular. Guido me mandó 6 mensajes durante el día.
✔️Buen dia colo, tu dia!!! Hoy la rompes!!!
✔️ Como t preparas??
✔️ Uh t extraño y vos ni bola eh jajaja
✔️En un rato ya salimos para alla con Pato, estoy nervioso!!
✔️ Ya estamos en el palco, no veo la hora d verte bailar!!🙏
✔️Dejaste el teatro lleno!! T quiero bonita!
Morí del amor con cada uno de sus mensajes. Es tan dulce. Tan paciente y presente. Prometió no dejarme sola y lo cumple. Prometió esperarme y no apurar nada y lo cumple. Cumple con todo y me da su amor incondicional. Es perfecto. Está para mí en cada paso de este proceso tan largo. Suspiré y me dispuse a cambiarme.
Me llevó 25’ estar lista. Luego me fui a la sala de ensayo donde nos unimos todos antes de empezar. Allí estaban mis compañeros, en ronda, tomados de la mano y en silencio. Cuando me oyeron entrar, me miraron y me dieron un lugar en la ronda. Me uní a sus manos y cerré los ojos. Lamentablemente la cara de Leandro vino a mi mente. Recordé, en fotogramas, todos estos años a su lado y también el desenlace. Lo imaginé en la cárcel, sin esperanzas, quemándose en su propio infierno y me hizo bien. Apenas sonreí, la cara de Guido se hizo presente en mi mente y morí de amor. Ese rubio es todo lo que está bien en mi vida y no pienso dejarlo ir jamás.

Las luces del teatro se apagaron, el telón se abrió, chicas y chicos hicieron la introducción y de repente fue mi turno. Cuando salí en escena y escuché los aplausos por solo verme, una parte de mí se encendió. Algo brilló. Y con una enorme sonrisa, dance para todos los espectadores pero especialmente para Guido, aunque no tengo idea de dónde estará. Salí de escena y volví junto con todo el equipo de baile. Ésta vez me toca bailar con Jean Pierre. Fue hermoso. No erramos ni un paso. Luego nos fuimos y dejamos a nuestro ballet bailando. Detrás de escena me tomó las manos otra vez y cerró los ojos, como juntando fuerzas, como buscando en su interior, se viene el acto más importante, cuando el príncipe despierta a la Aurora. Escuchamos la señal y salimos. Danzamos. Danzamos con una sonrisa y sin dejar de mirarnos. Tenemos una gran conexión para bailar. Gran. Y fue impecable. Luego de una pieza más, bailando todos juntos, la obra terminó y todo un teatro nos ovacionó. Fue increíble.

—¡¡Colorada!! ¡Felicitaciones! —Guido apareció en mi camarín con una gran sonrisa.
—Gracias hermoso —le dije sonriente.
Me tomó del brazo, me incorporó de la silla y me besó con muchas ganas. Ese beso me derritió. Algunos compañeros nos vieron y nos vitorearon. Nos separamos y nos miramos sonrientes.
—Estuviste increíble. Me gusta ver cuando bailas, me gusta ver cuando pensas en nada más —entonó para mí y morí.
—Basta rubio. Me enamoras todo el tiempo.
—¿Si?
Me sonrió con ganas y me besó, con más ganas.
Al cabo de una hora, después de un brindis en equipo, nos fuimos. Salimos junto a Pato y Meli hasta el estacionamiento. Nos despedimos y nos subimos al auto del rubio.
—¿Te bancarías un viaje de dos horas?
—¿Ahora?
—Si, me gustaría llevarte a un lugar.
—Eh… ay, bueno, sí. Qué intriga.
Inició el viaje y fui en paz. Charlamos de todo lo que se les ocurra: música, animales, universo, viajes, países, comidas, cocina, ropa, celulares, películas, arte, televisión. Con él nunca se acaban los temas. Es hermoso poder charlar tan fluido con alguien. Y en menos de dos horas llegamos a un lindo camping alejado de la ciudad. Pidió una habitación por una noche y subimos a dejar nuestras cosas.
—Perdón, solo tengo ropa de ensayo siempre.
—Mi amor —lo miré embobada—, estás hermosa.
—Basta —le sonreí sonrojada.
—¿Te gustaría que hagamos una fogata? Acá dejan prender fuego.
—Ay ¿Si? Bueno. Me encantaría.
Bajamos de la habitación de la mano y sonrientes. Apreté fuerte su mano en todo el camino.
Buscamos leña, elegimos un lugar alejado y prendió el fuego. Se nota que le encanta hacerlo.
Me acerqué al fuego lo más que pude, y luego me acerqué a él cuando se sentó. Me aferré fuerte a su cuerpo y miré el fuego arder incesante.
—Me encantas. Estar con vos me hace muy bien rubio.
—¿Te gustaría que fuésemos novios?
Me aparté y lo miré sorprendida.
—¡Qué!
—¿Te gustaría? Yo con vos me siento más que listo.
Lo miré unos segundos y las lágrimas no tardaron en salir. Sonreí y lloré al mismo tiempo.
—Hey —me hizo puchero con sus hermosos labios—, no llores.
Lo miré unos segundos más. Hay algo que tengo atorado en el pecho y necesito que salga.
—Te amo Guido.
Cuando lo dije me sentí aliviada y a su vez con mucho miedo. ¿Y si no lo siente igual y me apuré? Dios, que miedo.
—Uy hermosa —se emocionó y tragó—, yo también —juntó mis manos y las besó.
Solté otra risa en medio del llanto.
—¿Entonces sí?
—Pero… ¿no te gustaría estar con alguien más normal? Con alguien que al menos pueda hacerte el amor.
—Shh… te elijo a vos.
Lo miré y sus ojos nos mienten. Me dice la verdad.
—Si. Sí quiero. Si. Vos sos perfecto para mí y yo para vos.
Me sonrió perfectamente. El fuego alumbra toda su hermosa cara. Este momento es perfecto y eterno.

𝑀𝑒 𝐺𝑢𝑠𝑡𝑎 𝑉𝑒𝑟 𝐶𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝐵𝑎𝑖𝑙𝑎𝑠 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora