Capítulo 49

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La puerta de la habitación fue tocada dos veces, y el alfa mayor tuvo que despertar cuando el aroma dulce del melocotón inundó su nariz. Con algo de sueño fue a abrir la habitación, sonriendo después que su omega le diera un beso corto en sus labios. Le permitió entrar, traía una bandeja con comida y ya suponía porqué.

–¿Aún duerme? –fue bajo, un susurro precavido.

Yoongi asiente.

–¿Crees que puedas despertarlo para que coma? Ni tu ni él han comido y ya llevan rato durmiendo –Yoongi ladea su cabeza.

–¿Cuánto dormimos?

–Son las ocho de la noche, gatito –da un golpecito en la punta de su nariz– Llevan casi cuatro horas durmiendo.

Yoongi ríe seco, pasando una mano por su cabello, suspirando– Maldición, lamento haberte dejado solo con JiHoon.

–No pasa nada –deja la bandeja sobre la mesilla de noche para poder volver donde su alfa, abrazándolo por el cuello– Prefería que cuidaras de Jungkook, se ve derrotado.

El alfa asiente, pasando su nariz por el cuello de su omega. Pronto su cuerpo se relaja, la tensión y la necesidad que no sabía que tenía por quererlo cerca, se va. Abrazándolo y acercándolo más a su cuerpo, quedándose quieto en su hombro.

–Se culpa de todo –musita, lo suficientemente alto para que Jimin escuche– Cree que todo esto es su culpa, y aunque me empeñe en decirle que no es así, está tan hundido en la oscuridad que no quiere escucharme.

–Pero sé que podrás ayudarlo –apoya el omega, acariciando lento los cabellos de Yoongi.

–Lo sé, no pienso dejarlo solo –besa su mejilla, apartándose después– Ahora, le daré comida para que no muera de hambre –broma, solo sacándole una risa suave a su novio.

–Vale, te traje tu comida y la de él, disfruta –depositando un beso en su mejilla, sonríe y abandona la habitación.

Yoongi toma la bandeja, acercándose a la cama y sentándose en la punta de esta, acomodándose y moviendo suave el muslo de Jungkook, quien gruñó suave. Era tierno escucharle gruñir mientras dormía, pero era necesario que despertara para comer.

–Jungkook –llama, escuchando el murmuro del chico– Jungkook, despierta.

–Hyung... –se queja, pasando una mano por su cabeza, el lado no herido.

–Venga, ven a comer, pequeño conejo –ríe, moviendo ahora la cadera del alfa, quien se levanta soñoliento.

Con el dorso de su mano limpia la saliva que corría por su mejilla, pasando su lengua por los bordes de sus labios para hacer inmediatamente una mueca por el sabor. Ugh.

–Iré a enjuagarme la boca, ya vengo –avisa, yéndose al baño con cuidado, tanteando con sus manos su camino.

El alfa mayor suspira, escuchando cómo la puerta volvía a abrirse, el aroma de la vainilla y la miel inundando su nariz. Su hermana venía entrando con su cabeza gacha, tímida y jugando con la manga de su suéter.

–MiSuk –dice, sorprendiendo a la muchacha.

–Yoongi –responde de igual modo, yendo donde su hermano– Creí que Jungkook estaría contigo.

El alfa asiente, señalando con su pulgar detrás de él–Está limpiándose la baba que se le cayó mientras dormía –la suave risa de su hermana le hace sonreír– ¿Y tú? ¿Qué te trae por acá?

Pronto las mejillas de la menor suben de color, sonrojándose. Baja de inmediato su mirada, volviendo a jugar con sus dedos y el borde de las mangas de su suéter. Tose, aclarando su garganta y volviendo su vista a su hermano. Era penoso, pero quería pasar tiempo con el alfa menor.

Perdóname | Jeon Jungkook | Libro #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora