Capítulo 91

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Terminó de acomodar su saco, soltando un gran suspiro cuando se observa completamente en el espejo. Cabellos azules con un maquillaje que resaltaba sus ojos y labios, se sentía bonito junto a esa joyería de piedrecillas que decoraban sus orejas, cuello y muñecas. Aquel traje que se acentuaba a su cuerpo, remarcando sus caderas y cintura lo hacen sentir algo tímido. Ajustado como le gustaba, pero se sentía intimidado.

Era un Jimin diferente aquel frente al espejo, y le gustaba.

Se regala a sí mismo una sonrisa pequeña, soltando un último suspiro antes de girar a la cama detrás de él, donde su hijo se encontraba jugando con su trajecito, peleando con la pequeña corbata que adornaba su cuello. Realmente era la copia de Yoongi, sobre todo cuando fruncía su ceño y abultaba sus labios, molesto como en esos momentos que peleaba con su humita.

–¿Y bien? –pregunta, llamando la atención del pequeño cachorro– ¿Cómo luce papi?

Pronto el niño deja de lado su molesta corbata, abriendo su boquita, impresionado por el traje que su padre usaba. Pantalones blancos acompañado de una camisa con cinturilla que se detallaba en piedrecilla y elegantes dobleces, con mangas ajustadas en sus muñecas e infladas a partir de ahí hasta su hombro. Lindo, adorable y perfecto. Se sentía bonito.

–Papi indo –asiente el niño a sus propias palabras. Jimin suelta una pequeña risa por la ausencia de la "L" en la palabra, enternecido por la dificultad de su cachorro aún con algunas letras.

Una sonrisa que hace que sus ojos se hagan dos media luna pinta la cara de Jimin, quien solo extiende sus brazos en su dirección. JiHoon no tarda en ponerse de pie y correr a los brazos de su padre omega, riendo cuando múltiples besos hacen que sus mejillas se sonrojen.

–Mi príncipe también está muy guapo –halaga el omega, haciendo reír al niño ahora.

–Yo saber –asiente– Papá Gigi indo también –asiente otra vez, sacándole una risa a su padre.

–¿Viste ya a papá Gigi? –pregunta, acomodando las piernecitas de su hijo a cada lado de su cintura, como un koala que se aferra a su costado.

–Mh, tenéfono –pide, extendiendo sus manos a la cama, donde la gran tableta estaba reproduciendo la última canción de su cuñada.

–No, no quiero ver aún a papi Gigi –niega– Recuerda que, si veo a papi Gigi, no podremos casarnos –el niño abre su boquita, como si hubiera recordado algo importantísimo.

–¡Si! Abu Rin decir que si papá Gigi y papi Minie verse, no suerte –repite, a lo que Jimin asiente, riendo leve.

–Exacto –asiente– Ahora ve a buscar tus zapatillas, debemos ir a buscar a tus tías y tíos –El niño asiente, pataleando leve para que el omega lo suelte.

Jimin lo deja con cuidado en el suelo, perdiéndolo en los pasillos de la habitación de hotel.

Un suspiro pesado escapa de sus labios cuando, al prender su teléfono, no encuentra llamadas, mensajes o algo que diga que su padre iría a su boda. Bien, quizá desobedeció a la petición de su alfa de no invitar al hombre si acaso no quería pasarlo mal, aún después que él mismo le dijo lo pésimo que se sentía cuando el alfa estaba cerca. Pero era su padre, y de verdad le gustaría que solo ese día, su padre volviera a mirarlo con un brillo en sus ojos. Orgulloso, feliz.

Tenía miedo, pues en el momento de entregar al omega, no sabe quién lo hará. No quiere entrar solo, arruinaría toda su boda. Y aunque le encantaría que su papá lo hiciera, era algo completamente imposible.

Un mensaje de su madre le informaba que ella ya estaba en la zona donde se haría la ceremonia, y que le encantaba demasiado el estilo que buscó y lo elegante que se veía con la nieve. Era un alivio escuchar de al menos uno de sus invitados que el escenario le haya gustado.

Perdóname | Jeon Jungkook | Libro #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora