capítulo 35

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maratón 3/3

ava torres

me odio, odio no haber hecho nada antes, odio no haberme dado cuenta, odio no haber estado con ella

no he podido dormir por miedo a que algo pase, el doctor me dejo quedar en el cuarto con ella y nadie se opuso. Acaricio su cabello grabándome la textura de este, acaricio su rostro sin dejar de mirarlo para grabarme cada parte de el en la memoria, grabándome su perfil, lo perfecta que es su nariz, las pecas que la adornan, sus pestañas, siento que debo hacerlo porque en lo más profundo de mi ser sé que esto es un final

el doctor dijo que le indujeron coma por algunos días para poder estudiar bien la intoxicación o algo así, no preste atención, mi cabeza estaba nublada en el momento, tarareo en su oído la canción que le cante el día que estábamos en su habitación, no sé si me escucha, no sé si me siente, no sé si sabe que estoy aquí...no sé si sabe que no está sola y nunca lo estuvo

mis ojos arden por haber llorado tanto, logre calmarme luego de estar un rato con ella-más bien no podía llorar más- mi madre ha pasado varias veces a ver que este bien, no puede entrar pero me ve desde la ventana, sé que vino dante con sus padres, no pudo entrar al cuarto pero se quedó en la sala de espera y supongo que sus padres se fueron, Eloísa me llamo varias veces, pero no pude responderle, sé que si lo hacía volvería a llorar y no quiero hacerlo, quiero estar bien para cuando despierte, aunque no despierte esta noche

el tiempo parece congelarse al darme cuenta que apenas es media noche, el cuarto es silencioso y tiene un frio espantoso, me abrazo intentando entrar en calor, camino por el cuarto para no estresarme, miro a la ventana que da vista a la calle y me siento frente a ella observando el cielo

esta hermoso, con su azul oscuro y el montón de estrellas que acompañan a la luna recuerdo la leyenda que me conto samantha en la primera pijamada que tuvimos en su casa y escapamos al jardín

–quieres oír una historia? – pregunta una pequeña sammy de siete años mientras sonríe mostrando los espacios de los dientes que se le han caído

asiento sentándome a su lado

–antes de que crearan el mundo y todos los planetas, la luna y el sol se querían mucho y siempre estaban juntos, pero cuando los dioses crearon todo los separaron, el sol siguió brillando por sí solo, pero la luna no y siempre estaba triste, habían muchas veces que no salía de lo triste que estaba, los dioses se dieron cuenta de eso y decidieron crear las estrellas para que ayudaran a brillar a la luna y estuvieran ahí para cuando se sintiera triste, pero no funciono del todo, entonces uno de esos dioses decidió crear el más hermoso acontecimiento–suspira–los eclipses, crearon los eclipses para cuando la luna se sintiera más sola que nunca se pudiera juntar con el sol solo unos momento y volver a hacer su trabajo con normalidad

–tu eres las estrellas–comento y me mira con el ceño fruncido–tú me ayudas a brillar cuando me siento triste

–y quien es tu sol?

–tú y mi hermano también–sonrió, ella acuesta su cabeza en mi hombro y seguimos mirando el cielo en silencio por un rato–sabias que mi abuelo está en una de esas estrellas?

– y cómo?

–no lo sé–levanto los hombros–pero cuando murió me dijeron que sería una hermosa estrella

–y cual de todas es?

–umm, esa–señalo hacia el cielo cerca de la luna–es la más cercana a la luna porque la ayuda a brillar, así como nos ayudó a todos cuando estaba vivo

Para poder olvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora