¡Solo Un Ciervo! -KookMin +18-

*3*

Me despierto confundido sentándome en la cama destendida, gran parte de la manta estaba en el piso. Una noche larga, no había dormido bien. Me estiro con un enorme bostezo para luego mirar a la puerta que estaba abierta con el llamado ¨Boss¨ en medio. Lo miro y despacio tomo la manta para taparme las piernas y luego tomar un extremo para cubrirme hasta el cuello.

El solo miraba, su ojos entrecerrados y el mentón en alto como si estuviera extasiado con tan solo quedarse ahí ¿Hace cuanto estaba parado ahí? Y ¿Habrá pasado? La idea de que el hombre canoso con reluciente traje rojo estuviera paseándose por la habitación mientras dormía me aterraba, era una idea un tanto escalofriante el pensarlo.

_El desayuno esta listo -dijo con una voz gruesa que retumbo en toda la habitación- dúchate, cámbiate con cualquier cosa de aquel armario.

Mire hacia las puertas que el apuntaba y con algo de temor asentí para que continuara.

_Y date prisa, te estaré esperando ahí

Yo volví a sentir, sus ojos no se separaban de mi y tras pasar unos segundos salió de la habitación cerrando la puerta. Un suspiro de alivio, sentía como mi cuerpo se relajaba no podía seguir así. Me levante y sin apuro alguno comencé a caminar hacia el baño que había en el gran dormitorio, al ver una bata me adentro y cierro la puerta con seguro.

Comencé a desvestirme lentamente hasta quedar en ropa interior. un enorme espejo colgando de unos azulejos turquesa realmente bonitos. Doy unos pasos hasta la enorme ducha e ahí abro el agua fría y la caliente a la ves, conseguí rápidamente aquel equilibrio perfecto de temperatura y me quede ahí unos minutos.

Tome el pote que decía champú en el para limpiar mi cabello, una pequeña cantidad estaba bien porque mi cabello era demasiado fino para productos fuertes. Comencé a frotar mi cuerpo con la espuma que de mi cabeza para luego enjuagarme todo, tome el jabón liquido y tras lavar mi cuerpo me salí de la ducha.

Al verme en el espejo con mi piel manchada gracias a la gotas de agua me reincorporo y me enderezo, intento sonreír pero aunque mi sonrisa blanca se apoderara de mi rostro en el reflejo se podía ver el asco que emanaba mi mirada. suspiro y tomo la bata que colgaba en la puerta, cubro mi cuerpo desnudo y aun con mi piel húmeda salgo del baño para dirigirme a aquel armario.

Abro y me quedo paralizado, la cantidad de ropa que se contenían detrás de esas dos puertas era colosal, parecía otra habitación totalmente distinta. Me adentro en ella con nervios y comienzo a buscar, era todo muy formal y costoso. Tomo un jean negro un poco suelto, una remera totalmente blanca y una campera azul oscura. Me cambio y tras peinar mi desigual cabello salgo de la habitación.

Al salir había un trajeado esperándome

_Por aquí, sígame -dice el trajeado y yo lo sigo

Caminamos por un pasillo y bajamos por las escaleras hasta el vestíbulo y de ahí atravesamos una enorme puerta donde estaba el canoso con su traje rojo sentado en una larga mesa repleta de comida con un periódico en las manos, entro caminando lentamente solo ya que el trajeado que me acompañaba se quedo del otro lado de la puerta. El hombre sentado me miraba de pies a cabeza con deseo mientras que yo inocentemente me sentaba junto a el para no hacerlo enojar.

Si el pelinegro tenia un plan seria mejor que yo contribuyera al menos teniendo distraído a el hombre.

_Acompáñame, por favor - dice el mientras que el mayordomo me dejaba un plato y cubiertos en frente y el hombre junto a mi me hacia una seña de que comiera lo que quisiera.

Estaba nervioso y sin decir nada coloco dos piezas de tocinos junto a dos huevos fritos y me lleno un baso con jugo de naranja. No sabia si era el desayuno, el almuerzo o cena. Desconocía la hora ya que no tenia celular o reloj y antes de que pudiera preguntar el canoso se me adelanta