El primer beso del seductor

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El primer beso del seductor
(Segundo año de James S. Potter)

Aquel día de junio, todos los alumnos de Hogwarts parecían haber tenido la misma idea y estaban repartidos por los jardines, disfrutando del primer sol del verano.

Faltaba solamente una semana para los exámenes finales, y aquello se notaba, ya que algunos, sobre todo los más mayores, habían sacado sus libros con ellos y estaban aprovechando para estudiar en grupo al aire libre. Unos alumnos de ÉXTASIS incluso estaban intentando hacer una poción en un improvisado soporte junto al lago.

Un chico de segundo salía entonces del castillo, corriendo a todo correr para reunirse con sus amigos. Se trataba de James Sirius Potter, al que la directora McGonagall había castigado cuando se enteró de que él y su primo Fred habían cambiado la pasta de dientes del viejo Filch por una pasta extra picante que habían robado de las cocinas. Una broma clásica, pero siempre muy divertida.

Por supuesto, ni James ni Fred se arrepentían, pero el día era demasiado bueno como para desperdiciarlo haciendo copias en el aula de Transformaciones, así que le habían soltado a McGonagall un emotivo rollo sobre el arrepentimiento, el respeto a sus mayores y que nunca, jamás, volverían a hacer algo así ni aunque les apuntaran con una varita. La directora debía estar envejeciendo, o quizá el verano había ablandado su corazón, porque milagrosamente había colado, y les había dejado irse antes de terminar con el castigo. Sin embargo… ¿arrepentirse Fred Weasley y James Potter de una broma? Era como decir que a Hagrid no le gustaban los animales peligrosos.

Jaime y Andrew le habían dicho que irían a visitar, precisamente, al guardabosques, y hacia allí corría el joven Potter cuando Katia Chang -una bonita niña de su curso que había fascinado a todos los chicos con sus exóticos rasgos asiáticos- le vio. Se alejó entonces de su grupo de amigas, que estaban jugando a las cartas bajo un manzano, y corrió hacia él.

-¡James! ¡James! –Gritó, cuando vio que él iba demasiado rápido como para que pudiera alcanzarle y sorprenderle por la espalda, como hacían en las películas muggles que su madre y ella veían juntas.

Al oír su nombre, James paró bruscamente y se giró. Al ver a Katia esbozó una sonrisita ligeramente arrogante, un borrador de esa que llegaría a perfeccionar en los años siguientes y que acabaría trayendo de cabeza a todas las chicas de Hogwarts.

-Hola Chang –dijo, pasándose una mano por el pelo para desordenarlo aún más.

Y es que a pesar de su corta edad, James Potter ya era perfectamente de su atractivo: los expresivos y brillantes ojos color avellana que hablaban por sí solos, la sonrisa ya pícara aunque aún con restos de una cierta inocencia, la tez naturalmente tostada que le resaltaba aún más entre sus compañeros y el pelo negrísimo que, revuelto como siempre lo tenía, ayudaba a resaltar sus facciones, algo aniñadas aún pero que ya prometían lo que James iba a llegar a ser.

Katia se sonrojó exquisitamente y le dedicó una sonrisa tímida.

-¿Ya os ha dejado salir McGonagall? -Preguntó, con voz suave y encantadora.

-Obviamente -respondió James, controlando su impulso de poner los ojos en blanco porque, en el fondo, le gustaba Katia y no queria ser muy borde con ella.

La chica asintió, y se echó el pelo hacia atrás para que James pudiera ver mejor su rostro, consciente también de lo atractiva que era.

-¿Y si vienes conmigo a dar un paseo por la linde del bosque? -Sugirió, situándose a su lado.

James dudó, porque realmente le apetecía encontrarse con sus amigos y visitar a Hagrid. Pero Katia le gustaba mucho, y al final sus sentimientos hacia ella pudieron. Jaime y Andrew lo entenderían. Sin duda.

-Venga vamos -dijo, y la cogió de la mano, para deleite de ella.

Caminaron un rato así, cogidos de la mano y hablando de los exámenes y lo que habían planeado para las vacaciones, hasta que al fin llegaron a un punto alejado, casi en el borde de los terrenos, y donde ya no había nadie. Tenían plena intimidad, justo como los dos habían querido.

En un determinado momento, quedaron apoyados contra el tronco de un abeto, refugiados bajo su sombra.

Katia se acercó a él sonriendo, y James se inclinó ligeramente hasta que sus ojos quedaron a la misma altura.

-Yo iba a decirte una cosa, James... -susurró Katia, mordiéndose el interior de la mejilla.

James acarició su hombro y sonrió con confianza.

-Yo iba a decirte que me gustas -soltó James, con la sutileza habitual en él.

Katia sonrió, halagada, y pasó la mano tímidamente por su pelo, en un gesto que llevaba desde el año anterior deseando hacer.

Entonces, el chico la acercó y, lentamente, besó la comisura de sus labios. Instintivamente Katia giró su cabeza un poco hasta que sus labios se unieron dulcemente en el primer beso de los dos.

-Merlín -jadeó Katia cuando se separaron-, vamos a ser la pareja más popular de Hogwarts.

James sonrió dubitativo, teniendo por primera vez dudas de lo que Katia realmente quería. Esta se dio cuenta al instante de su error, y antes de que James hiciera o dijera nada lo agarró y volvió a besarle.

***

¡Hola! Sé que publico tardísimo, peeo bueno aún es 14 de febrero y es que he estado pasando el día con unas amigas y de hecho he escrito hasta en el tren. Espero que os guste el adelanto, dentro de poco más. He querido hacerlo así porque, para mí, ayuda a entender el modo de actuar de James en años posteriores. ¿Qué os ha parecido a vosotros?

¡Un beso muy fuerte!

AngelaLannister

P.D. Los motivos de haber elegido a Katia Chang para esta escena los explico en los comentarios

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