21. Las cuatro palabras

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«Tenemos nervios y ojos. Tenemos colas y dientes. Cuando subamos de los infiernos obtendrás lo que mereces»

—Neil Gaiman (Coraline)

...

CUARTA PARTE

LA OSCURIDAD Y LAS ESTRELLAS

...

La puerta de la cabaña se abrió con un rechinido que le dio un tremendo escalofrío a Lincoln. En el instante en que puso un pie dentro se escuchó cómo se quebraba un vidrio; avanzó junto a Lucy todavía extrañado por la vivienda antigua de su abuela hasta que Lucy le mostró un cuadro que descolgó de la pared. Un retrato de Harriet, Lynn y el abuelo Leon. El vidrio del portarretrato se quebró sin ninguna razón cuando abrieron la puerta.

— ¿Estás segura de esto, Lucy?

—Sí, sólo espero que encontremos estas cosas rápido.

A ninguno de los dos le gustaba la forma en que llegaron hasta allá, a base de mentiras, alegando que necesitaban ir a devolver algunas cosas en la granja de Liam a las afueras de Royal Woods. El plan consistía en llegar a la cabaña, buscar pistas y luego marcharse, ni siquiera llevaban comida para después del mediodía. De todos modos los dos desconocían que sus hermanas estaban siendo secuestradas en ese momento, por lo que de antemano le dijeron a su padre que se quedarían en la granja para no conducir en la noche.

— ¿Por qué papá nunca nos contó de esto?

—Porque lo pidió la bisabuela Harriet —Lincoln volteó a verla frunciendo el entrecejo—. Te pido que guardes el secreto, apenas me enteré, y la única razón por la que me dijo es porque ella dejó instrucciones para mí.

—Lucy, vamos, tú hablabas con la bisabuela antes de que todo esto ocurriera, ¿ahora me dirás que ella nunca te dio las instrucciones a ti, sino a papá?

La gótica comenzó a reírse con bastante intensidad -para sus estándares, claro- por la suposición de su hermano.

—Yo estaba más pequeña, apenas me adentraba a este mundo. Si lo dices por lo de la pulsera que Lori vendió, no es porque la bisabuela me lo haya dicho en una sesión de espiritismo, sino porque yo la vi hacerlo. Sólo quise molestarla porque eso no se hace con las posesiones valiosas de una familia. Y menos de la bisabuela Harriet, yo la admiro mucho.

Lincoln sonrió ciertamente agraciado por la broma de su hermana, porque no es como que lo hiciera muy seguido, y realmente le gustaba su sentido del humor. Exploraron la casa durante un rato, para que Lincoln se familiarizara con el entorno, y tal como Lucy lo supuso, no tardó mucho en sentirse incómodo. No era para menos, la sensación en esa cabaña realmente ponía nervioso a cualquiera.

— ¿Qué hacemos primero? —preguntó el muchacho.

—Quizá buscar en los libros, es lo que más me interesa.

Rápidamente se dirigieron al librero y comenzaron a hojearlos uno por uno, de la mochila que llevaban sacaron la linterna que le pidieron prestada a Lily. Al principio no encontraron la gran cosa, hasta dar con otro viejo libro de cocina donde notaron las manchas de tinta invisible. Lucy le pidió a Lincoln que cerrara las cortinas para tener menos luz y entonces pudieron leer lo que ponía en la nota.

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