Capitulo 15.

109 12 3
                                    


Nota de la autora: Hola chicos, me encantaría saber que les parece la historia hasta el momento.




-Tu cumpleaños es esta semana, ¿Qué harás este año? - Pregunto a Silvia.

Nos encontramos en nuestra cafetería favorita, Jonathan se dirigió a su casa después de salir de clases, nos dijo que había ocurrido algo personal, pero no nos brindo detalles. Así que solo éramos Silvia y yo.

-No lo se, podríamos tener una noche de chicas, solo tu y yo. -Me contesto.

-¿Que? ¿No piensas hacer una fiesta? -Pregunto.

-No.  prefiero algo sencillo, solo nosotras. -Me responde.

-Silvia, debes superarlo, ya han pasado tres años desde que murió.

-Tres años, y me duele como si fuese el primer día, aquella noche cuando recibí la trágica llamada,  saber que murió por mi culpa me hiere aun mas. Mi cumpleaños no es una fecha que me brinde alegría y mucho menos un día de celebración para mi, aun lo recuerdo, aun lloro cada noche, como si el dolor nunca sanara. Miro su foto y me desplomo en llanto de pensar lo diferente que serian las cosas si el siguiera aquí conmigo, perdí el amor de mi vida Rebecca, lo perdí. 

Sus palabras me arrugaron el corazón y mire una lagrima caer por su mejilla, no pude contenerme, la abrase.

-Claro que no fue tu culpa. -Le digo, odiaba que siguiera sintiéndose culpable. -Perdóname, pensé que este año si tendrías ánimos de hacer algo lindo para tu cumpleaños, eso es lo que el hubiera querido, que disfrutaras, verte feliz,  que lo dejaras ir. -Dije mientras contenía las lagrimas.

-No puedo. -Me contesto con la voz entre cortada, yo sostuve su rostro entre mis manos obligándola a verme a los ojos. -Noche de chicas será. - Le digo mientras lucho por sacarle una sonrisa.


Me encontraba caminando para llegar a mi casa luego de la conversación con Silvia, los ánimos en mi eran nulos, yo no era muy cercana a David, pero sabia lo mucho que Silvia le amo, lo mucho que ambos se quisieron, la mayoría dirán que era algo de niños inmaduros, por la corta edad que tenían, pero era el amor mas sincero que conocía hasta el momento, se entregaron en cuerpo y alma, y cuando el murió en ese accidente a todos nos afecto, principalmente a mi prima, y la comprendo, no es fácil asimilar que la persona que tanto amas falleció atropellado, yo estuve ahí, fui testigo de todo lo que mi prima sufrió y seguía sufriendo, ella merecía continuar, David también lo hubiera querido así y sabia que Taylor llamaba su atención, ¿Por que no se daba la oportunidad?

Todos esos pensamientos pasaban por mi mente mientras me acercaba a la puerta, pero cuando la abrí todo se torno blanco debido a  la sorpresa que me lleve en ese momento.

-Hola pequeña. -Era Thimothe sentado en el mueble de la sala, no entendía que buscaba aquí, y donde estaba mi madre, se suponía que debía estar en cas.....

-Hola hija, por fin llegaste. -Me dice mi madre mientras salía de la cocina llevando en sus manos una  bandeja con unas tazas de te y unas galletas mientras yo continuo inmóvil parada de espaldas a la puerta. 

-Ya me conto todo hija, me dijo que te comunicaste con el para que me ofrecieran un puesto de trabajo en la empresa de su padre, gracias. -Me decía mientras colocaba la bandeja con las tazas en la mesa del sofá  y caminaba hacia mi.

-¿Yo? -Pregunto aun mas confundida.

-Si, señorita Rodríguez. -Me dice Thimothe mientras trato de asimilar todo lo que ocurre.

Una Sumisa MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora