"Ahora se mantendrá en la memoria del hijo (...)
Aún en la oscuridad él sigue gritando tu nombre.
Los nocturnos muertos vivientes con sus locas hechicerías."
September sun. Type O Negative.Faltaban al menos veinte días para llegar a Groenlandia y Fenri no conseguía un solo segundo de paz, no había momento en el que no sintiera los estremecedores movimientos en las ramas del destino, sin importar cuanto se concentrara, meditara y las recorriera a detalle no podía encontrar que era eso que las sacudía sin descanso y lo peor era que toda esa agitación (¿o alteración?) mermaba su capacidad para ver con claridad a sus hermanos, sin contar que por alguna razón seguía sin poder ver a Geenebra.
Mientras tanto y después de que Iyali despertara de su sueño, ella y Lonan se encerraron en su habitación a solas, dejando a todos fuera de lo que sea que estuvieran tramando. Geenebra trataba de hablar al respecto con Deeline intentando obtener respuestas pero ella solo negaba con la cabeza y le aconsejaba esperar; Nore por su parte hacia lo mismo que su madre obteniendo una respuesta muy parecida o una tan diferente como recurrente.
—Deberías hacer las paces con Geen, ella te ama, es tu madre, la única que tienes. —Aconsejaba para evadir el tema del futuro.
—Es una egoísta, pídeme cualquier cosa menos eso.
—Te arrepentirás si no arreglas tus cosas con ella ahora.
—¿Lo dices porque lo puedes ver? ¿Qué más puedes ver?
Llegando esa pregunta a la conversación Deeline simplemente le daba la espalda y negaba con la cabeza, para después encerrarse a solas en su habitación donde entraba en aquel perturbador trance en el que su cuerpo fluctuaba entre todas las edades a las que el cuerpo humano puede someterse para lograr una comunión con las ramas del destino, reunirse con sus antepasados y consultar todas sus dudas con su padre Acke.
Jacks por su parte prefería pasar las horas al lado de Lynae, sin soltar su mano ni un solo instante.
—¿No iras a hacer vigilancia del perímetro con Nore? —Preguntó Lynae sabiendo cuanto le aburría a Jacks aquella absurda actividad de solo ver al horizonte lleno de nieve sin fin.
—No, lo que suceda será porque así debía de ser, y mientras tanto no desperdiciare más mi tiempo, fueron muchos los años lejos de ti como para seguir separados cuando estamos tan cerca.
—Eres un romántico sin remedio. —Dijo entre sonrisas provocadas por los besos que su amante le repartía mientras la aprisionaba en sus brazos.
—Chère, ¿crees que para conseguir la paz tengamos que morir? —Cuestionó dejando de besar a su amada y cambiando a un semblante más melancólico.
—Es muy probable. ¿Le temes a la muerte?
—Le temo más a seguir vivo y estar sin ti de nuevo, temo por los jóvenes amantes, Deeline y Nore, ellos apenas han saboreado las mieles del amor, temo por el dolor que te ocasionaría perder a Iyali porque sé que ella es la otra mitad de tu corazón, pero a la muerte... no, a esa no le temo.
—Entonces intentaremos seguir con vida los dos y si no podemos, entonces moriremos juntos.
—Me parece un estupendo plan Chère.
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En los tiempos de los Dioses
VampirosIyali se había retirado a dormir, la paz duro tan solo una década, durante la cual los niños crecieron, los vampiros descansaron y los humanos aprendieron de nuevo a vivir por su cuenta. Entonces las alarmas sonaron, las cámaras enfocaron al hombre...