*Guido*
— ¡¡Guido la puta madre!! ¡¡Tenemos entrevistas, tocamos en tres días!! ¡¡Tres putos días hermano!! ¿¡Qué carajo tenías en la cabeza!?
— Salvarla Patricio, salvarla —luego me quejé cuando Gastón apoyó el hielo en mi pómulo.
— Pero… Dios. Gastón decile algo loco, ayudame.
— Patricio tiene toda la razón Guido, no podemos hacer estas cosas, la banda está primero.
Saqué el hielo de mi cara y como pude me incorporé, los miré con bronca.
— Ustedes no entienden nada ¿no? —hablé con cansancio.
— ¿Qué carajo hay que entender?
— ¡¡Que nadie hace nada por nadie!! Que hay miles de minas que son hostigadas, violentadas y humilladas todos los putos días y nadie hace nada. Me tocó de cerca, vi como la lastima y no pude evitar ayudar —me quebré— ¿Eso está mal eh? Bueno chupenme bien la verga los dos —tomé mi bulto dolorido con ganas— si piensan que eso está mal.Antes de largarme a llorar, agarré mis cosas rápido intentando salir de ahí.
— Para —Cuty intentó frenar mi mano.
— Para nada, me voy a la mierda.
Cuty se incorporó y sin decir nada me dió un abrazo. Al abrazarme me hizo doler las costillas, el estómago y los huevos, en mi vida sufrí tanto. Y ahí entendí cómo se debe sentir el cuerpo de Leo cada vez que le ofrecen ayuda.
— ¿Qué haces Gastón? —Pato sigue firme en su pensamiento de mierda.
— Lo apoyo, porque lo merece. Estoy orgulloso de vos, hermanito.
Solté el aire de furia contenido y le correspondí el abrazo.
— Pero… —suspiró y llevó sus manos a su cintura, tratando de entender.
— No hay nada que entender boludo —le dije—. Tenes que ser consciente de la cantidad de gente maltratada que nos rodea ¿Te gustaría saber que a una amiga tuya el novio le pega, la humilla?
— No pelotudo, claro que no.
— Entonces deja de bardear y abrí los ojos. Solo quise ayudarla porque puedo y debo hacerlo. Puedo tocar tranquilamente y si preguntan que carajo me pasó, me agarré a piñas por una causa justa, ¡Punto! Tendré una banda pero soy humano loco, dejame de joder.
Pato se sentó y en silencio se acercó a la consola.
— ¿Y qué sabes de ella? —Gastón parece dispuesto a ayudar.
— Por ahora nada. Tengo el número de la amiga con quien está, pero ahora no puedo llamar, mejor grabemos.
— Vamos rubio, hoy hicistes algo maravilloso.
Cuty palmeó mi hombro y me emocioné. Aunque me siento mal y vacío, sé que ella está enojada, lo siento a la distancia y eso me parte el corazón.*Isabel*
Después de un viaje mudo, y una ida al supermercado bastante tediosa, llegamos a mi casa.
— Pasa y ponete cómoda. Si queres te presto ropa, te bañas y cambias de aire.
— No quiero nada —se sentó de brazos cruzados en el sillón.Suspiré y la miré unos segundos. Su carita, su hermosa carita denota enojo, dolor, incertidumbre. Pero enojo sobre todo. Me puse muy mal y me quebré. Apoyé mi cuerpo en la puerta y solté un llanto horrible. No lloraba así hacía muchos años. Me dolía tanto verla así, pensar que en todos estos años no hice nada, lo dejé vencer a él, dejé que ella esté sometida en su mierda, jamás denuncié, jamás siquiera le propuse hacer algo para cambiar su realidad. Me sentí pésimo.
— Perdoname amiga, perdoname. Esto tendría que haber pasado hace mucho tiempo —solté entre el ahogo.
— Callate Isabel, no sabes nada.
Sigue fría y hostil.
Caminé hasta ella y me agaché a su altura. Traté de acariciar su mano pero la corrió.
— ¿Por qué me odias? Leo yo te adoro, quiero lo mejor para vos.
— ¡¡Y qué es lo mejor para mí!! ¡¡No existe eso!! Vos y tu vida de cuento de hadas no me sirven.
— Es lógico que estés asustada amiga, llena de miedo y dolor pero creeme que podes ser libre Leo, podes ser libre.
— Entonces me voy a mi casa a arreglar todo este desastre que armaron.
Se incorporó y la detuve tomando su muñeca.
— Leo no hay nada que arreglar y si queres ir a tu casa tenemos que ir con la policía, vos a Leandro no lo vas a ver nunca más.
— ¿Y quién carajo sos para prohibirme verlo?
— Tu amiga y no quiero que te vuelvan a humillar en tu vida.
— ¿¡VOS SOS TARADA NO!? —nunca se dirigió así hacia mí. Sentí mucha angustia— ¡¡NOS VA A MATAR A LOS TRES!!
— No, eso no va a pasar mi amor, no. No. Guido ya lo denunció, ahora faltas vos, tenes que denun…
— Ustedes dos están locos si esperan eso de mí. No lo voy a denunciar porque no hizo nada malo.
— ¡¡Leo!! Escuchate por favor, te amenazó de muerte y decís que nos va a matar a los tres ¿No te parece suficiente eso?
— No porque él es así ¿Y? Me ama y sino estoy con él no tengo porqué estar con nadie más.
— No amiga, eso no es así. Leo vos sos libre, tenes que serlo. Tenes que ser una chica como cualquier otra. Usar las redes, salir a un bar, tomar cerveza, vivir sin golpes, sin gritos, sin miedo. Negame que nunca soñaste vivir sin miedo —tragó saliva y se alejó de mí—. Negamelo.
— Seguis sin entender Isabel.
Sin decirle nada me acerqué a ella y la abracé. Tomé su pequeño y blanco cuerpo entre mis brazos, llevé su cabeza a mi pecho y la acaricié. Sentí el temblor. Sufre de un pequeño temblor que no cesa. Me largué a llorar otra vez, solo quería que entienda que estoy acá para ayudarla y que tiene que sacarse de la cabeza todos estos años de sometimiento pero ¿Cómo? Esa es la gran pregunta, cómo.
— Por favor amiga —le rogué entre lágrimas y acaricié su pelo—, vos te mereces una vida en libertad, mereces ser feliz. Yo sé que tenes miedo y sentís que no vas a poder sola, pero no es así. Vos podes todo y yo jamás te voy a faltar. Vamos a hacer todo lo que corresponda para que Leandro vaya a la cárcel —se aferró más a mí cuando dije su nombre—. A partir de acá el que va a tener miedo es él.
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𝑀𝑒 𝐺𝑢𝑠𝑡𝑎 𝑉𝑒𝑟 𝐶𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝐵𝑎𝑖𝑙𝑎𝑠 [COMPLETA]
FanfictionUna historia cruda sobre la violencia de género. Donde Leonora Bianco, una hermosa y delicada bailarina de ballet Argentina, encuentra una salida a tanto dolor en los brazos de Guido Sardelli, un amigo y amorío de secundaria que le había hecho mucho...