CAPITULO SIETE. TODOS JUNTOS.

14 5 0
                                    

Geenebra y Eydis saludaron a los recién llegados y los invitaron a entrar.

—¿Quién dirige Santuario? —Preguntó Geenebra a Deepery mientras en el ascensor bajaba al piso donde se reunirían con Adrien.

—Dejé a tres mujeres de mi entera confianza a cargo, no hay nada de qué preocuparse.

—¿Las revueltas pudieron controladas?

—Sí, las personas han pasado por mucho, es normal que pueda haber descontrol de vez en cuando... aunque admito que la última vez fue algo salvaje.

La puerta del ascensor se abrió y ahí estaba Adrien esperándolos.

—¿Ese niño que hace en mi casa? —Interrogó con evidente desprecio al ver al niño que acompañaba a Deepery, el cual al escuchar al vampiro se escondió tras las piernas de la joven frunciendo el ceño.

—Se mas especifico, aquí todos somos niños en comparación tuya. —Dijo Stellan saliendo del ascensor de la mano de Deepery que a su vez sostenía la mano del niño.

Eydis sonrió y al pasar al lado de su padre lo tomó de la mano para tratar de calmarlo.

—Al menos díganme porque han traído a un niño, esta no es una visita de placer, la Madre de Todos ha sido secuestrada.

Stellan tomó asiento en un sillón y se puso cómodo; Geenebra al verlo sonrió al recordar que de esa misma forma solía estar siempre en su oficina cuando era dirigente, era como si con su seguridad llenara una habitación completa.

—Nos llamaron para que viniéramos, Deepery viene conmigo y el niño con ella. Esa es la explicación corta.

—Bien. ¿Ahora alguien puede darme la explicación larga? —Pidió Adrien fastidiado.

—Hace un tiempo tuvimos una serie de revueltas en Santuario. —Empezó a relatar Deepery. —Algunas personas no estaban felices con las reparticiones de comida o con sus trabajos o con lo que sea que se les ocurría, entonces pensaron que era una buena idea ir y tomar lo que les apetecía de donde quisieran. Trataron de asaltar los bancos de comida, hubo vandalismo e incluso incendios, muchas pérdidas materiales; al final todo fue controlado y regresamos al orden, pero algunas personas perdieron la vida, uno de ellos fue el padre de este pequeño que ahora vive conmigo.

Adrien no pudo evitar sentirse un poco identificado con el niño.

—¿Y su madre? —Quiso saber el vampiro.

—Ella murió debido a una infección un par de semanas después del parto, su padre era la única familia que tenía.

Adrien suspiro tratando de mantenerse insensible ante lo que escuchaba.

—Eso pasa cuando las civilizaciones están por su propia cuenta y no tienen quien los proteja. —Dijo tratando de regresar a su tono altivo habitual pero fracasando en ello, ya que no podía dejar de ver al niño que a su vez lo veía desde detrás de las piernas de Deepery. —Dime niño, ¿Cómo te llamas?

—Él no habla, bueno, hablaba pero dejo de hacerlo desde el fallecimiento de su padre, ahora solo se comunica tirando de mi ropa, señalando, con gemidos o llorando.

—Me llamo Mars. —Dijo el pequeño viendo a los ojos a Adrien, para después salir de su escondite detrás de Deepery y dar unos pasos hacia el vampiro ante los ojos incrédulos de sus acompañantes. —¿Tu cómo te llamas?

—Adrien. —Respondió con dignidad y viendo como el niño daba un paso más hacia él.

—¿Eres un vampiro como Stellan? —Preguntó observando con atención a Adrien.

En los tiempos de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora