Introduccion

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El sol entraba milagrosamente por la ventana en aquella mañana de primavera, lo miro directo, como si esperara algo pero sin recibir nada.

¿Una señal? ¿Un mensaje? ¿Un indicio?

Ese fue el momento en que me di cuenta que todo iba a cambiar. Esa mañana en la que me desperté y al mirarme al espejo sabia que era el momento del cual estaba tan aterrado, el momento del que había querido escapar tantas veces.

Era 13 de octubre y cumpliría ya mis 21 años, eran las 8 de la mañana y la claridad apenas se hacia visible. Mi corazón latía con fuerza mientras esperaba que mi padre atravesara esa puerta para llevarme, para que cumpliera con mi trabajo mientras que el, mi madre y mi hermano se regocijaran en la protección que conllevaba mi esclavitud.

Comencé a cambiarme frente al espejo mientras que constantemente miraba la puerta esperando, acomode mi cabello con mi desparejo color.

_Vamos Jimin -mi padre entra por la puerta y se queda ahí parado, mientras que yo simplemente asentía y caminaba hacia mi propio infierno.

Bajo las escaleras hacia la sala y ahí se encontraba mi madre sentada junto a mi hermano, mi madre no me miraba mientras que mi hermano sonría con ironía como siempre. Fui directo hacia la puerta sin siquiera mirarlos para abrirla y ver a dos hombres con traje fuera de una gran limusina, suspiro para luego voltear a ver a mi hermano.

_ Feliz cumpleaños -le digo para volver a ver hacia afuera.

_ Gracias -responde mirándome- igualmente.

Sonrió mientras me muerdo el labio al salir de mi casa y subir a la limusina, nadie se despidió ni dijo nada. Eso era realmente lo que yo les importaba, pero no me sorprendía entre mi hermano y yo siempre lo eligieron, eligen y erigirán a el.

¡Solo Un Ciervo! -KookMin +18-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora