Oficialmente suya.

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-Rebecca ¿Dónde vas? -Escucho la voz de Silvia, deteniéndome en medio de la sala. Tarde unos instantes en reaccionar, estaba muy confundida por lo que había ocurrido.

Los chicos me miraban, todos estaban entre la sala y cocina de la casa, y notaban que algo había ocurrido, aunque obviamente no comente nada.

-¿Donde esta Thimothe? -Pregunto rascando mi nuca, y Silvia entrecerró sus ojos, tiendo a hacer eso cuando estoy nerviosa y lo sabe.

-Esta arriba. -Me contesta Taylor, señalando las escaleras que llevan hasta la segunda planta. 

Corrí hasta  el largo pasillo, y escuche la voz de Thimothe en una de las habitaciones, me detuve y mire dentro, lo vi, ligeramente apoyado de la barandilla en el balcón con vista a la playa del cuarto.

Me pare a su lado, mientras el cerraba la llamada y me miraba fijamente, para luego tocar delicadamente todo el contorno de mi rostro con la yema de sus dedos.

-¿Te estas divirtiendo pequeña? -Me cuestiona con una ligera sonrisa, levantando una ceja.

-Si, mucho. -Contesto regresándole la sonrisa.

Continuo acariciando mi cuello, hombro y todo mi brazo hasta sostener mi mano.

-¿Obsequio de cumpleaños? -Me cuestiona curioso observando la pulsera que Jonathan me había regalado.

-Si, Jonathan me la acaba de obsequiar. 

Hizo una sonrisa de lado, dejando caer mi mano, y dándome la espalda, caminando hacia la habitación.

-Deberías ducharte. -Me dice, sosteniendo y jugando con  el borde de su pantalón de baño.

Trague grueso. -Si, debo tener arena por todas partes. -Bromeo mordiendo mi labio inferior.

Soltó una risa burlona, y inicio a caminar hacia mi, invadiendo cada ves mas mi espacio personal, cosa que no me molestaba para nada.

Encorvó su cuerpo hasta que su rostro estuvo a la altura del mío. -Te propondría bañarnos juntos, pero se que además de limpia terminaras follada. -Susurro en mi oído, provocando en mi un escalofrió, su mano sostuvo mi espalda baja y sus labios iniciaron a devorar mi cuello, en ese momento la única gota de juicio que me quedaba, sus labios la succionaron.

-Si quieres solo follame. -Susurre, y un ardiente gemido escapo de sus labios.

Separo su rostro de mi pobre cuello, y ese bendito azul de sus ojos tomo posesión de mi atención y mis mas sucios pensamientos.

-No hemos filmado aquel contrato pequeña. -Me aclara, y no pude evitar morder por segunda vez mis labios.

-Si señor. -Respondí bajando la mirada.

-¿Estas consiente de como es una relación amo y sumisa? -Me cuestiona, parándose derecho y serio.

-Si señor. -Le garantizo.

-Perfecto. -Replica, caminando hasta la puerta del baño. -Ve y dúchate, -Me ordena entrando al baño, dejando allí.




Me miraba en el espejo de el cuarto, el largo vestido color negro que había comprado para mi cumpleaños. -Rebecca. -Dice Silvia abriendo la puerta del cuarto, asustándome.

-¡Ay Silvia! -Le reclamo con una mano en mi pecho.

Se detuvo, con la boca abierta, observando mi vestido de arriba abajo. -Te vez, hermosa. -Dice caminando hacia mi, dejando la puerta abierta.

Una Sumisa MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora