capitulo 6

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Era lógico saber que estaba pasando, como siempre mis padres estaban peleando de nuevo, era algo normal para nosotros de hecho, llevaban mucho tiempo tranquilos tarde o temprano volverían a explotar.

–deberíamos entrar– dijo Sebastián un tanto preocupado.

Nosotras sabíamos que si entrabamos solo iba a ser peor siempre lo era o a veces simplemente se enojaba y culpaban a nosotros

–oh si claro, si quieres después podemos pasar tiempo en familia–dije sarcásticamente–es lo mismo de siempre.

–no, no es igual creo que si deberíamos entrar–dijo Eli apagando el cigarrillo.

–por qué? – pregunte.

– papá está un tanto... violento?

–de qué manera– preguntó Sebastián sin ocultar la preocupación en su voz

–sacudió fuerte a mama, pero en cuanto me vieron bajar se alejó de ella

–y estas acá tranquila como si nada – dije yendo a la puerta

Los gritos eran claros, se estaban gritando cualquier clase de obscenidades no sé qué más esperaba. Los tres entramos a la casa, mamá estaba llorando mientras le respondía a papá y el solo gritaba

–... debí irme hace mucho tiempo–dijo mi padre

– claro que sí, hubiera sido lo mejor para todos–dije con el mismo tono de voz que ellos.

Inmediatamente los dos voltearon a vernos al parecer ni siquiera se habían dado cuenta que estábamos ahí

–que mierda haces? – dijo mi hermana susurrando entre dientes.

–lo que debe hacer alguno de nosotros –le susurre.

Yo estaba sumida por la rabia de tantos años y solo seguí.

–si te hubieras ido apenas tenías la oportunidad ninguno de nosotros hubiera sufrido tanto como lo hizo.

–esto no es algo que te importe– dijo mi padre.

La discusión ahora sería solo de nosotros. No se veía como si alguien quisiera decir algo o intervenir de alguna manera, mi hermana sostenía mi mano para que no me acercara demasiado a mi padre.

–Claro que si –exclame enojada– es algo que nos importa a todos, somos nosotros los que estamos por medio de cada una de sus estúpidas peleas.

Mis ojos se llenaron de lágrimas por la rabia y la impotencia que sentía en ese momento, pero no lloraría, el no dijo nada por la tanto volví a hablar.

–nosotros tuvimos que ver a mi mama dos años en una cama – el nudo en mi garganta era cada vez más fuerte– Eloísa fue la que tuvo que ver por nosotros, éramos unos niños que tuvieron que estar completamente solos dos malditos años.

Mi voz se cortó e inevitablemente empecé a llorar. Sebastián puso detrás de mí y coloco su mano en mi espalda, pero no dijo nada

–son unos malagradecidos – dijo mi padre furioso – nunca les faltó nada en ese tiempo, siempre les mande comida y las cosas necesarias.

–si nos faltaron cosas- dije llorando todavía – nos faltó un padre una ... una madre estable mentalmente, nos faltó amor y comprensión... no puedes pretender irte dar todo económicamente y pensar que vamos a estar bien.

–es imposible estar bien cuando desde pequeños tuvimos que ver sus peleas–continúe antes de que alguien hablara– es completamente estúpido pensar que vamos a estar bien cuando escuchábamos a mamá llorar y rogarle con que no te fueras con alguna zorra

Mi mejilla derecha ardió en el momento en que mi padre me cacheteo, el silencio en la sala era cada vez más incómodo, pero de igual manera nadie dijo nada.

–que te ofende tanto papito – pronuncie lo último con sarcasmo mientras sostenía mi cara–duele que te digan la verdad? ¿Te duele que ofenda a tus amantes?

–estas muy equivocada pequeña estúpida– dijo cogiéndome fuerte la mandíbula – en todas las estupideces que dices estás equivocada, no sabes absolutamente nada de la vida real.

La rabia en su voz era clara, mi mamá lo único que hacía era taparse la boca para no soltar sollozos fuertes al igual que mi hermana, Sebastián todavía con su mano en mi espalda se tensó él podía ser muy sobreprotector conmigo, varias veces se había metido en problemas por eso.

–suéltala imbécil– dijo mi hermano entre dientes y mi padre lentamente me soltó.

–ahora usaras la violencia como solución? De verdad Antoni creí que eras más inteligente.

–soy tu maldito padre trátame como tal Ava.

–no lo haré hoy ni nunca, jamás me demostraste una buena figura paterna–en ese momento volví a llorar más fuerte que antes–crees que mereces que te llame papá y te abrace y tengamos una linda relación padre-hija? No va a funcionar no te tengo ni el más mínimo aprecio, me desagradas. Jamás tendrás mi respeto y no me importa vivir discutiendo contigo en menos de dos años podré irme

–y si tanto me odias por que no te vas ya? ¿Por qué sigues aquí esperando todo? Ah cierto necesitas mi dinero

–es tu obligación maldito, tú me diste la vida lo mínimo que puedes hacer. Toda tu vida pudiste simplemente darnos dinero e irte no fuiste un buen padre y ya es muy tarde para que lo seas.

Sin más nos dio una mirada helada y pasó por un lado de nosotros para salir de la casa. Inmediatamente me derrumbe de rodillas en el suelo, mis hermanos se acercaron a mí y me abrazaron. Mi madre seguía parada quieta como si estuviera en shock o algo así.

Mis hermanos me llevaron a mi habitación todavía no dejaba de llorar, mi madre no había dicho nada en todo el tiempo, en cuanto nos fuimos de la sala se encerró en su cuarto, Sebastián me tuvo todo el tiempo abrazada como si en algún momento me fuera a romper y Eloísa buscaba hielo.

–debiste quedarte callada– dijo Eloísa mientras ponía suavemente el hielo en mi mejilla

–si yo no decía nada nadie lo haría– dije e hice una mueca porque me ardía un poco– se cuidadosa, porque me arde... mierda fue solo una cachetada

–no, creo que te pego más fuerte de lo que pensamos– dijo Elí mientras seguía haciéndolo un poco más suave que antes

–el maldito te rompió el pómulo– dijo Sebastián a un lado mío

–no le rompió el pómulo solo es un pequeño rasguño, creo que lo hizo con el anillo.

Se quedaron en silencio un rato y el ambiente era un poco incómodo, sé que ellos querían decir o hacer algo más y se sentían culpables por no haber hecho nada.

–no me arrepiento de nada, vieron la cara que hizo cuando le dije que se debió ir con alguna zorra– dije riendo ligeramente.

–o cuando le llamaste por su nombre–dijo mi hermano

– aunque hubiera sido gracioso no debiste hacerlo.

Nadie volvió a decir nada más nos quedamos un rato en silencio hasta que Eloísa se fue a ver como estaba mamá.

Sebastián se quedó conmigo y en un momento de la noche rompí a llorar y mi hermano me decía que iba a estar bien, aunque no me sentía mal por haberle dicho esas cosas a mi padre la verdad no me arrepentía, me sentía mal por mi madre ella estaba tan cegada dejaba que la maltrataran psicológicamente y pensaba que en algún momento él cambiaría y sería diferente.

Nunca pasaba y ella aun así seguía con él, me daba miedo lo que pudiera pasar luego, pero por más que le dijéramos que seguiría así y que luego le podría hacer más daño no se daba cuenta y esa noche me di cuenta que mi madre no nos apoyaría si él nos hiciera daño.

Para poder olvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora