Sus ojos se abrieron lentamente, con pesadez. El calor en su cara y el dolor punzante en su costado le confirmaban que nada de lo sucedido había sido un sueño, el incidente en el baño, el dolor tan vívido había sido real, todo había sido real.
Y aunque no estuviera en prisión, los dos policías y las esposas le confirmaban que iba a volver pronto ahí.
Sus amigos estaban en el sofá, viéndole con una cansada cara. Hye, Taehyung, Shuhua y sus padres estaban ahí, aunque, ¿Dónde estaba Gguk? Recordaba haberlo visto en sus sueños, sentir sus labios besar su frente y el cálido abrazo, y sinceramente, no quería pensar que de verdad estaba sucediendo lo que creía.
–Hijo. –su madre y su padre se acercaron, los únicos dos despiertos.
La mujer se sentó junto a él en la camilla, sintiendo el calor de su mano en su mejilla, el débil tacto de esta dándole seguridad y calor casi de inmediato. La mano de su padre acariciándole la cabeza, sus cabellos, y lo creía casi imposible, ¿Desde cuándo su padre le daba muestras físicas de amor?
–¿Cómo te sientes, hijo? –el hombre preguntó, tomando asiento en el sillón blanco junto a la cama.
–Bien, papá.
–Llamaré a la enfermera. –el alfa asintió, viendo a su mujer alejarse.
Todo permaneció en silencio, ninguno de los dos sabía qué decir. Desde que el menor había sido llevado tras las rejas, ninguno había sido capaz de dirigirse una sola palabra, siempre era Hyo la que hablaba con Jungkook, quien le preguntaba cómo estaba o si necesitaba algo del "mundo de afuera", WonWoo nunca pudo decir mucho.
La última mirada que se habían dado meses atrás fue una completamente cargada de dolor, rencor y decepción, justo momentos antes de que Jungkook fuera internado tras las rejas.
–Uhm... ¿Papá? –llamó el menor, el hombre dejando toda la atención en su hijo– ¿Dónde está Gguk? Lo vi hace unos momentos atrás, en mis sueños... Pero, ¿Dónde está él ahora?
El hombre mordió su labio, ¿Cómo decirle a tu hijo que su mejor amigo, casi hermano, se había ido? Decirle que el joven se había marchado por dos años a vaya saber dónde, que, después que uno de sus amigos rechazara el amor de su primo, este tomara la decisión de irse para olvidar. Tenía miedo de la reacción de su hijo.
–Gguk... –tragó grueso.
–Dilo, puedo entenderlo. –interrumpió el chico, olfateando cómo su padre había liberado, inconscientemente, feromonas de nerviosismo.
–Gguk se fue. –esa voz no había sido la de su padre, la de su madre o la de Hye, esa había sido la voz de Taehyung, quien se acercaba con sus ojos ligeramente rojos a su amigo– Gguk se fue hace unas horas, Jungkook. –desvió su vista, sabiendo que muy posiblemente, el rechazo iba a estar escrito en los ojos de su mejor amigo.
–¿A dónde?
–Nadie sabe, Jungkook –esta vez había sido el padre– Se fue por dos años, no sabemos dónde, pero se fue hace tres horas.
–¿Y no me despertaron? –la tristeza se estaba haciendo presente en su voz.
–No podíamos, pero él mismo se despidió. No fue un sueño, hijo, Gguk de verdad vino a despedirse de ti hace unas horas.
–Fue mi culpa, Jungkook –y la vista de ambos alfas se clavó en el omega, quien pronto sintió el sudor frio recorrer su espalda– Es... Es mi culpa. Lo rechacé como mi destinado, y sufría mucho... Dijo que no era mi culpa, pero sí lo es.
–Está bien. No es tu culpa.
Y Jungkook se sintió como un uno de sus sueños, donde la muchacha abandonaba su casa para alejarse de los recuerdos dolorosos de su pasado, de él. En sus sueños muchas veces la vio subir a un avión con rumbo a China, con tres chicos más, pero siempre despertaba cuando estaba a punto de tomar su mano, y la de otro alfa irrumpía su camino.
Sabía que no eran más que sueños, simples malas jugadas de su subconsciente, que nada de aquello era real, y, sobre todo, sabía que su omega seguía en corea, con sus mayores y viviendo. Al menos quería creer aquello, porque ¿Realmente sería capaz de irse de Corea solo por su culpa?
Claro que sería capaz.
La pesadilla que había vivido solo por su culpa, cuando la luna los había juntado como destinados, cuando sus hilos estaban unidos y él solo la destruyó, la humilló frente a muchas personas que ninguno conocía, la hizo sentir una cosa insignificante por mucho tiempo, la lastimó a niveles que ni él mismo creía lograr hacer en algún momento. La dañó, humilló, y era algo que jamás iba a perdonarse.
Suspiró, removiéndose en la cama, viendo directamente al techo. Había tanto en lo que pensar, tanto que tratar de aclarar. Y su mente, su malditamente jugándole en contra.
La puerta de la habitación fue abierta, su madre y una enfermera junto a un doctor entrando. Un beta, con un sujetapapeles en sus manos y leyendo este mismo. La enfermera fue directamente a revisar los aparatos a sus costados, sonriéndole cuando terminó y el medico habló.
–Jeon Jungkook, ¿Es correcto? –el cachorro de alfa asintió– Bien, joven Jeon. Logramos sellar su herida del costado, los resultados parecen bastante buenos, y creo que de aquí a dos semanas ya podrá volver a... –Jungkook asintió, sin necesidad que el médico continuase– Eso es todo, descanse y en unas horas más las enfermeras vendrán con su comida.
–Gracias, doctor.
El hombre regaló una sonrisa antes de salir, dejando a todos sucumbidos en un silencio. Jungkook solo se acomodó de espalda a su padre, cerrando los ojos a Taehyung, solo aferrándose a su almohada antes de suspirar.
–¿Pueden... Dejarme solo? –la voz apagada, sin necesidad de que lo vieran supieron lo que él necesitaba en esos momentos.
–Claro, volveremos mañana. –su madre habló por todos, y lo agradeció.
Poco a poco fueron abandonando la sala, la última en salir había sido su madre, quien se despidió como cuando aún era un niño, un niño asustado por la tormenta.
–Descansa, bebé. –un beso en su frente y mejilla, una caricia y una sonrisa.
Jungkook dejó escapar una lágrima, sintiéndose cálido, amado. Todo el cariño y amor de una madre, aquel que siempre le hacía feliz.
![](https://img.wattpad.com/cover/194157915-288-k689785.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Perdóname | Jeon Jungkook | Libro #2
FanficHan pasado dos años desde el incidente en el aeropuerto y la pérdida del fruto en su vientre, y parece ser que el cielo comienza a abrirse espacio entre las grises nubes para devolverle lo que creyó perdido. El amor de una manada, el amor de pareja...