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Estaba recostado en la cama mirando a el techo, mi cabeza me dolía al igual que mi cintura y trasero. Había dos hombres en la habitación, el canoso y un hombre con una bata que parecía un doctor. El hombre de la bata al verme despertar se acerca a mi y se cento al lado mío, veo mi brazo vendado y luego lo veo a el.

_Veame -dijo el hombre de la bata

Yo dirijo mi mirada hacia a el y el me habre el ojo celeste para alumbrarlo con una linterna y luego pasar a el marrón, no estaba seguro de lo que estaba pasando. Ni de quien era ese hombre que examinaba mi ojo.

_Parece que esta todo en orden -dijo el doctor levándose de la cama- le recomiendo que haga reposo y ninguna fuerza bruta, que se tome esto cada 5 horas y este cada 3. Dice dando dos cajas que contenían pastillas en su interior. Estará un poco dopado ya que este - el de la bata vuelve a alzar una de las cajas- es un tipo de calmante

El hombre canoso asiente y tras darle la mano se retira de la habitación junto a el canoso.

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Los días pasaron y cada cierto horario aparecía el canoso para darme las pastillas a horario ¿Por que lo hacia el en ves de mandar a cualquier otra persona de las millones que había en la mansión? La droga era bastante fuerte haciendo que por intervalos al tomarla perdiera el conocimiento, desde despertar junto al canoso hasta cambiado solo en otra habitación.

No me quejaba ni nada, quería cooperar mintiéndome a mi mismo de que si esperaba el pelinegro me salvaría diciendo que siendo parte de su pandilla debía llevarme. Esperaba pero al no recordar ciertas cosas no sabia que era real o no.

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Si mis cálculos no fallaban había pasado una semana desde la ultima vez que lo a visto, una semana sin salir de la casa y una semana acostado con recuerdos distorsionados de lo que pasaba durante su medicamento. Me aferraba a mis pensamientos de fe y no de desesperación, lo vi en sus ojos y confiaba en el iba a sacarme de aquí. Aunque tampoco me sorprendería si me estuviera volviendo loco estando encerrado entre estas cuatro paredes.

Me sorprendí al ver al hombre de la bata entrar a mi habitación con el hombre canoso nuevamente.

_Vamos a inspeccionarlo -Dijo el que yo pensaba que era doctor tomando una aguja e inyectándola en mi antebrazo.

La imagen se había vuelto oscura dé repente, no sabia donde estaba, miraba de un lado a otro y tras parpadear había aparecido en la mansión. La puerta estaba cerrada con llave y al apoyar la oreja se sentían gritos, pateo la puerta y se abre dé repente. una habitación llena de hombres con traje viendo como en el escritorio era alguien abusado. Nadie hacia nada, así que corrí pero me desplome al ver que era yo

Grite y me agarre la cabeza para luego despertar en la cama aturdido el canoso y el de la bata estaban hablando nuevamente en la puerta de la habitación y yo estando aturdido solo los miraba, el canoso al verme le da la mano al doctor que sale por la puerta y el canoso sonríe con malicia y besa mis labios. No sabia si era real un sueño y el canoso tras lamer mi labio inferior salió de la habitación.

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Un fuerte portazo me despierta y veo que el pelinegro entra y pasa directo al armario, inspecciona todo sin decir nada y tras tirar unas prendas en la cama se fue de la habitación. Yo miro la ropa extrañado y levantándome de la cama me dirijo hacia ahí, las piernas me temblaban, pero como podía me cambie y salí de la habitación.

El pelinegro estaba desayunando con el canoso y sin decir nada me uno, tenia miedo al canoso, no podía sentirme seguro estando cerca de el. Me senté y me servir un baso de jugo, la mano me temblaba así que un camarero tubo que hacerlo por mi, agradezco con la cabeza y lo tomo.

_Voy a llevármelo -dice el pelinegro sin mirar al canoso- tenemos un asunto en la pandilla y creo que me puede ser de ayuda.

El canoso asiente y no objeta nada

_Te lo devolveré mañana en la noche -sigue el pelinegro

_Ni un rasguño Jeon, que nadie lo toque, me pertenece.

Me siento incomodo al escuchar eso, me veía como un objeto sexual, no como una persona. No sabia donde terminaría esta tortura, así que el pelinegro acantio y se levanto de el lugar. Yo me levante tan rápido como pude y antes de cruzar la puerta detrás de el pelinegro el canoso nos reclama.

_Dame un beso -dice mirándome ahogándose en su propio poder- amenos que quieras que te lo de yo.

Mire al pelinegro para luego mirar al canoso, tenia esperanzas de que se lo digiera a el pero sabia que no era así, temeroso me acerco con el, extiendo mi mano y tras pasarla por su áspera barba beso con miedo sus labios. El tacto fue mínimo y tierno de mi parte, para luego separarme y darme vuelta yéndome detrás del pelinegro.

Salimos por la puerta principal y caminamos por el parking hacia el costoso auto azul del pelinegro, me subí lento y con cuidado. El pelinegro empezó a conducir y al pasar los confines de ese enorme lugar rompo a llorar.

Tapo mi rostro con ambas manos y me inclino hacia delante apoyándome sobre mis piernas, soltaba todo en ese momento, mis ojos ardían y mi garganta dolía desgarrada por cada sollozo que salía de mi boca intentando liberar el dolor de mi corazón.

Parecía no latir, como si estuviera estancado y me torturara sin dejarme escapar. Mi corazón estaba enjaulado en mi pecho y la llave de esa jaula no la tenia nadie. El Canoso me había destruido, había encadenado y encerrado mi corazón para luego tirar la llave a un pozo del cual nunca podría salir.

Las veces en el día en que desearía estar muerto eran incontables, su mente tenia bajones en los que tan solo quería estar solo y llorar hasta quedarse sin lagrimas que dar.

Conducía junto a la playa y yo la veía con anhelo, pero en cuestión de segundos aquel paisaje se volvió ciudad nuevamente, el pelinegro estaba callado y no decía nada, me gustaba pensar en que no sabia que decir. yo en su lugar hubiera estado igual que el. Llegamos a aquel edificio y tras estacionar el auto ambos bajamos.

Entramos y nuevamente a subir las escaleras, no sabia exactamente cuando fue la ultima ve que las subió pero tenia que descansar porque sentía no poder llegar al ultimo piso de un solo tirón. Al llegar entro y el pálido estaba ahí, me miro de arriba a bajo y sonrió tras darme la mano.

_Tienes cara de muerto -dice el pálido ahora dándole la mano al pelinegro el cual la apretaba con fuerza tras el comentario que había echo.

_Ojala estarlo -comento intentando hacer la gracia, pero tras ese comentario era solo yo el que se reía

Sin mas el pelinegro se tiro a la cama como de costumbre y el pálido se sentó sobre la mesa y yo me senté en una silla en el medio de la habitación, no sabia porque el pálido estaba ahí pero había de ser algo importante.

_Bien ya que estas aquí te lo explico así por arriba -dice el pálido mirándome seriamente- sabes que queremos la ayuda de los Kim, aun no te voy a decir por que. Así que esta noche vamos a hacer un operativos con uno de ellos, vamos a ir a algún lugar, distraer a la gente y robar algo.

Me quedo sorprendido por las palabras que decía el pálido, distraer, entrar y robar. Repeti en mi mente buscando alguna ida de en que podía ayudar siendo tan inútil.

_¿Y cual es plan? -pregunto con curiosidad

_No lo hay -responde el pelinegro sin mirarnos- el plan es algo que se da en el momento. Aun no nos confirman si es el mayor de los Kim el que nos acompañara, tu no te preocupes y déjamelo a mi. Todo nos va salir de acuerdo al plan que no tenemos.

Asiento y me quedo ahí en silencio, no iba a cuestionar el plan. Ya estaba completamente decidió era jugársela todo o morir en el intento y no teniendo nada a que aferrarme no me importaba en jugármela. El pálido al terminar sale de la habitación, el pelinegro se voltea mirando a la pared y yo me volteo a ver por la ventana las hermosas vistas de el mar. Los pájaros volando y las personas caminando tomados de la mano, en cierto modo me generaba ternura, pero yo no podía ser como ellos. Yo no tenia opciones. Yo tenia que pelear y vivir para almenos parecerme a ellos.

¡Solo Un Ciervo! -KookMin +18-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora