Capítulo 3

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La jornada escolar ya había acabado estaba acompañando a Sammy a guardar algo en su casillero.

–estuvo horrible, odio a todas las personas con las que me toco–le dije mientras comía un poco de la chocolatina que me dio esta mañana.

–a mí me gusto, no todo en la vida es malo Ava–dijo ella cerrando el casillero – ¿si iras a mi casa?

–sabes que sí, ya le dije a mamá.

–okey andando – dijo tomando mi mano estaríamos en su casa todo el día era parte de la tradición de reingreso al colegio si no era en su casa era en la mía, pero siempre estábamos juntas.

De vuelta a casa no nos iríamos en el bus iríamos caminando, el camino no era muy lejos tomaba como treinta minutos a veces más porque parábamos más de lo que caminábamos, pero no había apuro. En la mañana no era lindo caminar ¿quién diablos caminaba media hora a las siete de la mañana por gusto? Exacto absolutamente nadie, además mis neuronas no estaban lo suficientemente despiertas a esa hora probablemente y me perdería.

Como dije antes parábamos más de lo que caminamos por lo tanto ahora estábamos en un parque a dos cuadras de la casa de Samantha, cuando pequeñas siempre veníamos acá nuestro juego favorito eran los columpios imaginábamos que éramos aves volando por el lindo cielo azul.

–tengo sueño – dije tirándome un poco para atrás en el columpio la rubia a mi lado solo rio – es en serio anoche no pude dormir.

–lo sé te quedaste dormida en la primera clase, aunque eso no es novedad recuerdas todas las veces que te levantaba antes de que pasara el profesor y te viera- ambas reímos.

–de nada sirvió recuerdas cuando la profesora Johnson se dio cuenta – aclaré mi garganta – señorita torres viene a dormir o a estudiar? -dije imitando la voz de la profesora mientras empezábamos a balancearnos un poco en el columpio.

–es cierto ese día nos sacaron del salón– empezamos a reírnos a carcajadas. Yo amaba dormir, además si no conseguía dormir en la noche lo hacía en cualquier espacio que tuviera en el día.

–oye espera quien te lo dijo.

–sabes perfectamente quien fue – claro que lo sabía era la única persona cercana a nosotras que me vio.

–me parece completamente injusto que me toque con tu hermano.

–pero no creo que te moleste- dijo mientras alzaba las cejas una y otra vez – todavía te gusta?

Y si me gustaba el hermano de mi mejor amiga.

–no lo sé a ti te sigue gustando mi hermano–y si a ella también le gustaba el mío, aunque ninguna de las dos iba a estar con el hermano de la otra o por lo menos no ahora.

–acabas de atacarme duro, pero mira el lado positivo caeremos en un lindo cliché.

–alguna de las dos tendrá su historia de amor–ella miró el cielo por un rato.

nosotras nos entendíamos muy bien respecto a los libros creo que eso era una de las cosas que teníamos en común, nos quedamos un rato en silencio hasta que ella habló.

–señorita permítame escoltarla a casa–dijo levantándose del columpio yo solo reí mientras negaba un poco con la cabeza.

–por supuesto señorita –ella soltó una carcajada mientras empezábamos a caminar.

–por qué te quedaste dormida en clase? –volvimos a ese tema, no creo que lo fuera a olvidar pronto.

–anoche no pude dormir y en la madrugada bajé por leche y tuve una muy incómoda charla con mi papá– le dije mirando el suelo.

–por qué no lo dijiste antes?

–no lo sé- levante los hombros –no quería hablarlo, supongo–hablar sobre mi familia y en especial mi padre era algo incómodo para mí.

Seguimos caminando hasta su casa no faltaba tanto y en el camino contamos chistes malos y hablamos de los posibles malos clichés que podrían a ver con las personas del colegio era divertido pretender cosa que podrían pasar.

-Nous sommes arrivés ma – grita mi amiga mientras entrabamos en su casa fuimos directo a la cocina allí estaba su mamá.

Nous sommes arrivés ma: llegamos ma

la señora Harris era muy parecida a mi amiga, su cabello rubio un poco oscuro estaba atado en una cola alta, sus ojos negros sin nada de maquillaje y sus labios con un labial rojo oscuro, tenía una falda negra que daba debajo de sus rodillas y una camisa blanca doblada en sus codos, ella era muy elegante y sofisticada

Estaba en la cocina preparando lo que creía que era el almuerzo.

-hola señora Harris – a pesar de conocernos de años a mí me habían enseñado a que a una persona mayor no se le llamaba por el nombre solo por respeto.

– ay por favor Ava te he dicho mil veces que me llames Melissa – me dijo con una sonrisa en su rostro y dejo un beso en la mejilla de mi amiga – niñas lávense las manos y bajen a la mesa ya sirvo el almuerzo.

Subimos al cuarto de mi amiga a dejar las maletas y lavarnos las manos mientras seguíamos hablando un poco sobre el colegio y con quienes nos habían tocado una vez abajo nos sentamos en la mesa. El almuerzo fue tranquilo hablamos un poco con la señora Harris le contamos como fue el primer día y en general cosas de la escuela

Cuando acabamos me fijé un poco más la mesa solo estábamos nosotras tres, masón se había ido con mi hermano a nuestra casa por esa razón yo fui con mi mejor amiga lo que se me hizo raro fue no ver a el padre de mi mejor amiga él trabajaba, pero llegaba a casa a la hora del almuerzo

–qué pena preguntar, pero dónde está el señor Harris– no me malinterpreten él era como otro padre para mí de la misma forma que lo era la señora Harris. Ellas me vieron un rato

–vaya veo que no le has dicho–dijo la señora Harris un poco incómoda

–no encontré un momento para decirle–respondió mi amiga viendo a su madre y mi confusión y curiosidad aumentaron ¿Qué me tenía que contar mi amiga?

Para poder olvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora