¡Solo Un Ciervo! -KookMin +18-

*12*

Un grito de dolor sale de mi garganta inconscientemente levantándome despertando de mi sueño ¿Qué pasaba? ¿Por qué seguía despertando de esa forma? Llorando o gritando, hacía ya un tiempo que al despertar amanecía así ¿Me estaba volviendo loco? Me preguntaba agarrándome la cabeza intentando calmar mi respiración. Cuanto tiempo había pasado, la noción del tiempo era algo con lo que no contaba, la cuenta se había ido al carajo para mí. Al principio me preocupaba, pero mi mente dejo de intentarla con el pasar de los días ¿Pero cuantos exactamente? No lo entendía.

Con pereza me levante de mi cama, desganado y con ganas de volver a dormir, pero el miedo de volver a despertar gritando o llorando prefería aguantar el sueño y dirigirme al baño, me lavo mi cara, unas bolsas oscuras bajo mis ojos me hacen detenerme un segundo a ver mi reflejo ¿Quién era ese muchacho parado ahí? Ojeras, el cabello largo y despeinado, mirada perdida y sin ganas de nada ¿Ese era yo? Una risa salió de mi boca inconscientemente y no entendía el porqué.

Al salir del baño sin intenciones de arreglarme mucho salí de la habitación dirigiéndome a desayunar con el canoso que durante las mañanas me esperaba ahí. Con odio en la mirada pienso en la idea de estar con él, no quería ir, pero no tenía opción. Como había mostrado antes el canoso se molestaba si no lo acompañaba en el desayuno almuerzo y cena. Me abrazo a mi mismo mientras recordaba la ves que entro a la fuerza a mi habitación por saltarme el almuerzo, golpes por su parte para luego dejarme tirado nuevamente ahí nuevamente.

¿Acaso esa persona no siente ni la más mínima sensación de tristeza, pena o como mínimo clemencia? Me pregunte golpeando la puerta para luego abrirla y ver al canoso como todas las mañanas sentado en la punta de la mesa con un café y el periódico en ambas manos. Me acerco lentamente y me siento cerca del canoso como el pedía, miro mi plato lleno y con un nudo en la garganta tomo una porción de una factura y tras morderla trago a la fuerza.

El mayor tras darle un trago al café como si no pasara nada entre los dos, pregunta;

_ ¿Todo bien?

Yo asiento haciendo un leve sonido con mi garganta fingiendo que no puedo responder por tener algo a la boca, el canoso seguía con su vista clavada en el periódico sacando una hoja de esta dejándola a su izquierda. Lo miro intrigada ¿Que estará pasando por su mente? Me preguntaba dándole un trago al café con leche que tenía frente a mí, estaba simplemente delicioso.

_ ¿Qué tal jeon? ¿Te cae bien? ¿se divierten?

El mayor vuelve a romper el hielo y esta vez tenía que contestar con algo para no hacerlo enojar, no podía fingir tener algo en la boca nuevamente así que suspirando levemente lleno mi pecho de aire y respondo con desgana.

_Si, supongo. No lo he visto hace bastante.... digo no se hace cuanto que no ha vuelto a venir.

El mayor cuestiona mi respuesta sincera con un arqueo de ceja.

_ ¿Acaso te gusta? -dice el mayor pasándome el periódico que tenía apartado a su izquierda.

Lo tomo con miedo y tras abrirlo me quedó boquiabierto al ver la imagen que encabezaba la página, mi corazón comienza a latir con fuerza mientras mis manos comenzaban a sudar. Una foto de aquella noche, el pelinegro con sus manos en mi cintura y yo apoyando mi espalda en su pecho con una sonrisa que ahora desconozco. Que intentaba decir el canoso ¿Estaba molesto?

_ ¿Acaso te has enamorado de mi muchacho? -grita golpeando el periódico contra la mesa tirando su café manchando todo con ese caliente líquido.

Yo me sobresalto mientras negaba con mi cabeza rápidamente. El canoso se levantó de su lugar y yendo hasta el mío me toma del mentón y me obliga a mirarle a los ojos.