Rurik junto con su tripulación fueron invitados a quedarse a ver la ceremonia de sacrificio y a disfrutar de las fiestas y banquetes que se celebrarían en los siguientes días; él, escondiendo sus intenciones acepto aun cuando a sus compañeros les parecía reprobable aquella ceremonia.
—¿Por qué aceptaste que fuéramos testigos de semejante barbaridad? —Preguntó Acke, compañero de aventuras desde la infancia de Rurik. —¡Van a quemar a una mujer viva delante de nuestros ojos!
—Hemos visto cosas peores. —Respondió despreocupado.
—Tú no me engañas, dime que estás pensando o te sacare las ideas a golpes.
—Bien. Voy a asesinar a todos durante su ceremonia y me bañare en su sangre para convertirme en un monstruo navegante. —Mintió sonriente por tomarle el pelo a su amigo.
—Yo me bañare en tu sangre y me hare un cinto con tus tripas si no me dices la verdad.
Rurik rio al escuchar típica la amenaza de su amigo sobre sus tripas.
—La mujer que sacrificaran, Iyali... —Comenzó Rurik acercándose a su amigo y hablándole en un tono más íntimo.
—¿Si?
—Me la voy a llevar. —Confesó
—¿Te robaras a su sacerdotisa? —Preguntó Acke incrédulo.
—Sí. —Confirmo Rurik.
—¿Te robaras su sacrificio?
—Sí. —Repitió.
—¿Te robaras a su sacerdotisa de sacrificio?
—¿Estas sordo?
—Que los dioses te ayuden porque yo no lo haré.
—Claro que lo harás. —Dijo confiado.
—¡No! Esa mujer es la prueba de que sus dioses son tan reales como los nuestros... ¿y si sus dioses enfurecen y el mar nos traga de regreso a casa? Amigo, yo quiero volver a ver a mi mujer y a mis hijos.
—Y los veras, yo te lo he prometido cada una de las veces que hemos salidos de la Tierra de los Hielos Perpetuos y lo he cumplido.
—Sí, pero jamás te habías robado algo sagrado.
—Ella no es "algo", es alguien, como tú y yo, y no merece que la quemen viva.
—¿Y qué harás con ella cuando te la lleves? ¿La dejaras en el camino en alguna otra comunidad?
—La llevare conmigo a casa.
Una noche antes del sacrificio, Rurik se encontraba descansado tendido en la arena de la playa donde se encontraba su campamento y su barco, estaba observando las estrellas y escuchaba el crepitar del fuego que ardía a su lado mientras repasaba su plan.
Iyali le había explicado a detalle cómo serían los acontecimientos del día del sacrificio, donde se encontraría y con quien, donde estaba la entrada y la salida, todas las opciones habían sido ya consideradas y nada podía fallar, ella se lo prometió y por alguna razón, quizá la seguridad en su voz o el brillo en sus ojos, él le creía.
Acke hablaba muy poco con Rurik desde que le contó sobre su plan de robarse a la sacerdotisa, seguía considerándolo algo demasiado peligroso, el capricho más peligroso que su amigo había tenido jamás.
—¿Lo harás? —Preguntó Acke cuando se acercó lo suficiente a Rurik y se sentó a su lado.
—Sí, lo hare mañana.
—¿Cómo lo harás?
—Iré a la ceremonia acompañado por otros tres, diré que los demás están arreglando algo en el barco y lo siguiente será básicamente entrar y salir.
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En los tiempos de los Dioses
VampireIyali se había retirado a dormir, la paz duro tan solo una década, durante la cual los niños crecieron, los vampiros descansaron y los humanos aprendieron de nuevo a vivir por su cuenta. Entonces las alarmas sonaron, las cámaras enfocaron al hombre...