Un arc-en-ciel dans notre chambre

10.1K 528 234
                                    

La risa de Rose Weasley era el sonido preferido de Scorpius Malfoy. Recordaba la primera vez que la había oído, en el Expreso de Hogwarts. Él iba con Cris y Margot en busca de la señora del Carrito, ya que las chicas le habían prometido comprarle un par de ranas de chocolate cada una a ver si al fin conseguía el cromo de Snape.

Encontraron a la mujer en el pasillo, frente a la puerta abierta de uno de los compartimentos, y las chicas le compraron las prometidas ranas de chocolate. Entonces, Scorpius oyó la risa de una chica. Se asomó discretamente al compartimento del que provenía y vio a Albus y Rose con las gemelas Longbottom. Y quiso conocer mejor a aquellos chicos que parecían pasarlo tan bien.

Margot fue quien advirtió su mirada anhelante y le sonrió.

-Si es lo que quieres, entra -le animó.

-Pero y si…

-"Pero y si" nada. No te dirán nada, Scorpius.

Cris sacudió la cabeza.

-No es que sean mis favoritos, pero oye, a lo mejor te caen bien -dijo, sonriente-. Ve y luego me cuentas. Y te prometo que si se atreven a meterse contigo, Margot y yo les daremos una paliza.

Scorpius se rió al imaginárselo, pero asintió y entró en el  compartimento.

Y ahora, muchos años después, allí estaban los dos. Bailando juntos en el Baile de Navidad, aunque ninguno de los dos supiera muy bien cómo hacerlo.

-Eres un bailarín desastroso, Scorpius -constató Rose, echando la cabeza hacia atrás y soltando una carcajada.

-¡Habló aquí! Si tú eres incluso peor que yo…

-¿Y si nos apuntamos a baile de salón?

-¡¡Alá!! Como los jubilados… No tenía yo más que hacer.

Rose le dio un beso en la mejilla.

-Ya te convenceré.

-Lo peor es que tienes razón -Scorpius se pasó la mano por el rubio pelo.

La canción terminó, y de mutuo acuerdo, la pareja se retiró hacia la mesa más cercana, donde se sentaron. Había unos pasteles, y Rose enseguida cogió uno de naranja y chocolate.

-Eres una adicta al chocolate, Rose -reprendió Scorpius.

-¿Y qué tiene eso de malo? Para tu información, el chocolate es buenísimo para muchas cosas.

-¿Has oído hablar de la moderación? Tu admirado Aristóteles, por ejemplo, la predicaba mucho…

-El mero hecho de que me guste Aristóteles no quiere decir que tuviera siempre razón.

Los dos se miraron un momento y enseguida estallaron en carcajadas ante lo absurdo de la situación.

En ese momento, Albus se sentó junto a ellos.

-Qué, ¿ya no hay más ganas de bailar? -Saludó.

-Sólo contigo, guapetón -bromeó Scorpius, haciendo un gesto de "miau".

-Uy, sí, ven aquí, mi amor -respondió Albus, de la misma guisa.

Rose se echó a reír y terminó el pastel.

-Miedo me da tanta broma… A este paso me dejas por mi primo -dijo.

-Odio que seas tan lista, Rosie -Albus la guiñó un ojo-. Nuestro plan era decírtelo después de Navidad, pero sí. Estamos juntos y vamos a huir a Torremolinos a vivir nuestro amor.

Ojos verdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora