capítulo 17

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7 de febrero del 2019

el lunes nos habíamos levantado un poco más temprano para poder estar más tiempo con la abuela, sin embargo, ya estábamos tarde y había mucho tráfico.

–Ava acomódate la corbata–dijo mi hermana –y la falda la tienes torcida.

Mi abuela rio al ver como actuaba mi hermana mayor y yo acomode mi uniforme, hoy no sabía que ponerme así que me puse el uniforme, se podría decir que mi colegio era un poco extraño, ¿en qué clase de colegio dejaban ir a los estudiantes vestidos como quisieran? Exacto el mío, era un poco raro ver algunos estudiantes con uniforme y otros-la gran mayoría-con ropa normal.

–estaba pensando–dijo mi abuela luego de un rato–en comprarte acuarelas, pinturas y algunos lienzos Ava

–ella ya no dibuja–dijo Sebastián–es una lástima porque realmente tenía talento

–cuando dejaste de hacerlo? –preguntó mi abuela

–después de salir de rehabilitación –dijo mi hermana y la mire mal

–me están preguntando a mí –dije

–tienes razón, porque ya no pintas hija? –dice mi abuela volteando a verme un momento y volviendo su mirada a el camino

–no se –levantó los hombros–era solo un pasatiempo de esa época.

–ahora no hace más que leer y escuchar música–dice mi hermano–puedes creer que la invitaron a al menos seis fiestas el año pasado y se negó a todas?

–no me gusta estar de fiesta en fiesta, en la mayoría solo tienen alcohol y no me gusta estar en ese tipo de ambientes.

–es una lástima que no dibujes más–dice mi abuela–a tu abuelo le encantaban tus dibujos.

No digo nada más, recordé las veces en que le daba pequeños dibujos a mi abuelo cuando tenía unos cinco o seis años, él dijo que tenía talento y me metió en cursos de verano para aprender más técnicas; cuando murió seguí dibujando, varios de esos dibujos los forraba y los llevaba al cementerio para dejarlos pegados en su lápida.

Deje de dibujar después de la rehabilitación, hacerlo no era más un lindo recuerdo que me mantenía cerca de mi abuelo, siempre en las reuniones con la psicóloga del centro dibujaba y ella le encontraba explicación a absolutamente todo, por eso me dejo de gustar, el hecho de saber que cualquier dibujo que hacía tenía un trasfondo, aunque no lo quisiera ver, era extraño.

Llegamos a el colegio, me despedí de mi abuela y mi hermano y empezamos a caminar mientras esperábamos que sonara la campana, no había visto a samantha ni a masón, tampoco a dante o a jayden, en una parte me alegraba no encontrarme con ese último, ya que si lo viera tendría que explicarle todo a mi hermano y estaría en problemas.

–qué clase de relación tienes con abby? –pregunte mientras le pasaba un brazo por la cintura a mi hermano y él ponía el suyo en mis hombros

–somos novios –dijo con una sonrisa en su rostro

–que? Y no me lo habías dicho, me ofendes sebas, me ofendes mucho.

–tú me ofendes a mí, hace rato no vemos películas juntos, ni pasamos un rato escuchando música, mucho menos me cuentas de los libros que lees, aunque no entienda mucho lo que dices –rio un poco–últimamente estás más perdida en no sé qué cosas que en el presente.

–yo siempre estoy perdida en cualquier cosa que en el presente–reímos–tienes razón hace mucho no pasamos tiempo de hermanos, te tengo una propuesta.

Para poder olvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora