Chunk yacía dormido en el sofá de la sala, Tabby y Billy dormían en la cama de Luna, mientras que Sam y Luna estaban recostadas en la cama de la rubia. El mareo iba y venía, pero la borrachera ya estaba dando tregua a la chica Loud, dejando una batalla reñida sin cansancio o vómito. Solo con muchas ganas de dormir.
— ¿Ya estás dormida? —preguntó Luna.
—No —susurró la otra— ¿Me acompañas a casa de mis padres?
—Te acompañaré a donde sea, mientras vayamos en la tarde.
La rubia se empezó a reír de forma torpe, aunque juguetona y coqueta.
— ¿Todavía te duelen los rasguños?
— ¿Cuáles rasguños? Ah, no te preocupes.
Sam levantó los brazos de Luna para mirar las marcas en sus brazos, recordando de forma fugaz lo vivido apenas horas atrás. A pesar de todo, Luna no renegaba o se quejaba; de cierto modo, le gustaba su faceta. Era positiva, optimista, pero no apartaba la mente de las cosas importantes a pesar de ser muy impulsiva.
—Siempre defiendes a los que quieres, ¿no? Ojalá le hubieras roto la nariz a mi papá cuando te golpeó esa noche.
—Ya deja de lamentarte por eso —Luna no pudo evitar reírse—. Sucedió hace mucho, además, debía quedar bien con "mi suegro", ¿no es verdad?
—Pero ya no lo es.
—No me molestaría que lo fuera.
Hubo un largo silencio en el que ninguna reparó siquiera en el hecho de estar acostadas en la misma cama. Ya fuera por lo entorpecidos de sus sentidos por la borrachera y el desvelo, o porque la confesión quedó implícita con esas palabras.
— ¿Lo dices en serio? —se atrevió a indagar Sam.
—No es la forma de decirlo —siguió diciendo Luna—. Somos adultas, Sam.
Todo parecía sacado de un sueño, incluso la bruma tan característica que ambientaba toda la ilusión, que no te permitía ver más allá de tu nariz. En ese breve momento, antes de quedarse dormida, se volteó para besar la mejilla de Luna.
—Por mí está bien —dijo mientras sonreía, cayendo dormida.
Luna volteó la cara hacia donde estaba Sam, cerrando los ojos sin poder creer lo que dijo. Sonrió, sin embargo, por las cosas que el alcohol le dio valor para decir. Aun en su estado no sabía si las cosas irían bien, pero sería lindo retomar lo que dejaron hace tiempo ya.
...
El fulgor de la estrella en el cielo le despertó, sus extremidades estaban adormecidas, y sus labios resecos casi sangran al despegarse para gritar. Sin embargo, el grito murió antes de salir de su garganta, sus brazos y piernas respondieron luego de escuchar el sonido de la tierra removiéndose no muy lejos de ella; Lucy se tomó un momento para espabilarse, sabiendo que estaba soñando otra vez.
Ahora se encontraba en el porche de una casa, no muy nueva, pero adornada con macetas donde había flores un poco marchitas, tanto que ni siquiera provocaba tocarlas u olerlas, más bien daban un aire deprimente y escabroso al sitio. En la pared al lado suyo había colgados tres cisnes de porcelana, todos con flores marchitas también. Dirigiendo la mirada hacia donde no quiso ver en un principio estaba una mujer pelirroja, hincada, sacando tierra de varios surcos. Al lado suyo había una carretilla cargada con plantas, macetas y abono.
El cielo resultaba una contradicción en sí mismo, pues estaba nublado, pero las nubes estaban de color anaranjado. Un color tan vivo y a la vez opaco, al que encontraba parecido con agua y aceite mezclados. Todo esto acompañado de la estrella fría que vio semanas antes, la cual irradiaba manchas blancas y resplandecientes que a su vez parecían manar oscuridad. Bajando la vista, pudo notar que el césped era marrón y seco, que las plantas eran verdes y parecían estar cubiertas de polvo blanco, como cenizas.
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Sueños
FanfictionLucy comienza a tener extrañas pesadillas que no la dejan tranquila. Buscando una solución con ayuda de sus hermanos, descubirá que sus pesadillas tienen una razón de ser que involucra el pasado de su familia y a la empresa "Cons4You". La protección...