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𝖢 𝖠 𝖯 𝖨 𝖳 𝖴 𝖫 𝖮 𝟣𝟫.
Sakae.
Había llegado el día más esperado, hoy era el curso remedial.
Después de todo lo que ocurrió la noche anterior traté de aclarar mi mente. Al calmarme un poco estuve dándole vueltas al asunto una y otra vez, cosa que me permitió dormir tan solo unas cuantas horas. Por desgracia.
Me sentía tan agotada tanto física como mentalmente. Tenía días sin poder conciliar completamente el sueño, sin mencionar las pesadillas, pensamientos y remordimientos que rondaban dentro de mí.
— ¡Porque tengo que ir a ese estupido curso! — exclamé molesta. Por fin me digné a levantarme de la cama.
Solté un gran suspiro lleno de frustración, en realidad solo me encontraba de muy mal humor. Chasqueé la lengua y sólo rodeé mis ojos, tenía que apurarme casi era hora de irnos.
Recordé el porqué era necesario que asistiera a ese curso, desde que tengo uso de razón siempre quise convertirme en una heroína, siempre fue mi sueño.
Después de la trágica muerte de mi padre y de mi pequeño hermano menor, aquel sueño que tanto anhelaba cumplir lo enterré en lo más profundo de mi ser. Incluso llegué a pensar que no lo merecía porque no pude salvarlos. Pero ahora comprendía que todo aquello no había sido mi culpa, sino de aquel villano llamado All for one. El mal existía en él y en su discípulo. Esto no terminará hasta que acabe con ellos.
Por ese motivo necesitaba aquella licencia. Necesitaba acabar con aquel mal que acechaba y llegar a salvar a personas que se encuentren en peligro tal como yo lo estuve.
Una heroína que llegue a tiempo.
Por el momento tenía que concentrarme en el curso para obtener mi licencia, quizá eso no significaba ser una profesional, pero era un pequeño paso para el largo camino que faltaba por recorrer. Daría mi mejor esfuerzo y me prepararía, porque sé que ellos volverán a atacar.
Lo sentía.
Cerré mis ojos fuertemente, tomé mi collar entre mis dedos, necesitaba la sensación de que todo estaría bien. Tenía que hacerlo por mí, solo por mí. Y lamentarse todo el día por un chico no serviría de nada. Así que no tuve otra opción que dejar a un lado mi mal humor y mis sentimientos, aquellos sentimientos por cierto rubio ceniza.
Desvíe la mirada hacia el lugar en donde casi me besa, recordando cada facción de su rostro y lo que estuvo a punto de suceder. Sentí un escalofrío en todo mi cuerpo al compás de unas mariposas en mi estómago. Era estúpida.
