El comienzo de todo

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Nota de la autora: Apenas iniciamos con el primer capitulo, espero y fuera de su agrado, y no se notara mi falta de practica, soy nueva en esto, acepto criticas. Les presento el segundo capitulo.

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Por fin llego el fin de semana, creo que espero el viernes por la noche desde que inicia el lunes, y no, no salgo de fiesta, solo me quedo en mi casa sola, a leer novelas, y ver películas sobre romances que nunca tendré, creo que una parte de mi aún tiene la esperanza de que en algún momento llegara un chico, y se fijara en mí, —Que ingenuidad de mi parte— Me reclama mi cabeza, solo espero tener a alguien, y no sentirme tan sola, pero la vida no es como en las películas o libros con los que paso mis viernes por la noche, aquí soy invisible, la sombra, la poco interesante, y eso nunca cambiara.

Me encuentro sentada sobre mi cama, con mis audífonos puestos, y mi computadora frente a mí, buscando que mirar o leer para pasar otra noche de viernes sola, mi madre nunca esta, así que la casa siempre se siente vacía, de momento siento algo vibrar a un lado de mi cama, era mi celular, lo sostengo y me doy cuenta de que es una llamada entrante.

—Hola— Contesto.

—Abre la puerta, estoy en la entrada— Por supuesto era Silvia, mi círculo de amigos es muy cerrado o mejor dicho inexistente, así que cuando alguien me llama se de inmediato quien es.

—En un momento— Cierro la llamada y me levanto de la cama para dirigirme a la entrada, abro la puerta y Silvia estaba parada, con un vestido floreado corto, un poco más arriba de sus rodillas, y una coleta alta, se veía super linda, claro que ella si sale a todas las fiestas que se planean los fines de semana, así que cuando la vi supe que se dirigiría a una.

—Hola perra— Me dice muy alegre cuando me ve, pasa a la casa me mira y continúa diciendo —Debemos arreglarte— Me grita mientras camina por el pasillo para llegar a mi cuarto.

—Espera, ¿Qué? —digo caminando tras ella.

—Hoy iras a una fiesta conmigo, es inaceptable que una chica de 17 años se quede un viernes por la noche leyendo libros aburridos o mirando películas románticas, no tienes 30 Rebecca— Me dice mientras se para frente a mi armario y busca algo para que me ponga.

— ¿Y quién dice que leer libros y mirar comedias románticas es de personas viejas? —Pregunto.

—Solo mírate, Rebecca— Me contesta mirándome como si mi pregunta se contestara con solo verme.

—Claro, de todas formas, no iré contigo a ninguna parte —Aclaro.

-No te pregunte -Me contesta mientras continúa buscando dentro de mi armario.

—¿Te acuerdas lo que paso la última vez que acepte ir a una fiesta contigo? —Sabía que lo recordaba, mientras ella saludaba a todos los presentes de la fiesta, yo caminaba sin conocer a nadie, y me dejo sola, sentada en un sillón, —Sabes que ese no es mi ambiente —continúo diciendo.

Silvia voltea a mirarme con arrepentimiento en su mirada, —Ya Rebecca, discúlpame, pensaba que te estabas divirtiendo aquel día— Me contesta. —Prometo no dejarte sola, esta noche solo seremos tu y yo divirtiéndonos en una fiesta, de sea quien sea el organizador —Se ríe y yo me rio con ella.

Asiento con la cabeza y ella me muestra un vestido negro, —Este se te vera hermoso —Me dice.

—No, no, no, sabes lo mucho que odio los vestidos —Realmente no me gustan los vestidos, mi madre me lo había comprado con la esperanza que me gustara, pero nunca me lo había puesto.

Una Sumisa MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora