Era ya pasado del medio día para cuando llegó a su departamento, agotado y con reales ganas de dormir todo lo que quedaba de día. No sabía si fue por el desvelo de la noche anterior o quizá por haberse despertado a las seis para huir del supuesto novio de su omega, pero estaba demasiado agotado.
Sus ojos se cerraban solos, y de no ser por su pequeño pajarito se habría quedado dormido en la puerta cuando cerró y se apoyó en esta.
Un bonito periquito celeste se posó en su hombro, piando alegremente cuando el aroma de su dueño inundó el departamento de nuevo. Aún en su patita colgaba uno de sus calcetines del día anterior, todo completamente mordido y roto. Bueno, si no aceptaba los juguetes que se suponía eran para él, darle uno de sus calcetines cada semana no era nada.
–Bonito –murmura, dejando que el plumaje cree escalofríos en su cuerpo cuando se frota con su mejilla, aquella suave cabecita contra su fría mejilla solo lo hacía reír suave, enternecido– ¿Me extrañaste?
–Papá –es lo único que escapa agudo de su piquito, fregando su cabecilla esta vez con su cuello.
Jeon sonríe, enternecido de su propio animal, yendo con él en su hombro hasta su habitación, dejando ahí mismo su abrigo y sus zapatos, abriendo el mueble en donde sus prendas estaban ordenadas, y sobre los percheros, a un costado de sus suéteres, una separación hecha con una caja de zapatos dejaba ver un montón de gorritos de lana, además de bufandas diminutas, colgadas ordenadamente en percheros hechos con alambre.
El periquito no tarda en meterse, tomando uno de sus gorros y subiéndose de nuevo al hombro de Jungkook.
–Paseo.
Iseul es una pequeña periquita celeste, acogida por Jungkook en una de esas tiendas de mascotas con veterinarios incluidos. Fue algo casual su encuentro, ya que no estaba en sus planes adoptar un pájaro para aquella visita, quizá en un futuro una serpiente, así como lo hizo su sobrino Taehyung, quien había adoptado una linda serpiente, ¿Aengdu? Algo así le sonaba, hacía mucho que no iba a ver a su tía.
Aquel día había llevado a Bam de urgencias al médico, pues aquel cachorro travieso había cruzado la calle sin cuidado a la siga del hijo del vecino, quien había estado andando en bicicleta frente a Bam, mientras golpeaba la cerca de la casa de sus padres con un palo, buscando enojar a la pequeña cría de un dóberman. Animal conocido por ser "agresivo", más Bam era una cosita completa de ternura. El cachorro, molesto obviamente, salió corriendo después que su madre abriera la cerca que daba paso al auto, siguiendo al desesperado niño. Accidentalmente, otra niña pasaba por ahí en patines, asustándose por el cachorro que corría enojado a la siga del otro niño, cayendo sin querer sobre una de sus patitas.
Lo revisaron y dejaron a Jungkook con su alma pendiendo de un hilo cuando le dijeron que su patita estaba rota. Entrando en pánico, el canto de un pájaro a sus espaldas le hizo girar, encontrándose con quien sería Iseul, cantando la canción que sonaba en la radio de la veterinaria, moviendo su cabecita de arriba a abajo cuando había solo música y no letra.
Le distrajo de estar llorando por Bam, cuando el médico le dijo claramente que Bam estaría bien, y el cachorro se lo confirmó cuando se despidió de él, moviendo su colita y ladrándole antes de entrar al "box".
No lo pensó, y mientras Bam era tratado, firmó los papeles para adoptarla, fue firmar al menos cinco, comprarle comida y una casita pequeña de momento. De eso, cinco meses.
Ahora era el único de sus bebés que podía vivir con él, y pese a que muchos le dijeron que debería tenerla en jaula ya que se escaparía, Iseul resultó ser muy hogareña. Las ventanas y la puerta de su balcón permanecía abierta, y la periquito no se escapaba, solía quedarse en los barandales del balcón cantando canciones de Ariana Grande, mismas que Jeon reproducía constantemente cuando llegaba de la universidad y se disponía a ordenar. Ambos bailaban, haciendo reír a Jeon por sus bailecitos.
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Perdóname | Jeon Jungkook | Libro #2
FanficHan pasado dos años desde el incidente en el aeropuerto y la pérdida del fruto en su vientre, y parece ser que el cielo comienza a abrirse espacio entre las grises nubes para devolverle lo que creyó perdido. El amor de una manada, el amor de pareja...