36 | Conociendo a la nueva.

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Termine de contestarle el mensaje a mi mamá de que habíamos llegado bien, papá metía mi maleta y la de Kai a la casa mientras nosotros lo seguíamos por detrás.

— ¡Muero de hambre! — vociferó Malakai dejándose caer al famoso sofá cama naranja con rallas amarillas de mi papá.

— Yo igual — me le sume a mi hermano.

— Puedo ordenar algo o preparar espagueti — comentó mi papá dejando a Maya en el suelo para que corriera donde quisiera.

Compartimos miradas entre él menor y yo. Era lo único que papá sabía cocinar, así que si comíamos lo mismo durante los primeros tres días el tiempo restante aquí podíamos pedir comida rápida sin que él se ofendiera.

— Espagueti — dijimos al unísono Kai y yo.

Barrí con la mirada el lugar: ropa sucia regada por el suelo, envoltorios de comida rápida, fotos de nosotros de bebés colgadas en las paredes, una vieja televisión transmitiendo una película de rápidos y furiosos, entre otras cosas más. Era cierto que mi padre descuidaba su casa y se centraba más en su trabajo, pero a pesar de eso no dejaba de ser acogedora.

Me gustaba estar aquí y alejarme un poco de todo lo que ser un influencer conllevaba. A excepción del frío, odiaba cuando mi nariz se ponía roja, mis dientes titiritaban, mis manos se congelaban y no dejaba de temblar de lo helado que se ponía a mi al rededor, para mi mala suerte estábamos en las épocas de invierno.

Me levante dispuesta a ayudar a mi papá en la cocina, me abrace a mi misma tratando de alejar el frío caminando lento con Maya siguiéndome el paso.

— Tú mamá me dijo que ya no vives con ella — comentó él prendiendo la estufa ya con la olla llena de agua a la mitad.

— Ahora vivo con otros amigos de tik tok — conteste abriendo uno de los cajones en busca del paquete de espagueti.

— He visto algunos videos tuyos ahí, esa casa vale más que todo el sueldo que he ganado en mi vida
entera — dramatizó haciéndome soltar un par de risitas y baje mi mirada observando a Maya jugar con unos bloques de juguete, ni idea de donde los saco.

— La rentamos entre todos — explique y le pase el paquete en cuanto lo encontré en el segundo cajón.

— ¿Todos incluye a ese chico? — cuestionó subiendo una ceja.

— ¿Que chico?

— Uno que tiene más tatuajes que piel — hizo un ademán vertiendo el espagueti una vez que el agua ya estaba hirviendo.

— Jaden — nombré sonriendo inconscientemente —. No, él vive con otras personas.

— ¿Están saliendo?

— Estamos quedando, aún no me lo ha pedido — hablé colocando ambas manos sobre la isla de la cocina, di un impulso y me senté en ella.

— Pídeselo tú — opinó encogiéndose de hombros.

— ¡¿Que?! ¡Claro que no! — enchine mis ojos exaltada.

— ¿Por que no?

Abrí mi boca con la idea de hablar pero la cerré de pronto mordiendo el interior de mi mejilla lo que lo hizo negar mientras reía.

Se que podía pedírselo a Jaden yo misma, pero la idea de que me rechazara con la excusa de que estábamos yendo muy rápido seguía en mi mente. Él dijo que no había sentido algo realmente fuerte por Mads, ¿que tal si era lo mismo conmigo?

Sin embargo hablar sobre mis novios o casi algo eran temas que prefería evitar con mi papá.

Antes de poder decir algo más el timbre soltó. Bufé cuando mi papá me hizo señas de que fuera a abrir y a pasos perezosos le hice caso.

BROKEN HEARTS CLUB  ੈ ༄ jaden hossler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora