En lo más hondo del bosque

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Era domingo, y por tanto el día libre de Harry Potter, y también el de su esposa, que trabajaba como periodista de El Profeta. Ambos se habían levantado a las diez, tarde para lo que era su costumbre, y estaban desayunando en la cocina.

Charlaban sobre las reformas que se estaban planteando hacer en la casa cuando oyeron un "puf" desde el salón, indicador de que alguien viajaba a su casa a través de la red flu.

-¿Esperas a alguien, cariño? -Preguntó Harry, preguntándose quien les visitaba un domingo a esa hora.

-No... Y veo que tú tampoco. Así que supongo que será Teddy.

Ambos se miraron, sonrientes. Teddy se había criado prácticamente con ellos, y de hecho se mudó a su casa a los once años, poco antes de entrar en Hogwarts. Era un hijo más para Harry y Ginny, y sus hijos biológicos lo trataban como a un hermano. Todos querían muchísimo al metamorfomago, aunque especialmente James, que había sido su cómplice en toda clase de bromas y travesuras, y al que Teddy había enseñado todo lo que sabía.

-¡¡Hola familia!! -Saludó Teddy, entrando en la cocina y yendo a besar a Harry y Ginny.

-Hola Teddy -saludó Harry, con una sonrisa-. ¿Qué tal?

-Feliz. -Respondió Teddy simplemente.

-Vaya, nos alegramos mucho cielo -sonrió Ginny-, pero ayudaría que supiésemos a qué se debe.

-Eso venía a contaros, precisamente.

-Estupendo. Supongo que hayas desayunado ya -la mirada de Ginny Potter decía que era mejor que así fuera, con lo que Teddy asintió-. Bien. De todos modos, ¿te apetece algo más?

-Mm, creo que voy a buscar algo dulce.

Y dicho esto, Teddy se puso a rebuscar en uno de los armarios.

-En fin, lo que venía a deciros -empezó, con la cabeza todavía metida en el armario, en busca de una tableta de chocolate de su marca favorita.

Harry y Ginny cruzaron una mirada y ella enarcó una ceja. Intuían lo que venía a decirles su ahijado.

-¿Sí? -Preguntó Harry.

-Veréis -continuó cuando tuvo la tableta de chocolate entre sus manos y comió un par e onzas-... El otro día se lo dije a Victoire, y ella me dijo que sí, y pensamos que para Pascua estaría bien porque todos podrán venir y no queremos esperar más. Además hemos pensado en irnos a Francia y...

-Vamos, que te casas con Victoire -le interrumpió Harry, con un sentido práctico que había adquirido en sus años como auror.

-¡Sí! -Exclamó Teddy, feliz, dando otro bocado a la tableta de chocolate.

Harry enseguida se levantó y abrazó a su ahijado.

-Me alegro muchísimo Teddy... Victoire y tú vais a ser todavía más felices, o al menos eso espero. Aunque no sabes la que habéis liado -esto último lo susurró para que solo su ahijado lo oyera-, ahora Fleur y Ginny discutirán hasta el más mínimo detalle.

Teddy rió suavemente, porque sabía que Harry tenía razón.

-¡Por Merlín Teddy! ¡Casándote, ya! -Exclamó Ginny, yendo a abrazarle-. Parece mentira como has crecido... Esto me hace sentir vieja, pero me alegro muchísimo por ti, de verdad. Vais a ser tan felices... Bueno, no es como si no lo fuerais ya, claro. De todos modos todo será perfecto, ya verás.

-Sí, eso espero. Y hablando de eso, bueno, Victoire y yo vamos a necesitar ayuda para organizar la boda, porque yo no tengo ni la menor idea de esas cosas y ella no puede hacerlo todo. Por supuesto, Fleur -Fleur nunca había querido ser llamada señora Weasley, y pedía a todos que la llamaran Fleur, especialmente a sus amigos cercanos y a su familia- la ayudará, pero aún así necesitarán a alguien más. Y, Ginny, yo no conocí a mi madre a pesar de lo mucho que me habéis hablado de ella... Así que todos estos años tú has sido como una madre para mí. Me gustaría que las ayudases -añadió finalmente, con una sonrisa tímida.

Ojos verdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora