Capítulo 25

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El sol estaba en su máximo esplendor cuando el cuarteto de amigos entró al aeropuerto, con Jomei y Ale con sus maletas en sus manos, mochilas y bolsos. Y claro, la pequeña can con su correa y su caja vacía en manos de Mark.

–¿Tienen todo? –el líder habla, dejando la casilla de la perrita sobre la banca, sus amigos asienten.

–Es raro verte de padre –Cleo sube sus lentes de sol hasta su cabeza, donde los acomoda– Pero sí, llevo todo.

–Y yo –Jomei alza su palma, sonriendo en grande– ¿Están seguros de que estará bien que nos vayamos antes? –preguntó aún con su malestar en la garganta.

–Jojo –Cleo estaba atando su cabello en una coleta, por lo que tenía el sujetador en su boca, sacándolo para poder continuar– Ellos estarán bien, corazón –suspira, acabando su coleta– Además, es más que obvio que se llevan de súper maravilla como para pasarla bien una noche más juntos, ¿No es así?

Las mejillas de la menor suben de colores y es inevitable para ella el no esconderse en el hombro de Mark, quien tose para llamar la atención de todos– ¿No creen que lo que hagamos MiSuk y yo debería ser privado? Lo digo por ti, Ale.

–Bah –la chica mueve su mano, restándole importancia– Como si no los viéramos comerse la boca cuando están solos, supuestamente –dice.

Y cuando Mark está listo para responder, la voz de la mujer del aeropuerto resuena en todo el espacio. Cleo suspira y asiente cuando su vuelo es anunciado, no tenía todos los ánimos del mundo en ir, pero de ahí a ver a su familia, mucho tiempo.

–Nos vemos en un mes –dice, moviendo su mano en dirección de sus amigos.

Y aunque está lista para abordar, detiene sus pasos para dejar la maleta. Corre en dirección del omega, quien está ya con su cabeza baja y jugando con sus deditos. Cleo llega a él y deja a los tres sorprendidos.

Sus labios se estampan suavemente con los abultados y rosados de Jomei, quien solo pude abrir sus ojos y aguantar un suspiro. Corresponde cuando la mano de Cleo acaricia su mejilla, cerrando sus ojos. Mark suspira rendido, girándose y entregándole los seis yuanes a su amiga, quien los acepta con una sonrisa maliciosa.

–Te dije que dejaría su orgullo solo para besarlo –musita.

–Ajá.

Cleo se separa lento de él, sonriéndole y permitiéndose grabar la imagen de Yungho sonrojado y con sus labios entreabiertos en su memoria, donde lo esconde bajo siete llaves.

–No dejes que nadie te diga cómo vestirte ni qué usar en mi ausencia, ¿Si? –y aunque el chico aún está ido, logra asentir lento.

–Vuelo quince, destino a Japón –se escucha una voz masculina esta vez– Vuelo quince, destino Japón a cinco minutos de salir –repite, y Jomei logra salir de su trance.

–Te quiero –dice Cleo sobre sus labios, besando castamente los de Jomei antes de ella correr en busca de su maleta para seguir el rumbo de la gente, quienes ya están entrando al avión.

Yungho toca sus labios, sonriendo. El dulce y suave tacto de los labios de la chica no hacen más que provocar instantáneas mariposas en su estómago, una alegría inmediata y que su cabeza se nuble, donde solo el pensamiento de poder tenerla para él estaba en su cabeza.

 El dulce y suave tacto de los labios de la chica no hacen más que provocar instantáneas mariposas en su estómago, una alegría inmediata y que su cabeza se nuble, donde solo el pensamiento de poder tenerla para él estaba en su cabeza

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Ambos terminan de entrar al departamento, donde Mark deja suavemente el cuerpo de la menor sobre el suelo, tomando sus tacones para guiarla a la habitación que compartía con la beta. La ve recostarse y subir sus piernas. Mark sabe qué es lo que quiere.

–Has de ser como una bebé –suelta, sacándole los shorts y sonriéndole, deja un beso en sus piernas y las acomoda sobre el colchón– Te visto, te alimento y te cuido, bañarte sería el último paso para que seas mi bebé.

–Pensé que era tu bebé –dice la menor, alzando sus brazos para cuando Mark se acerca a sacarle el top.

Las mejillas del alfa se encienden, provocando de inmediato que la chica ría.

–Lo eres, pero eso no significa que tenga que hacer todo por ti –le da la espalda mientras acomoda las ropas sobre la silla gris en una esquina de la habitación– Y ya vengo, iré a buscarte el pijama.

¡Daddy! –chilla la menor, explotando en risas cuando la cara de su amigo explota en un fuerte rojo.

Mark no sabe cómo es posible que aquella chica, tan diferente a él, logre sacarle sonrisas que jamás pensó volver a regalar. Mucho menos que ella fuera la causante de los rápidos, acelerado y erráticos latidos de su corazón, aquel que hace mucho no latía con tanta intensidad. Y tampoco esperaba que aquella chica de dulce mirada y sincera sonrisa fuera capaz de erizarle la piel, o volverle loco con solo el toque de sus labios. ¡Tampoco imaginó que sea la dueña de sus sueños!

Pero ahí estaba, vistiéndola y besando sus labios mientras subía los mini shorts de la chica.

–Vamos a dormir –musita sobre los labios, a lo que la chica solo logra asentir.

El alfa se separa de su cuerpo, deshaciéndose de su camiseta, dejándola sobre la silla donde había dejado las ropas de su amiga. Acomoda el pantalón de pijama por debajo de sus seis cuadrados, suspirando y gateando sobre el colchón.

Acurruca el cuerpo de la chica en sus brazos, quien de inmediato pasa una de sus suaves y tibias piernas por su cintura, acercándose más a él. Suspira completamente complacida de poder tener a aquel alfa, con aquel aroma y carácter.

Porque era el único que había logrado sacar todos los miedos que inundaron su cabeza esa mañana, el miedo de volver a corea era como si fuera una pesadilla. El miedo de que la suerte la abandone y se lo cruce de buenas a primeras, verlo cara a cara y no tener la fuerza para no llorar frente a él.

Para ella era un tema superado, para su lobo no. Era como si cada vez que el nombre de Jeon Jungkook fuera mencionado, miles de cuchillas se incrustaran en su pecho, el dolor del corazón de su omega y de su propio corazón. Y es que, ¿Cómo se olvida al primer amor? Aquel que te hizo sentir en las nubes, tu primera vez en todo, aquel que logró hacerte ver las estrellas con solo pequeños detalles.

Amó con su puro y dulce corazón a aquel hombre, le entregó todo y le devolvió de la peor manera cada detalle que hizo por él. Fue un golpe muy bajo, aquel que te quita el aire y roba el aliento, como si fuera un golpe en la boca de tu estómago. Lloró por él y lo que selló consigo, pero logró resurgir, con el miedo vivo de volver a caer por él de nuevo.

Pero, ¡Sorpresa! Mark había llegado a su vida, derribando muros y acabando fácil con todos los atajos que puso para quien intentara de nuevo robarle el aliento y el corazón. Porque estaba cayendo por Mark, y esperaba que él no la decepcionara como él lo hizo.

–Mark.

–¿Si?

–No me dejes caer –musita, y espera una respuesta.

El alfa no entiende a qué se refiere, pero cuando siente la primera lágrima impactar contra su piel, sabe que lo que más necesita la chica es un abrazo, apoyo y hacerle saber que todo estaría bien.

–Jamás –besa con cuidado su frente, acariciando sus cabellos en el proceso– Tienes mi corazón en tus manos, eso debería decirte yo a ti –susurra, pero es tarde. La chica ya se ha quedado dormida.

Perdóname | Jeon Jungkook | Libro #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora